Una persona recibe ayuda trasladada vía aérea tras el paso de Eta e Iota. Foto La Hora: Aeroclub

POR REDACCIÓN LA HORA
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El 01 de enero el mundo no tenía idea de lo que meses después significaría un cambio en la dinámica de vida de muchos. En Guatemala, el primer caso del coronavirus COVID-19, se confirmó el 13 de marzo y a partir de ese día, los guatemaltecos debieron adaptarse a distintos cambios que implicaron desde confinamiento, distanciamiento social y el uso de mascarilla, acciones que nueve meses después aún se mantienen.

No obstante, además del reto de mantenerse a salvo, el año ha traído desde oportunidades para convivir más con el núcleo familiar de cada hogar, poder ser parte de la educación de los niños, además, de poder valorar y agradecer por la salud, en el caso de quienes no han padecido la enfermedad gracias a las medidas preventivas.

Foto: La Hora/Christian Gutiérrez

LA COTIDIANIDAD Y EL CAMBIO DE ENTORNO LABORAL-FAMILIAR

Antes de la pandemia, la rutina implicaba pasar muchas horas en el tránsito y el tiempo para realizar actividades fuera de ese entorno era limitado, por ello, haber ganado espacios a diario, resultó valioso, porque de esa manera fue posible convivir más con hijos, pareja, madres, padres, hermanos e incluso con mascotas.

Consultados por La Hora destacaron en especial este aspecto, el poder estar cerca de seres queridos como no había sido posible en muchos años, cuidar de ellos, conversar más, compartir actividades sencillas como ver televisión juntos, un café, almuerzos, cenas, juegos, cocinar, entre otros.

Algunos de los entrevistados recordaron que pudieron acercarse más a sus madres e incluso con sus mascotas, cuidar de ellos y demostrarles su cariño y amor.

En algunos casos, estar cerca de la familia dio un respiro, pese a las dificultades económicas que implicó la suspensión de trabajadores o las limitantes de las empresas para cumplir a cabalidad con los salarios sin tener que sacrificar a uno solo de sus trabajadores. Eso permitió no perder la esperanza de salir juntos adelante.

También pudo aprovecharse el tiempo para disfrutar cada sonrisa, agradecer por cada día al Creador y valorar cada instante de estar vivos y en familia. Aprender cada día a ser feliz, porque es incierto en qué momento eso ya no puede suceder.

La pandemia enseñó a descubrir cuán versátiles pueden ser los miembros del hogar, convirtió a las madres en maestras, a los abuelitos en expertos en tecnología, a los padres en entrenadores deportivos y aunque convivir entre amigos fue y sigue siendo difícil, se valoró más a aquellos que nunca dejaron de estar y que seguro estarán cuando todo pase.

Foto ilustrativa: Una persona observa en una ventana durante uno de los toques de queda que implemento en su momento el Gobierno guatemalteco. AP/Moises Castillo

LOS CANALES DE COMUNICACIÓN COBRARON AUGE

Otro de los factores determinantes, a los que la humanidad debió adaptarse y los guatemaltecos no fueron la excepción, son los distintos canales de comunicación, esto tanto en el tema laboral, como en el tema familiar y educativo. Llamadas, mensajes a través de herramientas como WhatsApp o Zoom, incluso correo, cobraron relevancia durante los meses de confinamiento.

Muchas madres debieron combinar sus trabajos con tareas del hogar y la enseñanza a sus hijos en casa, convirtiéndose en elementos claves para que los niños o adolescentes continuarán aprendiendo y formándose para su desarrollo personal y social.

La Hora publicó en septiembre un reportaje titulado: “Las mujeres, polifacéticas, sumaron un rol inesperado: el ser maestras”, en el cual varias madres detallan cómo asumieron este reto con dedicación, cariño y determinación para que sus hijos no perdieran el año educativo, dándoles la oportunidad de seguir aprendiendo.

