Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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El intento de dejar fuera de segunda vuelta a Semilla, es sólo un indicador del nivel de totalitarismo con el que se ha venido actuando después de 2015.  Las élites fueron capaces de darle la vuelta a la tortilla y hacer ver la corrupción como un invento para atacarlos.  De manera sistémica colocaron en el ambiente y la cultura, que todo el que hablara de corrupción e impunidad, era onegero, comunista, gay, etc. Sin darse cuenta, la población se tragó el cuento a través de discursos de odio muy bien planificados y pasó a repeler a todo aquel que no estuviera de acuerdo con el latrocinio del gobierno.  Jimmy Morales fue el personaje perfecto para poner en práctica la vuelta a la cooptación del Estado, Giammattei terminó la obra, e intenta ahora, a través del partido oficial y sus tentáculos, perpetuarla.

Quienes idearon la estrategia, se aprovecharon de todo y todos, partidos políticos, organizaciones que funcionan con cuadros orgánicos del pensamiento más conservador y atrasado en Guatemala, pastores altamente mediáticos, políticos que hicieron las veces de “Menchito”, algunos medios de comunicación y por supuesto, sus operadores en los tres poderes. El resultado fue la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, y luego, el retorno a los negocios corruptos de quienes han gobernado los últimos ocho años.

Lo que se ha sedimentado en cuanto a corrupción luego de la expulsión de la CICIG, es monumental, y lo saben quienes se atrevieron en la parte final del actual proceso electoral, a perpetrar una acción jurídica que tenía como objetivo, eliminar cualquier amenaza contra el sistema. Tal descaro revela tres cosas: la primera, que no están seguros que la UNE gane. La segunda, no han hecho los suficientes acuerdos con la UNE.  Y la tercera, las cochinadas que han cometido a lo largo y ancho de ministerios, secretarias, instituciones semiautónomas y empresas estatales, son descomunales.

De momento, la Corte de Constitucionalidad ha parado el atrevimiento del Ministerio Público, en cuanto a cancelar a Semilla antes de la segunda vuelta, no frenó la investigación; por lo tanto, faltan tres etapas.  La primera, que se concrete la segunda vuelta y salga un ganador. La segunda, si el 20 de agosto Semilla sale victoriosa, el proceso de investigación estará vigente y les harán la vida imposible para no dejarles tomar posesión el 14 de enero. Y la tercera, una vez tomando posesión, los devotos de la corrupción no se irán todos por su propio pie, y darán batalla desde dentro del aparato estatal, principalmente desde el Congreso de la República.

En resumen, la población jugará un papel importante en todos los procesos a desarrollarse a partir de ahora y durante los próximos cuatro años.  Una ciudadanía activa, participando democráticamente en la recuperación de la cosa pública, utilizando los medios que han trascendido a los medios de comunicación tradicionales y, sobre todo, sin fanatizarse, puede ser la clave de un equilibrio que permita conservar la democracia, e iniciar de una vez por todas, el ulterior desarrollo hacia una Guatemala distinta, merecida y anhelada.

 

 

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