Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

Si nos prohíben pensar que no les extrañe que queramos gritar: aunque lo prohíban también. Decir lo que nos incomoda del gobierno, es un derecho político, por mucho que el Presidente insista en ningunear el malestar social, esto no hace que desaparezca, menos un Estado de Prevención con dedicatoria a las protestas contra el mal gobierno.

Las medidas que se tomaron en su momento de restricción de movilidad en horarios determinados, cierre controlado de espacios comerciales no vitales, prohibición de reuniones religiosas, deportivas, etc., tuvieron resultados. También hubo resultados cuando se abrió el país porque Giammattei es valiente para gritarle al pueblo, pero cobarde para enfrentarse al empresariado y las camarillas anticomunistas trasnochadas.

Cuando se decidió abrir el país, la estrategia mediática fue poner sobre los hombros de la población la responsabilidad de la salud pública, la cual es del Estado; tanto la Ministra como el Presidente insisten en cada comparecencia pública que la población es irresponsable: me perdonan, pero no pueden pedir que una sociedad que está “educada” para ignorar al Estado, ahora haga caso a las directrices gubernamentales de manera obediente. Si los gobiernos y el Estado se han alejado de la población desde siempre, no esperen que esta les haga caso. Aquí existe una cultura de anarquía porque ustedes así lo han esculpido gobierno tras gobierno durante doscientos años. De la población les interesa lo que genera su fuerza de trabajo, la gente en si misma les importa un carajo.

Por otro lado, lo que debería estar sucediendo es una vacunación masiva, pero esto no pasa por su ineptitud, la negociación Sputnik fue pésima, punto. Entonces, es de sentido común que, si no hay un proceso masivo de vacunación, se tomen medidas para que el virus no se propague, no hay que ser estadista para eso. En resumen, parece que importa más la macroeconomía que la redistribución de la riqueza, es decir, las cuentas de los dueños del país y no del proletariado, la economía informal y la economía de subsistencia.

Y no son ciento cincuenta Presidente, otra cosa es que ahora las condiciones de miedo e inmovilización política, sumado al placebo de las redes sociales, no permitan salir masivamente a manifestar el descontento popular. Pero no se engañe ni quiera intimidar, el país no es Pavón: usted no puede venir y desenfundar sus armas presidenciales y simbólicamente eliminar a sus detractores y opositores.

“…pero el día que ya no haya manifestaciones, ese día el gobierno dejará de ser funcional para la gente”. (Martín Toc) en su cara Presidente. Y dicho sin aspavientos ni rabietas, sino con toda la calma y sabiduría de un verdadero representante político. Entiendan, o renegociamos el contrato social en este país y de una vez por todas se construyen las instituciones para servir y no para delinquir, o lo único que están abonando es que llegue el momento de regresar a 1820. “Las manifestaciones se deben de seguir, porque son la única forma que se escuchen las peticiones de los pueblos, si esta situación no mejora, seguramente saldremos, independientemente si hay Estado de Sitio o presiones, vamos a salir” (Martín Toc).

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