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EMPRENDEDORES ASUMIERON ROL DETERMINANTE

Las disposiciones internacionales y locales que limitaron canales de ventas físicos incentivaron la creación de nuevos espacios y plazas de venta de manera electrónica, lo que también se tradujo en oportunidades económicas para quienes ya tenían algún tipo de negocio o a quienes la pandemia los obligó a emprender.

La Hora pudo documentar varias historias durante el confinamiento, y después de este, de guatemaltecos que aprovecharon varios factores, las redes sociales e incluso el uso de los pagos electrónicos para consolidar sus emprendimientos o bien asumieron este papel al perder sus empleos.

Por ejemplo, Mercedes Muñoz Grippen y Mercedes Gabriela Lima Muñoz, madre e hija impulsoras del emprendimiento “From Aaron´s Kitchen”, quienes durante la emergencia consolidaron las ventas a domicilio de sus pasteles y otros alimentos.

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También el caso de Julio Valdez, quien perdió su empleo y lo que se veía al inicio como un momento complicado, se convirtió en una oportunidad para empezar un emprendimiento junto a su esposa María José Robles.

Ambos impulsaron “Waybäl”, que significa lugar para comer en kaqchikel, el nombre que la pareja eligió para dar a conocer un negocio de especias y mezclas de hierbas preparadas para dar un toque a los alimentos que ha ganado el gusto de sus clientes.

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Por ejemplo, VisaNet le indicó a La Hora que, durante 2020, los canales digitales han triplicado su participación del total de facturación, “el ticket promedio de canales digitales es de Q200”.

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Para muchos guatemaltecos se volvió común comprar con transferencias electrónicas y recibir sus productos en la puerta de sus casas o trabajos.

Mercedes Muñoz Grippen y Mercedes Gabriela Lima Muñoz, madre e hija impulsoras del emprendimiento “From Aaron´s Kitchen”. Foto La Hora

MÁS OPORTUNIDADES DE APRENDER Y AGRADECER; SER SOLIDARIOS

Parte del cambio, fue el proceso de poder aprender a reconocer y valorar lo positivo de la vida en épocas difíciles, ya que siempre hay algo que aprender y agradecer. Además, de tener fe, en que todo pasará un día y la sociedad estará integrada por personas con un mayor nivel de humanidad.

Asimismo, la palabra resiliencia se volvió clave este año, desde familias que se vieron afectadas por el COVID-19, hasta emprendedores, empresas que son fuente de empleo para muchas familias, aprendieron a recuperarse y a darse la mano.

El guatemalteco, caracterizado por su solidaridad, no falló en la pandemia, las banderas blancas, en algunos casos, aún se ven por algunas calles de la ciudad, hicieron recordar que así es el chapín, solidario y servicial con quien necesita.

Varias son las personas que con banderas blancas pidieron auxilio ante la complicada situación. Foto La Hora/AP

Particulares, empresas, iglesias, organizaciones sociales, cineastas, incluso niños, se organizaron o individualmente, apoyaron al guatemalteco que lo perdió todo durante los meses más complicados de la emergencia y que enfrentaban serias dificultades para salir adelante.

Los ejemplos son innumerables, por ejemplo, Rayuela organizó almuerzos comunitarios para miles de personas que no tenían para alimentarse durante los meses de confinamiento y las secuelas que esto trajo para la economía nacional. Cada día, se podía observar en la Plaza de la Constitución o en el restaurante ubicado sobre la Sexta Avenida de la zona 1, una considerable cantidad de personas esperando un plato de comida.

O como olvidar la historia de Vittoria, quien con apenas 7 años y la ayuda de sus padres, creó la iniciativa “Rainbow Hope”, por medio de la cual elaboró y vendió pulseras personalizadas para llevar además de una refacción, un mensaje de esperanza a quienes ondeaban banderas blancas con la ilusión de recibir ayuda con alimentos.

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Incluso con los efectos recientes de las tormentas tropicales Eta e Iota, a pesar de las complicaciones que los guatemaltecos ya enfrentaban, migrantes, empresarios, particulares, entre otros, volvieron a unirse para llevar ayuda a las familias que lo perdieron todo.

