Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Quién sabe cuántas veces se repite algo similar en nuestros países. En 1991 el Economista Jefe del Banco Mundial, un tal Lawrence Summers, emitió un memorandum sobre las Industrias ‘sucias’ (químicas básicas, secundaria y petroquímica entre otras). Él señalaba en el documento: Solo entre usted y yo, ¿no debería el Banco Mundial alentar más migración de las industrias sucias a los PMA (países menos desarrollados). Puedo pensar en tres razones:

1) Las mediciones de los costos de la contaminación perjudicial para la salud, dependen de las ganancias perdidas por el aumento de la morbilidad y la mortalidad. Desde este punto de vista, una determinada cantidad de contaminación nociva para la salud, debe realizarse en el país con el costo más bajo, que será el país con los salarios más bajos. Creo que la lógica económica detrás de arrojar una carga de desechos tóxicos en el país con los salarios más bajos, es impecable y debemos enfrentarnos a eso.

2) Es probable que los costos de la contaminación no sean lineales, ya que los incrementos iniciales de contaminación, probablemente tengan un costo muy bajo. Siempre he pensado que los países poco poblados de África están muy POCO contaminados, la calidad del aire es probablemente muy ineficientemente baja, en comparación con Los Ángeles o la Ciudad de México. Solo el hecho lamentable de que tanta contaminación sea generada por industrias no comerciables (transporte, generación eléctrica) y que los costos unitarios de transporte de los desechos sólidos sean tan altos, impiden que el comercio de contaminación del aire y desechos mejore el bienestar mundial.

3) Es probable que la demanda de un medio ambiente limpio por razones estéticas y de salud, tenga una elasticidad ingreso muy alta. La preocupación por un agente que causa un cambio de uno en un millón en las probabilidades de cáncer de próstata, obviamente va a ser mucho mayor en un país donde las personas sobreviven para tener cáncer de próstata, que en un país donde la mortalidad de menores de 5 años es de 200 por mil. Además, gran parte de la preocupación sobre las descargas en la atmósfera industrial, tiene que ver con las partículas que perjudican la visibilidad. Estas descargas pueden tener muy poco impacto directo en la salud. Claramente, el comercio de bienes que encarnan problemas de contaminación estética, podría mejorar el bienestar. Si bien la producción es móvil, el consumo de aire bueno no es negociable.

El problema con los argumentos en contra de todas estas propuestas de más contaminación en los PMA (derechos intrínsecos a ciertos bienes, razones morales, preocupaciones sociales, falta de mercados adecuados, etc.) podría revertirse y usarse de manera más o menos efectiva, contra cada propuesta del Banco, por la liberalización.

Después de que el memorando se hizo público en 1992, el entonces Secretario de Medio Ambiente de Brasil, José Lutzenburger, le respondió a Summers: «Su razonamiento es perfectamente lógico, pero totalmente insensato… Sus pensamientos [proporcionan] un ejemplo concreto de la increíble alienación, el pensamiento reduccionista, la crueldad social y la ignorancia arrogante de muchos ‘economistas’ convencionales, sobre la naturaleza del mundo en que vivimos… Si el Banco Mundial te mantiene como vicepresidente, perderá toda credibilidad, para mí confirmaría lo que he dicho a menudo: lo mejor que podría pasar sería que el Banco desapareciera».

Lamentablemente, el señor Lutzenburger fue despedido poco después de escribir esta carta. En 1999 el señor Summers, fue nombrado Secretario del Tesoro de EE. UU. y sirvió durante el resto de la administración Clinton. Posteriormente, fue nombrado presidente de la Universidad de Harvard.

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