Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Amanecimos enterados de que entre dos personas saldrá la que dirigirá los destinos del país a partir del 2024. La proximidad de ello, despierta emociones. La primera duda que me surge se refiere a ¿quién representan esos dos candidatos? imperativo para todo votante responderla. Lleno de buena voluntad, traté de identificarme con la energía despiadada que mueve la elección, con sus vicisitudes individuales y colectivas y me sorprende toparme que ambos candidatos representan al menos ideológicamente a los mismos aunque persiste la duda de los que les financiaron y a los que obedecen como sus patrocinadores. Dramático y grotesco puede parecer eso. Pesadez, inercia, opacidad, nos presenta el futuro aún. No hay forma a la vista o ¿alguien la tiene?

Viene entonces a mi memoria la leyenda de la Gorgona como parangón de nuestros sucesos nacionales. Belleza seductora es el poder y la riqueza y origina cuando se llena de maldad, de miles de culebras malignas que dejan petrificado al pueblo. En la leyenda, el único héroe capaz de cortar la cabeza de la Gorgona es Perseo (no tenemos Perseo en nuestra sociedad aún), que vuela con sus sandalias aladas sin mirar el rostro directamente de la Gorgona (un poder corrupto) lo hace viéndolo reflejado en el escudo de bronce que lleva (justicia y equidad) única forma de cortarle la cabeza a la Gorgona sin quedar petrificado, Perseo se apoya en lo más leve que existe: los vientos y las nubes (el pueblo y la Constitución) y dirige la mirada hacia lo que únicamente puede revelársele en una visión indirecta: una imagen cautiva en el espejo de su escudo, y sin ver directamente a la linda cara de la Gorgona (deseos mezquinos de poder y riqueza ajena) le corta la cabeza de un tajo, para romper el hechizo.

Luego de recordar la leyenda, siento la tentación de encontrar en este mito, una alegoría de la relación que esperaría de un candidato capaz de cambiar lo que estructural y funcionalmente nos tiene atados a una anarquía en todos sus aspectos. La lección que podemos extraer de ese mito nos lo proporciona la realidad que nos llega desde afuera.

En estos momentos la relación entre Perseo y la Gorgona es compleja (hay quien apoyó toda la campaña electoral y quiera cobrárselas) y no termina con la decapitación del monstruo. De la sangre de la Gorgona nace un caballo alado, Pegaso (los nuevos dueños del poder). Pegaso hace brotar en el monte Helicón la fuente donde beben las Musas (los grandes capitales). En el mito, Perseo montará el maravilloso Pegaso caro a las Musas. Por lo demás, también las sandalias aladas del héroe, provenían del mundo de los monstruos: Perseo las había recibido de las hermanas de la Gorgona, las de un solo ojo, las Greas. En cuanto a la cabeza cercenada, Perseo no la abandona, la lleva consigo escondida en un saco; cuando sus enemigos están a punto de vencerlo, le basta mostrársela alzándola por la cabellera de serpientes y el despojo sanguinolento se convierte en un arma invencible en la mano del héroe, un arma que no usa sino en casos extremos y sólo contra quien merece el castigo de convertirse en la estatua de sí mismo.

Aquí, sin duda, el mito quiere decir algo; algo que está implícito en las imágenes y que no se puede explicar de otra manera. Perseo consigue dominar ese rostro temible, manteniéndolo oculto, así como lo había vencido antes, mirándolo en el espejo. La fuerza de Perseo está siempre en un rechazo de la visión directa, pero no en un rechazo de la realidad del mundo de los monstruos en el que le ha tocado vivir (políticos y capitales inescrupulosos) una realidad que lleva consigo, que asume como carga personal.

Sobre la relación entre Perseo (ese nuevo estadista) y la Gorgona (los privilegios caídos) podemos desear más que ver (para eso el pueblo tiene que comprometerse). Perseo gana una nueva batalla, mata con su espada a un monstruo marino (los tribunales llenos de injusticia), libera a Andrómeda (el congreso). Y ya en este caso, su problema es dónde posar la cabeza de la Gorgona. Nueva legislación nueva justicia, nueva institucionalidad; solo así se puede tener un Perseo, vencedor de monstruos.

Bien. Segunda vuelta ¡votad por quien gustéis! Perseo aún no existe.

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