Solo para citar una de tantas situaciones, recientemente Aeroclub de Guatemala detalló que 459,776 libras de ayuda humanitaria fueron transportadas en 55 aviones y 21 helicópteros, lo que representó más de 600 horas de vuelo. El costo de operaciones ascendió a Q 2,994,554.39.

La solidaridad fue uno de los aspectos que más sacó a relucir el guatemalteco. En la foto, durante los primeros meses de la pandemia guatemaltecos preparan alimentos para afectados de forma colateral por la pandemia. Fotos: Christian Gutiérrez/LH

MIGRANTES TAMPOCO SE DETUVIERON

Asimismo, otro sector que destacó, porque como en otros años sacaron adelante al país con su trabajo y esfuerzo, fueron los migrantes, quienes a pesar de que la mayoría vive y trabaja en Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia del COVID-19, en un año electoral, no dejaron de contar sus historias de éxito para alentar a los suyos en Guatemala y en el extranjero.

A pesar de la pérdida de empleos, confinamientos, entre otras situaciones, con los ingresos del mes pasado, 2020 hasta ahora suma un total de US$10,176,784.0, en remesas, una cifra cercana a la obtenida en todo 2019 cuando se registraron US$10,508,397.4, representando un alivió para la economía nacional.

Muchas personas en Guatemala migran a EE. UU. para trabajar y enviar remesas a sus familias. Foto La Hora

LOS SERVIDORES PÚBLICOS, QUIENES HACEN SU LABOR CON ENTREGA

Además, 2020 permitió visualizar más la entrega y dedicación de los servidores públicos por el bienestar de los guatemaltecos, como los doctores, enfermeras y trabajadores de la salud que continúan en la primera línea combatiendo al virus que afecta a miles de personas.

Muchos de ellos se enfermaron, corrieron riesgos o incluso fallecieron luchando por salvar las vidas de todos los ciudadanos que se contagiaron del coronavirus COVID-19.

Hasta hoy, hemos tenido que despedir a 4,803 personas a causa del virus, en muy pocos casos, esas historias llevaron un nombre y un apellido, pero sin duda, cada uno es recordado con respeto y amor en cada hogar, también celebramos la vida de 125,630 afectados que pudieron recuperarse de la enfermedad y seguimos pidiendo por los 6,733 que aún están luchando por su recuperación.

Sin dejar de mencionar a cuerpos de socorro como bomberos, trabajadores de salud del ámbito privado y del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), quienes también fueron vitales para la recuperación de más de 100 mil guatemaltecos.

Así como a los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), Ejército de Guatemala, entre otras entidades que resguardaron a los ciudadanos durante el confinamiento.

Médicos del Hospital Roosevelt. Foto La Hora/José Orozco

¿UN NUEVO DESPERTAR CIUDADANO?

Además, este año será recordado por un nuevo despertar ciudadano, ya que, en noviembre, luego de la aprobación del Presupuesto 2021 por la alianza oficialista en el Congreso, lo cual provocó el repudió y rechazo de los guatemaltecos, estos volvieron a la Plaza de la Constitución por lo menos tres sábados consecutivos exigiendo cambios al sistema del país.

Aunque se registraron incidentes que no han sido esclarecidos, como la quema del Congreso y de un bus de Transurbano, así como la posterior represión de las fuerzas de seguridad a los manifestantes pacíficos, la presión ciudadana logró que Ejecutivo y Legislativo desistieran de sus intenciones, sin embargo, 2021 será un año de retos para estos movimientos ante los constantes ataques e intentos de cooptación de Cortes y la propia Corte de Constitucionalidad.

Sin duda, ha sido un año difícil, duro y triste en muchos hogares, que vieron familiares, amigos, conocidos, médicos fallecer a causa del virus; no obstante, quienes aún que aun vivimos, agradecemos y esperamos con fe, el día en el que estaremos juntos. No será igual, pero seremos mejores personas y más agradecidos con la vida.

Guatemaltecos salieron nuevamente a la Plaza de la Constitución. Foto La Hora/José Orozco
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