Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

Quizá la población guatemalteca no se ha dado cuenta, pero las elecciones generales están a la vuelta de la esquina, y todo lo que se opera en el sistema, está direccionado al continuismo, a mantener en el poder a la clase política que domina el Legislativo, el Ejecutivo y que las decisiones respecto al Judicial sigan estando en manos de ultra conservadores al servicio de las élites.

Tanto lo sucedido con la 5272 como con la aprobación de la ampliación presupuestaria para el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, son dos caras de una misma moneda; jugar con la fe de la población, entretenerles con nimiedades “químicamente puras” en términos de política, mientras garantizan fondos para la campaña electoral.

La jugarreta con todo el circo que hicieron alrededor de la aprobación de una ley antiderechos, es digna del guion de un culebrón político, realmente lograron la atención de todas las audiencias, de los antiderechos incautos y de quienes defienden los derechos de las mujeres y los derechos humanos en general. Al final, luego de mantener la atención durante tres días en lo más alto, sucede que siempre no se ratificó la mencionada ley por el Presidente. Esto último, es improbable, con ese tipo de temas especialmente, porque esta surge de una propuesta de ley presentada desde el propio seno del conservadurismo más rancio del país, quienes, a través de una carta, acompañaron en sus orígenes, la presentación de dicha iniciativa de ley. Es decir, en pleno momento preelectoral, ni Giammattei ni diputadas y diputados, arriesgarían el valioso voto de la pléyade de iglesias de toda denominación que existen en el país, de cualquier denominación.

Por lo tanto, esto era una cuestión claramente pensada y aceptada por la jerarquía de las iglesias, el objetivo, captar la atención para el 9 de marzo (ahora oficialmente Día por la Vida y la Familia), y habría que agregar, día en contra del aborto, de acuerdo a lo manifestado por el Presidente de la República.  Por otro lado, también cumplía con la función de desviar la atención de lo importante y ser condescendientes con quienes hace una semana legislaban apegados al temor a Dios y desde la lógica de vigilar y castigar.

Esos querubines, diputadas y diputados, que decidieron meterse con la libertad en nombre de la moral cristiana, “buenos” hijos e hijas de Dios, de “ninguna manera se aprovecharán” de la buena fe de la población, no la engañarán, no usarán dinero del Estado para financiar su campaña, seguro, lo aprobado para el Micivi es para hacer importantes obras de infraestructura vial en el país…

Así las cosas, toda vez no abramos los ojos, en cualquiera de las banquetas en las que nos ubiquemos en torno a la moral, las ideas, la política, la economía y demás, esta gente que ahora controla de la manera más vulgar la fe y la cultura en Guatemala, seguirá riéndose de la población en general, en contubernio con los liderazgos eclesiales conservadores y lo más duro de la élite económica y empresarial.  En resumen, las mañas de cara a las elecciones generales del próximo año son las de siempre.

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