Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Seré breve y esta nota surge a raíz de la discusión con un amigo: Reforma del Seguro Social ¡cuidado con los cantos!

Primero, muchas publicaciones señalan de manera convincente, que la supuesta crisis del IGSS no es solo eso y el caso es muy convincente, pues la gran deuda es el tema central para la subsistencia de este organismo y como señala la poca información al respecto, el monto de ella se sitúa en Q61mil 987.2 millones a marzo del 2022, la cifra que corresponde al Estado en esa cantidad es de Q59 mil 189.30 millones. “Tu muni” es la que más le debe. Eso significa “Corrupción del Estado” al no saldar deuda que viene dándose gobierno tras gobierno y mi pregunta es ¿Por qué el Estado no ha realizado préstamos adecuados internacionales para saldar su deuda? Y el silencio de los sindicatos ¿a qué obedece? A este paso, la gran pregunta que debe preocupar a los derechohabientes es ¿cuándo el fondo del IGSS se agotará? Y la pregunta que cabe hacer a ellos es ¿Cuándo protestarán por ese robo?

En segundo lugar, no cabe engañarse con eso de que es mejor seguro privado. La Seguridad Social establecida por el IGSS, es un régimen de seguro público. Las compañías de seguros privadas no son realmente «compañías de seguros», son bancos. Reciben una gran cantidad de dinero en primas con un solo propósito, invertirlo y ganar más dinero. En la fraseología, una póliza de seguro es la forma en que un dólar gana otro dólar o ¿a poco me equivoco?

En tercer lugar, el alboroto sobre el IGSS tiene otro componente y es la calidad, garantía y oportunidad de los servicios que presta. En esto hay problemas reales de los que preocuparse: la proliferación de escasez de medicamentos, los largos tiempos de espera en consultas (con agravamiento en muchos casos de patologías), la desorganización interdepartamental de servicios, los empleos deficientes en todo sentido y la corrupción en compras y adquisiciones. En cuanto a sus servicios clínicos, epidemiológicos, realmente carece, de una solvencia básica.

Cuarto: hay una premisa que resulta un poco utópica. ¿Cuánto? no lo sé, pero vale la pena considerarla: a medida que más personas se unen al grupo de riesgo, la ley de los grandes números nos dice que el riesgo se reduce cada vez más. Eso es lo que piensan las autoridades con sus nuevas leyes y propuestas, pero sin una real reforma en los puntos anteriores, de poco sirve.

¿Qué tiene que ver todo esto con la situación actual del IGSS? Aquellos que son trabajadores afortunados y no demasiado derrochadores, tendrán una gran cantidad de ahorros al jubilarse y el Seguro Social representará solo una pequeña porción de su cartera de jubilación. Esto equivale a pagar un seguro y luego no necesitarlo. Esto sucede todo el tiempo: todos los años, alguien no se enferma o se lesiona y, aunque seguramente feliz con su buena salud, hubiera sido mejor no comprar un seguro. Esa es la naturaleza del seguro: si no lo necesita, siempre deseará no haberlo comprado. Solo en el contexto del seguro de jubilación se considera una crisis.

Un plan de reforma del IGSS, necesita plantearse no solo en términos de presente sino también de futuro. Esto parece especialmente pertinente, cuando la historia muestra que la institución no pasa de ser siempre un presente en crisis, sin futuro.

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