Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Guatemala, pequeño país de una extensión de 108,000 kilómetros cuadrados, aproximadamente y 17 millones de habitantes, contiene grandes riquezas. Su población ha crecido rápidamente, tres veces más, desde mediados del siglo pasado en que menos de 5 millones la habitaban, que es un período relativamente breve en términos demográficos, económicos y urbanísticos. Los problemas a los que se enfrenta con su dependencia de la escasez de trabajo para su mano de obra, nunca ha sido resuelto y al mediado tiempo no se resolverá. Todos los gobiernos sin excepción, han sido incapaces de resolver este problema y la iniciativa privada con su visión poco nacionalista, tampoco ha contribuido.

Los tiempos han cambiado desde los sesenta del siglo pasado, cuando más de la mitad de la población era indígena y aunque aún a nivel latinoamericano sigamos siendo una nación con más población indígena, ahora esa cifra a nivel nacional representa menos de la mitad, pero el territorio continúa siendo el hogar de 24 grupos étnicos en que su mayoría sigue sin acceso a sus derechos.

Antes de que la industrialización impactara y una acelerada urbanización se diera, como en muchos países vecinos, el país continuó su desarrollo no lejos de una agricultura tradicional latifundista. Esa economía primitiva, persiste desde hace unas seis décadas, a la sombra de una industrialización que desarrolla a paso lento y que sostiene su comercio fundamentalmente con los países centroamericanos y Norteamérica. Pero tanto la agricultura como la industria, han sido superadas con una naciente actividad económica llamada las remesas y posiblemente también por la movilización de fondos del narcotráfico y a una menor escala el turismo y un poco el desarrollo de la artesanía apoyan la economía nacional. Así que en estos momentos la mayor fuente de ingresos del grupo socioeconómico más pobre o de una buena proporción de este, son las remesas.

Con el descubrimiento de la migración, la población más pobre logra ingresos sustanciales, lo que provoca una transformación económica especialmente en el campo de la construcción y una modificación cultural, llenando así esa migración, los vacíos en el mercado laboral en todos los grupos socio-económicos e insistimos que ni la industria, ni los grupos financieros, ni las políticas públicas, han podido crear un clima laboral, acorde con el crecimiento de la población, de sus necesidades, de su desarrollo.

Por otro lado, y no podemos dejar de mencionar, que la mayoría de los guatemaltecos no estamos calificados para muchos de los roles que el mundo financiero y social actual está demandando, especialmente porque una parte significativa del gasto público, no se invierte en mejora social, educativa y se destina en forma tonta a proyectos donde lo importante es sacar provecho propio (corrupción) y no un desarrollo nacional.

Por lo tanto, la alternativa más certera que han encontrado las nuevas generaciones, es migrar. En este viaje de transformación de la miseria a la prosperidad, la patria pierde sus mejores manos y cerebros, en todos los estratos sociales, generando una nación de tercera, en donde lo usual y más general, son condiciones de vida deficientes en que prevalece grandes rezagos educativos, de salud, laborales y una inseguridad y violencia, que cobra la vida de jóvenes. No hay tales que los que retornan con habilidades técnicas y capacidades profesionales y educación sofisticada de países más civilizados, logren cambiar algo; tampoco contribuyen a mejorar la calidad de vida en Guatemala. Con respecto a la salud, empleo, ingresos, alojamiento y educación, hay y seguirá existiendo una gran desigualdad e inequidad entre grupos sociales, etnias y género. Naturalmente, la comunidad nativa desaprueba tales políticas y formas de conducirnos política y socialmente, que aún hoy son controvertidas; pero mientras la población como tal, ejerciendo su soberanía, no despierte de su letargo y rompa su convicción que son otros los llamados a realizar los cambios, la cosa seguirá igual, haya o no elecciones; esperanza que nos venden cada cuatro años los que detectan el poder. Sin abordar con justicia y equidad la cuestión de la producción y el trabajo nacional, no hay puerta abierta al cambio.

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