Carlos Rolando Yax Medrano
El Presidente Biden ha convocado a líderes de unos 100 países a una “Cumbre para la Democracia”, pero ha dejado afuera a 8 países de América Latina y el Caribe, entre los que se encuentran Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, porque no son países democráticos.
Hablar de democracia es hablar de poder, pero no se trata solo de dónde viene el poder -el poder proviene del pueblo- sino también de cómo se ejerce. Aunque un elemento esencial es cómo se elige a los representantes, la democracia no se limita exclusivamente a la acción de elegir, va mucho más allá. Esta es una cuestión que en Centroamérica aún no entendemos, que aún estamos lejos de interiorizar, y de la que nuestros gobernantes se aprovechan. El simple hecho de elegir a una persona para que nos represente, no le da libertad irrestricta para hacer lo que se le antoje con el poder. El simple hecho de elegir a alguien para que nos gobierne, tampoco significa que nuestro papel en la democracia haya llegado a su fin.
La primera enseñanza que debemos entender e interiorizar en Centroamérica es que el sujeto de la democracia no es el votante sino el ciudadano. En una democracia no solo se puede votar, también se puede participar en la toma de decisiones. Esto significa que para tener una democracia, no solo se trata de tener elecciones democráticas, también se trata de tener instituciones democráticas. Si la democracia se limitara a votar, los únicos derechos que tendríamos serían al voto universal, libre y secreto. Sin embargo, nuestros derechos se extienden a la vida, a la libertad de pensamiento y expresión, a la justicia, a la salud, a la educación y mucho más.
La segunda enseñanza que debemos entender e interiorizar en Centroamérica es que, para tener una democracia, necesitamos tener un Estado. Y para tener un Estado necesitamos al menos tres elementos básicos: un sistema legal efectivo, una burocracia eficaz y un rol de identidad. El sistema legal efectivo se refiere a un conjunto de reglas que determinan las relaciones sociales entre los ciudadanos y que ese conjunto de reglas sea cumplido. La burocracia eficaz se refiere a un conjunto de instituciones y responsabilidades orientadas a lograr algún bien público o satisfacer una necesidad general. El rol de identidad se refiere al reconocimiento de un “nosotros” que cree una identidad colectiva para discutir y llegar a consensos en medio de los conflictos sociales. En nuestros países las reglas no se cumplen, las necesidades no son satisfechas y la identidad no está suficientemente construida para guiar la solución de los conflictos.
Centroamérica es una región marcada por la existencia de dictaduras durante el siglo pasado, en las que la práctica frecuente era poner a los gobernantes por medio de golpes de Estado. La idiosincrasia centroamericana aún adolece de rezagos autoritarios y en la actualidad algunas personas se aprovechan de que aún no terminamos de entender e interiorizar la democracia en nuestras sociedades. En consecuencia, tenemos a Alejandro Giammattei en Guatemala, a Nayib Bukele en El Salvador, a Juan Orlando Hernández en Honduras y a Daniel Ortega en Nicaragua. Todos creen que porque fueron electos pueden hacer lo que se les antoje con el poder. Todos quieren hacernos creer que nuestro papel se reduce al de votantes, porque no les conviene que seamos ciudadanos. Todos tienen miedo de la democracia.