Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Es oportuno que los así llamados filósofos ejerzan su oficio con la excelencia que piden las profesiones, fundamentalmente en su caso yendo más allá de las cátedras ejercida por muchos de ellos. Un ámbito importante lo constituye la expresión pública de sus ideas desde cualquier estrado disponible. Dicha participación supera el ámbito de su responsabilidad privada, siendo una exigencia social de primer orden.

En esa línea, celebro el pronunciamiento que Jürgen Habermas junto al profesional del derecho, Klaus Günter y la historiadora en relaciones internacionales, Nicole Deitelhoff, realizaron en una carta abierta referida al conflicto en Medio Oriente. Si bien los intelectuales se exponen a sesgos y manipulaciones, como justamente han hecho varios medios de información, eso no les ha impedido fijar su postura con el propósito sin duda de ofrecer vías de acción.

El texto, de lectura obligada, aunque sea para contestarlo, declara su solidaridad con Israel y los judíos de Alemania. Según los firmantes, hay muchas «prospectivas contrastantes» en las actuales circunstancias de la guerra que pueden inducir a juicios alejados de la verdad. En consecuencia, prima el análisis para actuar conforme a criterios que deben respetarse.

Para ello sientan como primer aserto que el contraataque de Israel “es justificado”, aunque su ejecución es discutible conforme lo visto en las noticias. Nada más importante, dicen, que hacer valer «los principios de proporcionalidad» en la respuesta, con el fin de evitar esos daños colaterales que inflijan dolor y muerte a los inocentes. Poco ayuda en la valoración global, subrayan, si «a las acciones israelíes se le atribuyen intenciones genocidas».

En otro tema, externan su preocupación por las reacciones antisemitas en Alemania. Esas expresiones, afirman, son “insoportables» porque contravienen la convivencia social y la seguridad de la comunidad judía. A continuación, parte del texto:

“El ethos democrático de Alemania está unida a una cultura política en la que el derecho a existir del Estado de Israel es un elemento central que proteger, dado los crímenes de la época nazi. Es insoportable que los judíos en Alemania sean una vez más expuestos a las amenazas contra la vida y la incolumidad física y deban temer la violencia en las calles. El derecho a la existencia de Israel y la vida judía son elementos particularmente dignos de tutela en Alemania y el compromiso en este sentido es fundamental para la coexistencia política. El derecho a la libertad y a la protección del racismo vale para todos. A esto deben atenerse también quienes en nuestro país han cultivado sentimientos y convicciones antisemitas detrás de cada suerte de pretextos”.

Creo que el pronunciamiento defiende los valores de la vida, la reclamación de derechos y la advertencia contra los abusos en una guerra desigual. Sin embargo, hay un desbalance que carga con exceso la urgencia por la seguridad de la comunidad hebrea. Se extrañan más palabras defensoras de los civiles de Gaza, una crítica contra los extremistas políticos de Israel y un alto al fuego que convoque al diálogo de las partes. Quizá esperamos demasiado de los filósofos olvidando sus preferencias, sesgos y perversiones personales

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