Por Regina Pérez
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Andrea Villagrán, una de las 30 congresistas mujeres en un Congreso de 158 diputados, asumió como diputada a los 25 años. Originaria de Zacapa y proveniente de una familia de escasos recursos, cuenta que decidió estudiar Ciencia Política para entender cómo funcionaban las diferentes estructuras del Estado.
Villagrán recuerda como anécdota que cuando dijo que iba a estudiar Ciencia Política hubo un rechazo total de su familia que se preocupaba mucho porque consideran que política es un tema delicado, tras varios años de guerra en el país.
En la Universidad, Villagrán se involucró en movimientos estudiantiles y presidió la Asociación de Estudiantes de Políticas, para luego involucrarse en la vida partidaria tras lo cual ingresó al Congreso, esto tras la salida del diputado Christian Boussinot, por un caso de corrupción.
La diputada considera que en su caso, al haber asumido a los 25 años, ha sido doblemente discriminada en el Organismo Legislativo, por ser joven y ser mujer. Señala que cuando las congresistas se expresan, sus opiniones no son valoradas y respetadas como en el caso de los hombres.
“En mi caso he sido víctima de intimidaciones por mi postura política y porque es molesto que, como dicen ellos, una niña de mi edad, de mi género, sea a veces una piedrita en el zapato, sea incómoda al no seguir sus instrucciones, tener mi propio criterio y no obedecer lo que decían las cabezas de la bancada. Ha sido un obstáculo importante que no te tomen en serio, que traten de minimizar tu postura, que tengas que ser la súper mujer o la superhéroe, tienes que ser perfecta o intachable para que tengas que ganarte el espacio” relata.
Villagrán considera que la meritocracia es importante, sin embargo hace ver que si un hombre hubiese juramentado el día que ella lo hizo, probablemente no se le hubiera cuestionado, mientras que en su caso, las expectativas fueron más altas.
Por otro lado, Villagrán describe que persiste el machismo en espacios como el Congreso, por ejemplo acoso de parte de sus colegas diputados. Cuando fue juramentada, recuerda que varios diputados estaban chiflando y haciendo comentarios fuera de lugar.
La oficina del diputado saliente (Boussinot) se la dieron a otra persona, a ella le asignaron una en el sexto nivel, sin elevador y vacía. “Me limitan el acceso a recursos, no tengo acceso a caja chica, al final no estoy acostumbrada a eso, yo lo hago de mis recursos, pero es un derecho al que yo podría tener acceso” comenta.
A diferencia de otros congresistas, no ha tenido un solo viaje pagado por el Congreso. “Todos han sido por gastos propios, gestiones a través de la cooperación o invitaciones que me han hecho, no he tenido ningún apoyo de parte del Congreso para mis actividades en cuanto a las relaciones exteriores”, comentó.
Finalmente, Villagrán habla de los logros de las mujeres en la política, señalando que esta legislatura tiene el mayor número de diputadas en su historia, 30 en total, de 258 congresistas. Asimismo hace notar que muchas de ellas, como en su caso, ingresaron para reemplazar a diputados curules, lo que demuestra que a las mujeres generalmente se ponen en casillas bajas y que quienes encabezan los listados son hombres.
Otro de los logros ha sido discutir temas como la violación de las niñas, trata de personas y debatir temas como las cuotas de género en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que tampoco se aprobó pero que fue parte de una discusión que se está comenzando. También la aprobación, en otras legislaturas de leyes como la del Femicidio.
Por otro lado también considera que falta mucho, por ejemplo, en la JD del Congreso solo hay una mujer que la integra y en la historia, solo dos mujeres han sido presidentas, Catalina Soberanis y Arabella Castro. “Considero que es una tarea que nos queda, la sororidad entre diputadas, saltarnos las bardas ideológicas y políticas y llegar a acuerdos en beneficio de las mujeres guatemaltecas” puntualizó