Edmundo Enrique Vásquez Paz

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Edmundo Enrique Vásquez Paz

En el área de la Administración de Empresas y, más concretamente, en lo que corresponde a Recursos Humanos, se maneja un concepto que explica de buena manera ese fenómeno tan corriente que, en lenguaje coloquial, se menciona con la expresión “le queda muy grande el tacuche”.

En 1969, Laurence J. Peter y Raymond Hull, presentaron una publicación denominada El Principio de Peter que fue muy bien acogida y se refiere a lo que suele suceder cuando, en una organización jerárquica, se asciende a un empleado exitoso al puesto inmediatamente superior en su área, tema o Departamento: el ascenso, pensado como “premio”, no necesariamente tiene el efecto de lograr un nuevo buen empleado en esa posición de mayores responsabilidades. Algo que resulta contraintuitivo, esto es: que no responde exactamente a lo que con sentido común se podría esperar, pero, estadísticamente está demostrado.

Peter y Hull investigan el fenómeno en organizaciones estructuradas jerárquicamente y para el caso de personas físicas (empleados). Proponen ellos que, al ascender un empleado a un puesto jerárquicamente superior, fácilmente se le puede estar colocando en una posición que, aunque sigue correspondiendo a su tema básico, lo aleja de sus naturales capacidades y dones y lo coloca en una situación expuesta al fracaso.

Técnicamente, al anterior fenómeno se le describe como el momento en que una entidad (empleado) llegada al “límite de su competencia” (el empleado estrella) se le asciende a la “incompetencia”. Algo que no es automático y se puede evitar siendo razonable en la toma de decisiones (por ejemplo: conociendo a fondo al candidato para el ascenso, entrenándolo adecuadamente).

Piénsese, por ejemplo, en el caso de un mecánico automotriz que es promovido a Jefe de mecánicos en un taller: mejor salario, más poder (tiene subordinados) pero exige de él dones de mando que no necesariamente posee y que no eran necesarios para que destacara siendo uno de los más diestros mecánicos. Nos encontramos ante un escenario de pierde-pierde en el cual la empresa pierde a un mecánico estrella (las habilidades de la persona y los servicios que prestaba ya no estarán al alcance de nadie) y ocupa una posición de mando que mejor sería si fuera ocupada por un mecánico general especialista en dirigir equipos.

Si nos queremos entretener, podemos tratar de recordar a los tantos personajes que conocemos porque les ha quedado grande el tacuche. Baste recordar el caso de los tantos presidentes y ministros que hemos visto desfilar en nuestro país que, antes de ostentar los cargos, vivían y se desempeñaban como tranquilos y eficientes ciudadanos en ámbitos como el ejercicio profesional liberal, el comercio, la industria, la agricultura, etc. y luego terminaron con reputación arruinada y país afectado por sus mediocridades. Es justo reflexionar en la mala hora en que a cada uno de ellos alguien, infelizmente, decidió que podía desempeñarse bien en un cargo de ejercicio del poder público y no era mala idea alejarlo de sus cotidianos quehaceres y lo nombró funcionario o, lo que es peor: el desafortunado momento en que a estos personajes les vino a la memoria cómo sus madres o sus irresponsables tías les decían cariñosas, desde chiquitos, “mijito, tú eres el mejor, ya verás cómo llegas a ser Presidente de la República” y se decidieron a fundar su propio partido y lanzarse a las elecciones.

Conocer el concepto nos puede llevar a interesantes aproximaciones, útiles para aplicarlo no exclusivamente en el ámbito empresarial. Es un fenómeno que bien se puede extender al ámbito de las personas jurídicas (organizaciones, instituciones) sin perder su validez.

Un caso interesante de analizar bajo esta perspectiva es el de la Universidad nacional. Reflexionar al respecto podría ayudar un poco para sacarla del auténtico pantano en el que se encuentra. Algo así como proporcionar ideas para auscultar al paciente y poder llegar al diseño de una estrategia profiláctica que suene a viable. Por algo hay que comenzar.

En mi siguiente entrega me aventuraré a tratar algunas ideas tendientes a visualizar a la Universidad nacional desde la perspectiva de sus atribuciones y los límites de la competencia. Esto es: el tamaño del tacuche.

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