Edith González
La depresión es vivir en un cuerpo que lucha por sobrevivir en una mente que intenta morir.
Anónimo
La depresión es muy común, algo que puede ocurrirle a cualquiera conforme envejece independientemente de sus experiencias y éxitos o fracasos, y sus síntomas pueden afectar todos los aspectos de la vida, energía, apetito, sueño, tiempo de ocio y las relaciones.
Muchas personas mayores no reconocen los síntomas de depresión o no piden la ayuda que necesitan. Además que el entorno también falla a la hora de detectar depresión en personas mayores y se nos pasa por alto porque suponemos que la depresión es parte del envejecimiento.
Pero consideremos esta época de pandemia, de enfermedad y muerte que puede conducir a la depresión sin que nadie lo pueda ver porque permanece aislado para evitar contagio, por ejemplo. A veces las quejas físicas son signos de depresión, también puede que la persona sea reacia a hablar sobre sus sentimientos o pedir ayuda.
La vida cambia a medida que envejecemos y vamos sufriendo grandes pérdidas, pasamos por la jubilación, muerte de seres queridos, la disminución de la salud… esto no significa que esas experiencias nos tengan que deprimir a la fuerza.
La característica esencial de un episodio depresivo mayor es un período de al menos dos semanas en las que la persona experimenta un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, o pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. Los síntomas más comunes de depresión en ancianos incluyen: tristeza persistente, preocupaciones excesivas sobre las finanzas y problemas de salud, llanto frecuente, sentirse inútil o indefenso, cambios de peso, movimiento excesivo o inquietudes, dificultad para dormir y para concentrarse, quejas de dolor físico sin que haya una causa física, dejar de realizar actividades sociales.
Si bien la depresión y la tristeza parecen ir de la mano, muchas personas mayores deprimidas afirman no sentirse tristes en absoluto. En cambio, pueden quejarse de baja motivación, falta de energía o problemas físicos. De hecho, las dolencias físicas, como el dolor de artritis o el empeoramiento de los dolores de cabeza, son a menudo el síntoma predominante de depresión en ancianos.
Es muy importante tener en cuenta que los problemas médicos pueden causar depresión en adultos mayores y ancianos, ya sea directamente o como reacción psicológica a la enfermedad. Cualquier afección médica crónica, particularmente si es dolorosa, incapacitante o potencialmente mortal, puede provocar depresión o empeorar los síntomas que pueden ocurrir como un efecto secundario de muchos medicamentos comúnmente recetados. No se debe asumir que una pérdida de agudeza mental es solo un signo normal de vejez. Podría ser un signo de depresión.
Es importante observar a los mayores y nada mejor que ofrecerle compañía, escucha y cariño. Actuémos cuando aún podemos, antes de que se vayan en el viaje sin retorno y lamentemos no haberlo hecho.