Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

En un contexto donde la política y la gobernanza ha sido fuertemente afectadas por un enfoque persistente lleno de injusticias, privilegios y latrocinios, individualista y sectorizado, la realización de elecciones cada cuatro años viene a ser una pantomima. A menos de que el evento permita realmente una manifestación ideológica y política, enfocada a solucionar la problemática nacional y sea un poderoso instrumento para mejorar la democracia, las campañas electorales y las propias elecciones son un instrumento que se antoja demoledor para el logro de un desarrollo humano y nacional digno y necesario en un siglo XXI.

Estamos a la víspera de un nuevo año electoral: o detenemos la fatalidad de esa subida al poder a base de monedazos de parte de los poderosos que consideran la Nación y el gobernar como propiedad personal, conquistada a base de dineros privilegios e injusticias, o las generaciones futuras de ciudadanos están condenadas a toda clase de pobreza.

Decir es fácil, actuar no lo es. El cambio de gobierno empieza con pensar y la toma del compromiso de las personas por modificar lo que tan mal funciona. La única alternativa para que lo mismo no suceda, es no esperar a que los mismos le den vuelta a la tortilla; alternativa que por décadas se ha producido al sabor, antojo e intereses de los mismos grupos que han sobornado legislatura tras legislatura creando leyes a su favor y manejado presidencias tras presidencias, basados en una justicia que impone condiciones para la realización de todo tipo de fraudes y cuya ambición devora el bienestar, el crecimiento y el desarrollo social y ambiental.

Se argumentará como siempre, que el que merece la presidencia es el que gane y se le ve como premio a sus afanes y sacrificios por enamorar al pueblo, pero debemos tener claro los ciudadanos, que la democracia, los poderes de Estado, se han instituido en las repúblicas democráticas no para premiar a un ganador y sus cuates, cual, si fuera un campeonato deportivo, sino para administrar los intereses nacionales con honestidad, justicia y patriotismo

Por consiguiente, debería, previo al inicio del movimiento electoral del próximo año, establecerse un consenso probablemente acaudillado por los colegios profesionales y universidades, que estableciera una agenda de gobierno deseable quede quien quede, estableciendo lo que cabe esperar de un nuevo gobierno y ello divulgarse dentro de toda la ciudadanía. Solo un buen conocimiento de lo que se quiere, puede alinear las fuerzas políticas ideológicas a un plan y establecer con claridad las cualidades que deben tener los ciudadanos que sean motivo de elección y deban ser electos. Debemos pasar de gobiernos de hecho (pues los que hemos tenido así lo son, dada la mecánica de elección que se tiene) cuya única meta es hacer fortuna, a gobiernos de derecho dirían algunos.

Pero como decía el inmortal Mazzini apodado “el alma de Italia”, hay que pasar del pensamiento a la acción y esa realización debe hacerla la juventud con su esfuerzo, de lo contrario, la Nación no podrá ser liberada y el sentimiento de cariño por la patria se vuelve una patraña pues: no basta con tener la surte de nacer en ella; no basta el esmero de la enseñanza del hogar que choca contra una realidad arbitraria en todo; no basta pensar y anhelar y rogar por un porvenir feliz que lo único que llena es de frustración; no basta sentir sus desgracias deplorándolas, no basta nada de eso. Si uno se queda en esos basta, vivirá de lo mismo multiplicado la ambición y el fraude quien sabe cuánto. Pensamiento y acción debe ser el propósito de todos, ahora que aún no estamos en el momento de iniciar tiempo de elecciones, para fijar lo que queremos, deseamos y necesitamos.

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