Danilo Santos

dalekos.santos@gmail.com

Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Yendo y viniendo por los municipios del departamento de Izabal y por las calles de Puerto Barrios, se me ocurrió aprovechar el tiempo muerto que provoca el tránsito y las colas de la carretera Jacobo Árbenz Guzmán y los espacios donde se puede intercambiar palabras con la gente, y pues fui preguntando a quienes se estancaban en las filas y en los mercados y calles: ¿Qué le preguntaría usted a un diputado o diputada?, y las preguntas que la gente soltó fueron las siguientes: ¿Qué es para usted la vergüenza? Esta surgió de una señora que viajaba para llevar a un familiar a hacerse una hemodiálisis en un hospital público a la capital. Me contaba cómo debe comprar todo lo que necesita su hijo porque el nosocomio no puede proporcionárselo. ¿Ha recibido dinero que no sea producto de su salario? Esto lo preguntó un señor de bigote, lentes y sombrero, piloto de camión, a la altura de El Rancho. ¿Sabe usted qué es la democracia? Eso le preguntaría, a uno por uno, me dijo una señora en el mercado La Revolución; saben qué es meter zancadilla, pero no sé si saben la respuesta a mi pregunta, espetó. ¿Por qué se preocupan de la gente del Motagua solo cuando hay inundaciones? Cuestionó un señor a punto de subirse en una camioneta para Morales. ¿Y el puente en el Río Túnico pa´cuando? Esta fue de un estoreño que cuenta que ya fueron a inaugurar el puente y no lo han terminado. ¿Qué opina de la corrupción? Eso le preguntaría, dijo riendo una señora, tapándose la boca y sin parar de reír… ¿El fin, su fin, justifica los medios? ¿Cómo se gana una elección, siendo más astuto o más honrado? Y una muy sesuda de un señor de mediana edad. Si un diputado gana aproximadamente un millón seiscientos mil quetzales en cuatro años, ¿cómo explicar una campaña electoral donde a ojos vista se gasta mucho más que eso? Esta fue de un taxista, me quede en silencio todo el trayecto entre Puerto Barrios y Sto. Tomas de Castilla. ¿Usted regala chancletas, ollas, tambos de gas, delantales, machetes, láminas y azadones en sus mítines? ¿Qué opina de la manera en que la violencia ha penetrado nuestra cultura? ¿Para usted, el razonamiento de que el pez grande se come al chico, es correcto? ¿Es usted un pez grande? ¿Quiénes son los chicos? ¿Cree usted señor o señora, que merece el sueldo que ha ganado durante cuatro, ocho, doce y hasta dieciséis años, cuando se supone que fue electo para resolver los problemas del país y claramente estamos jodidos?

Fueron variadas y muchas las preguntas de la gente. Un ejercicio enriquecedor, que ojalá más personas lo hicieran de cara a las próximas elecciones; en las asambleas partidarias, en las actividades de campaña, en los Comités Ejecutivos de los partidos políticos y a cada candidato que se les ponga enfrente. “Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía. (Anaxágoras).

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