Adrian Zapata

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Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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Por: Adrián Zapata

Ayer en la madrugada murió Pablo Milanés, a los 79 años de edad.

Junto con Silvio Rodríguez fueron los fundadores de la Nueva Trova Cubana. Surgieron en los años 60, profundamente identificados con la revolución cubana; y también fueron fuente de inspiración de nuestra generación en la lucha continental por la liberación de los pueblos. La escuchábamos todos los que nos identificábamos con esos ideales. Desde los bohemios que en las “peñas”, entre copas, cambiaban el mundo y luego se iban a dormir henchidos de emociones que descargaban en la suavidad de sus mullidas almohadas, pasando por los intelectuales que en los cafés se enervaban en sesudas discusiones que terminaban en catarsis que les permitía conformarse con hablar de ese mundo sin transformarlo, hasta los hombres y mujeres que en las montañas de América Latina, acostados en sus hamacas y con el fúsil al lado, soñaban con entrar triunfantes a las ciudades para iniciar las revoluciones en sus respectivos países.

Pablo tuvo la capacidad de juntar en su canto la frivolidad con la profundidad del amor. “Yolanda” y “El Breve espacio en que no estás” expresan esa dualidad.

Una amiga mexicana, casi hermana, se refería a “Yolanda” en esos términos, frívola, pero sin dejar de reconocer la belleza pegajosa de esa hermosa melodía. El verso “Yolanda, eternamente Yolanda”, junto al que dice “Si he de morir quiero que sea contigo”, seguramente acompañaron las declaraciones de amor de muchísimos de los jóvenes de nuestra época. Y no es cursilería, porque el amor no puede ser tal, aunque en ocasiones así parezca.

Pero, al mismo tiempo, en la otra trova mencionada, “El breve espacio en que no estás”, dice que su amante “no comparte una reunión, más le gusta la canción que compromete su pensar”, haciendo referencia seguramente a una militante que “no es perfecta, más se acerca a lo que yo simplemente soñé”, a quien no se atreve a preguntar ¿te quedarás? Porque teme “a la respuesta de un jamás”.

Ese fue Pablo Milanés, capaz de ser trivial sin dejar de expresar la profundidad del amor y, al mismo tiempo, ser profundo sin dejar de erizar la piel del revolucionario enamorado.

Tal vez por eso, el Presidente Cubano, Miguel Díaz Canel, ayer dijo “Desaparece físicamente uno de nuestros más grandes músicos. Voz inseparable de la banda sonora de nuestra generación”. Estas palabras son apropiadas y pertinentes al espíritu de la revolución cubana que pese a la conducta disidente que actualmente tenía Pablo, reconoce la integralidad de la vida de este inolvidable canta autor.

Y justo cuando se va Pablo, ayer también murió otro cubano, Freddy Torres, no tan conocido, pero igualmente representativo de “una época que se está yendo”, en palabras de otro amigo/hermano, igualmente cubano.

Fredy fue responsable de darle seguimiento al tema de Guatemala por parte del ya extinto Departamento de América del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, a principios de los años 80. Luego, cuando se establecieron relaciones diplomáticas entre dicho país y Guatemala, Torres fue el primer embajador. Se lleva la experiencia del rol de Cuba, con sus muchas luces y pocas sombras, en relación a la revolución guatemalteca durante los años más cruentos de nuestro conflicto armado y, en general, de la situación de Centroamérica en esa época, cuando los Estados Unidos, las oligarquías criollas y los ejércitos del área, pretendían aniquilar, por la vía militar, los procesos revolucionarios en el istmo y se oponían a una solución política a las guerras que acá se libraban.

Pero, bueno, ambas partidas son significativas y representativas de una época y generación que ya se está yendo, como debe ser…

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