Expertos en educación y neurociencias han declarado que los niños que nacerán a partir del 2025, serán llamados la generación Beta para continuar con el alfabeto griego. Lo que suena bonito

Lo que no lo es son las predicciones que sobre esta generación se hacen.

Niños y niñas para quienes la tecnología será casi parte de su ADN y la Inteligencia Artificial el pan diario.

Niños que leerán poco y escribirán menos. Por lo menos de la forma en la que la conocemos ahora.

Que podrán solicitar a su ordenador el resumen de un libro. La transcripción de un documento y mucho más.

Creo que es aquí donde el paradigma educativo de los años noventa se hace realidad: aprendiendo a aprender.

O sea conociendo como manejar la tecnología para hacer tareas sin hacerlas.

Lo que representará un reto muy grande para la educación, los docentes y padres de familia. Quienes ya están viendo que su hijo aprueba el primero primaria sin saber leer.

Y si en el pasado tuvimos ejemplos muy conocidos de diputados y fiscales que plagiaron su trabajo final de graduación.

Así como médicos, jefes de bomberos y docentes que presentaron títulos falsificados para obtener un puesto.

La pregunta es: tendremos capacidad de controlar lo que se viene. Si no lo hemos hecho antes en situaciones aparentemente más sencillas y comprobables.

Conozco personas de distintos niveles culturales a quienes el famoso tik tok no les falta en el teléfono, personas que alimentan su cerebro, alma y espíritu del YouTube que por supuesto su calidad «humana» deja mucho que desear. Porque si no les gusta lo que hago o como soy, no es mi problema.

Aunque personalmente considero que es un problema de educación social.
En el pasado quedaron las clases de moral, ética, buenas costumbres y modales.
Un reto enorme para la Ministra de Educación.

Primero lograr que los supervisores escolares realicen su trabajo. Luego que los directores escolares realmente este en su puesto y sepan encaminar a sus docentes y juntas escolares no solo en el campo educativo sino en el de la responsabilidad.

De nada servirá que el presidente César Bernardo entregué 11 mil escuelas remozado si en marzo los vidrios están rotos y los docentes tienen más citas en el IGSS que asistencias a clases. Y al final nadie es responsable.

Da pena ver cómo asisten vestidos algunos alumnos universitarios, como si se acabarán de levantar de la cama pero no se les puede decir nada. Porque quien termina con llamada de atención es el docente.

Quien sabe que nos depara el futuro. Hacia qué rumbo irá la sociedad.

Edith González

hedithgonzalezm@gmail.com

Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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