Edmundo Enrique Vásquez Paz

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Personalmente, pienso que sería importante y conveniente elaborar sobre el asunto de si a la filosofía y a la reflexión filosófica en Centroamérica, les debe interesar el llegar a ser reconocidas socialmente como fuentes de energía para el progreso; o no. Y, en el caso de que fuera de su interés, determinar cómo lograrlo.

El contingente de los “pensadores” y su papel en la academia

En Guatemala, la Constitución Política de la República (Arts. 82 y 84) le atribuye a las universidades (y, por ende, a la “academia”), de manera explícita, la función de participar en “la investigación en todas las esferas del saber humano y cooperar al estudio y solución de los problemas nacionales”.

Se trata de una responsabilidad formal que -además de a los profesores y a los estudiantes- involucra a todos los profesionales egresados de las universidades del país. Todos los miembros de los colegios profesionales, forman parte de la academia; incluidos los filósofos de formación.

Ernst Gombrich (1909 – 2001), el reconocido historiador del arte, maneja un pensamiento que viene muy al caso y que se luce en las primeras palabras de su monumental obra “La Historia del Arte” (1950). Dice él, de manera contundente: “No existe, realmente, el Arte. Tan solo hay artistas”. Él entiende que, para ser artista, lo que se requiere es tener el don de sentir de manera particular, así como la aptitud de articularlo para otros. La aptitud o facultad se puede mejorar estudiando métodos y aprendiendo técnicas. Pero no es lo más importante; sobre todo cuando el don es muy grande.

El sentido de lo anterior viene al caso porque, a mi criterio, lo que se necesita en el contexto de lo que entiende Ordine (es útil lo que nos ayuda a ser mejores) y el entendimiento de Gombrich sobre el artista (el individuo que tiene las aptitudes para potenciar la percepción que él tiene de las cosas y de su entorno) es ponerle atención al pensador, al que tiene el don de ver más allá y traducir para todos; el personaje que está más allá de la simple erudición sobre la materia que maneja, más allá de la formalidad que le otorgan los títulos que amparan su conocimiento y que sabe aportar utilidad por medio de la reflexión y del pensamiento propio. En resumen: más allá del solo ser un pensador calificado para ello en una escuela o facultad.

Síntesis

Llegados aquí, resumo de la siguiente manera mis inquietudes respecto al fenómeno de la poca importancia que se le confiere a la reflexión profunda en nuestras sociedades:

  • Creo en que la reflexión filosófica es importante para alimentar la orientación conceptual y moral de las sociedades;
  • estoy convencido que el arte de pensar profundamente se ubica más allá de lo exclusivamente académico y formal;
  • estoy convencido que las nuestras son sociedades con grandes deficiencias en lo ético -a nivel de los individuos- y lo moral – a nivel de las convenciones sociales- y que estos son factores que representan enormes valladares para su desarrollo;
  • no dispongo de evidencia con respecto a que un ejercicio de reflexión filosófica organizado (con orientación a la temática de los principales problemas que afectan a nuestras naciones) se haya llevado o se esté llevando a cabo en el ámbito de nuestro país o de Centroamérica;
  • considero que la reflexión filosófica orientada a la acción racional con objetivos, se debería propiciar.

Aspiro a que en nuestro país se propicie la conformación de grupos de estudio que reflexionen sobre temas vinculados con nuestros problemas existenciales como nación, considerando nuestra idiosincrasia; a manera de fomentar un pensamiento nacional para ser mejores y progresar.

Es importante tener presente que nos encontramos en un mundo en transición en el cual se deberán renovar muchas de las visiones tradicionales. No se requiere de mucha perspicacia para notar que la actual coyuntura civilizatoria demanda una participación de lo filosófico de manera trascendental. Pero, también, que no se trata de una demanda explícita. Será tarea y responsabilidad de los que dominan el oficio del pensar, ofrecer productos serios, independientes y originales que logren impactar en el consciente de nuestras sociedades y moverlas a una reacción apropiada a las circunstancias que vivimos en la actualidad.

Concluyo, aportando un listado que, sin la pretensión de ser exhaustivo, pueda significar un primer punto de referencia para la identificación de temas sobre los cuales se necesita reflexionar desde la perspectiva filosófica. Mi modesta intención es la de que estas ideas puedan significar orientaciones temáticas básicas que sean de utilidad para alimentar una reflexión filosófica que aporte racionalidad al comportamiento social, al comportamiento de las naciones y al logro de un mundo mejor.

Una lista preliminar de asuntos a los que es necesario brindarles atención desde la reflexión profunda en el seno de nuestra civilización y de nuestros países, podría incluir:

  • Reflexiones sobre el papel del Humano (como ser biológico) y del Ciudadano (como ser civilizado y como homo politicus) en el seno del mundo natural y del mundo artificial como en el que vivimos en la actualidad [considerando que existen diferentes categorías de países (centros y periferias) y de culturas].
  • Reflexiones sobre el modo razonable (¿?) de entender la justicia en países en que conviven diferentes culturas y modalidades.
  • Reflexiones sobre la idoneidad y la pertinencia del concepto actual de “Democracia” en países con poblaciones ignorantes y marginadas.
  • Reflexiones sobre el concepto de “Libertad” y su relación categorial con el concepto del Buen Vivir.
  • Reflexiones sobre el concepto de “Corrupción” en sociedades básicamente corruptas o corrompidas.
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