Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

En lo que es ya una abierta confrontación con los medios de comunicación locales y con quien tenga la osadía de tener una opinión distinta a la suya (a excepción de quienes son sus adláteres), el presidente Giammattei, supuesto representante de la “unidad nacional”, en cada aparición que tiene en actos públicos o en entrevistas con periodistas extranjeros ad hoc (es decir, que desconocen la realidad nacional), se ha dado a la tarea de descalificar a sus críticos llamándolos “grupúsculos de izquierda” (alimentando la polarización de nuestra ya dividida sociedad) que buscan llegar al poder “rompiendo el orden constitucional”, llama “desinformación” a las críticas que le llueven desde las redes sociales y expresa que no hay vacunas o medicinas porque todos los países del mundo las están demandando, aunque nuestros “poderosos” vecinos de Costa Rica, El Salvador y Panamá van muchísimo más adelantados que nosotros en cuanto a la vacunación se refiere.

Vale la pena recordarle al señor Giammattei que su presidencia, al igual que la del comediante Jimmy Morales, fue producto del rechazo de las capas medias urbanas a la candidatura de Sandra Torres, y no de su liderazgo. Un claro ejemplo de ello es la poca concurrencia de la población a vacunarse, a pesar de sus insistentes llamados a hacerlo. Si tuviera el liderazgo que dice tener, los mayores de 60 y 70 años (grupos prioritarios) habrían acudido en masa a vacunarse. La realidad ha sido otra. Es más, en sus últimas apariciones en público (colocando la primera piedra de la construcción del hospital regional de Chimaltenango, por ejemplo), ha optado por la obtusa estrategia de instigar miedo a la población, indicando que, si no se vacunan, tendrá que tomar “medidas de cierre”.

A pesar de que dice que uno de los pilares de su gobierno es la lucha contra la corrupción, sus acciones van encaminadas en sentido contrario. Les dice a reporteros extranjeros que no tiene una sola denuncia por corrupción en su contra, aunque goza de antejuicio, de él mismo depende la Comisión Presidencial contra la Corrupción (no se puede ser juez y parte) y su “amiga” del MP, a quien tanto halaga, duerme cualquier caso que pueda incomodarlo. Comentario aparte merece la pésima negociación de las vacunas Sputnik V, donde quedó demostrada, no sólo la impericia de quienes lo negociaron, sino su falta de elemental conocimiento de comercio internacional (no comprender la diferencia entre una venta FOB y una CIF). Encima de todo se desembolsó la mitad del pago total sin tener garantías de entrega por parte del proveedor. ¿Dónde están las vacunas o dónde está el dinero? Este caso, que debería ser investigado por el MP y por la Comisión contra la Corrupción, hiede a robo. Por motivos obvios no será investigado por ninguno de los dos entes “autónomos”.

Habla de lo bien que va la recuperación económica y tilda de “tontos” los argumentos de que dicha recuperación es gracias a las remesas. Lo que no dice, seguramente porque ni lo sabe ni lo puede calcular, es que el crecimiento de las remesas a mayo representa entre el 25% y el 33% del crecimiento nominal proyectado del PIB para todo el año 2021, y que, si sigue esta tendencia, es muy probable que el impacto del aumento de las remesas en el crecimiento del PIB llegue a situarse entre el 40% y el 50%.

¿Usted cree, estimado lector, que el presidente representa la unidad nacional?

Artículo anteriorPropuesta electoral… nuevos liderazgos
Artículo siguienteLos criterios de la CC, Ortega, Perú, vacunas y lo que no vemos