Emilio Matta Saravia
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Uno de los seis significados que da el diccionario de la Lengua Española para la palabra lacayo es el adjetivo servil o rastrero. No existe mejor definición para la conducta de algunos funcionarios de instituciones que deberían ser autónomas pero que, en vez de desempeñar sus funciones como servidores públicos, han optado por ser lacayos, arrastrados y serviles del presidente Alejandro Giammattei.
El caso del presidente del Banco de Guatemala es uno de los más notorios en ese aspecto, ya que en vez de dirigir la institución que tiene a su cargo con criterios técnicos, ha permitido que el mandatario utilice al Banco de Guatemala y a su presidente como voceros de los supuestos “logros” del gobierno en materia económica.
¿De qué forma se utiliza al Banco de Guatemala para servir los intereses del mandatario y del pequeño grupo que lo apoya? Para regular, y sobre todo limitar, la participación del Banguat en el mercado cambiario, existe una Regla de Participación en el mercado cambiario, en la cual se autoriza al Banco Central comprar o vender por medio de subastas no mayores a 8 millones de dólares sin exceder de 5 subastas diarias. Dos de los principios básicos que se buscan son evitar la discrecionalidad en las participaciones del Banco de Guatemala y moderar la volatilidad del tipo de cambio sin afectar su tendencia.
Cuando las remesas de los guatemaltecos comenzaron a ser un factor relevante en la economía nacional, llegando a equipararse con las exportaciones de bienes, la oferta de dólares comenzó a superar a la demanda de dólares, presionando así el tipo de cambio. En 2017, debido a que la regla de participación no funcionaba para frenar la apreciación del quetzal frente al dólar, el Banguat, ya bajo la batuta del actual presidente, Sergio Recinos, se inventó (para complacer al sector de vestuario y textiles de Guatemala) un mecanismo llamado Acumulación de Reservas Monetarias Internacionales, que iba a funcionar de Enero a Mayo de 2018, para adquirir 500 millones de dólares y así se disponía a frenar la apreciación de nuestra moneda respecto al dólar.
El mismo banco publica una estadística, en la cual indica los montos de participación por la regla cambiaria y por el mecanismo de acumulación de reservas monetarias internacionales. En 2018 compraron únicamente 455 millones de dólares, tan solo un 32% de la participación total del Banco de Guatemala. Sin embargo, y ese es el problema que da la discrecionalidad, por concepto del mecanismo de acumulación de reservas internacionales, en 2020 se compraron 734 millones de dólares (30% del total de participación), en 2021 se compraron 1,500 millones de dólares (68% del total de participación) y al 15 de marzo de 2022 llevan comprados 522 millones de dólares (82% del total de participación). Con cada año aumenta la compra discrecional de dólares del Banguat para alterar flagrantemente la tendencia del tipo de cambio, yendo en contra de sus propios principios.
La forma en que se manipula la información (indica el Banguat que se está trabajando para “actualizar” los productos que componen el IPC) para que la inflación aparezca por debajo de la “meta establecida” y el jefe del Ejecutivo pueda jactarse en público del “buen manejo” macroeconómico es otra muestra del servilismo del actual presidente del Banguat. En los últimos doce meses el precio del barril de petróleo ha aumentado 80%, el maíz 40%, el trigo 60% y el arroz 23%. La inflación no puede ser de tan solo 3%, para satisfacer los caprichos del mandatario.
Si el tipo de cambio llegara a Q6.70 por un dólar, se reduciría en aproximadamente Q5 el galón de combustible, Q20 el quintal de maíz y Q17 el quintal de trigo. Todo lo anterior sin necesidad de subsidios. Pero el presidente del Banguat prefiere quedar bien con allegados del mandatario, antes de tomar decisiones por el bien de los guatemaltecos.