Por Redacción La Hora
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Encargada de preparar refacciones en la Universidad de Colorado en Estados Unidos, la salvadoreña Rosa Cardoza de Gutiérrez relató en una entrevista para el medio Cu Independent, cómo fue que llegó a ese país junto a su familia, y la incertidumbre que afrontan por no saber qué sucederá con su situación migratoria. Rosa es beneficiaria del Estatus de Protección Temporal (TPS por sus siglas en inglés), mientras tres de sus hijos están adscritos al DACA, programa que se encuentra en impase.

Mientras prepara sándwiches en una pequeña cocina del campus de la Universidad de Colorado para los estudiantes, Rosa empieza el relato de su travesía.

Una nota publicada por el medio Cu Independent, Rosa señala que es uno de los 15 empleados de la Universidad de Colorado beneficiarios del TPS, el cual fue otorgado por Estados Unidos a El Salvador.

A los inmigrantes de El Salvador se les otorgó el TPS luego de los desastrosos terremotos que sufrió ese país a principios del 2001, sismos que destruyeron más de 100 mil hogares. Estos permisos de residencia han permitido que aproximadamente 200 mil salvadoreños vivan y trabajen legalmente en los Estados Unidos durante casi dos décadas.

No obstante en enero pasado, la publicación recuerda, que la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump anunció la terminación del TPS para los salvadoreños antes del 9 de septiembre de 2019. Previo a esa fecha los beneficiarios del programa deben encontrar un camino para regularizar su estatus o serán susceptibles de deportación, si no abandonan el país antes.

LLEGÓ EN LA BÚSQUEDA DE UNA MEJOR VIDA

En ese sentido, la salvadoreña enfatizó conteniendo las lágrimas: «sentimos que el mundo cambió… a partir de ahora, todo se ve oscuro».

De Gutiérrez, explicó que emigró a Estados Unidos con su esposo con la esperanza de dar una mejor vida a sus hijos, aunado al temor que prevalece en las familias salvadoreñas por la presencia de las pandillas en ese país. Cuando decidieron dejar El Salvador, sus hijos tenían entre 6 a 11 años de edad, recordó Rosa.

Para sostener al hogar, tanto la entrevistada como su esposo trabajaron largas jornadas laborales para tener suficiente dinero para cubrir las necesidades de sus hijos, lo que implicó sacrificios y desvelos, aunque considera que valió la pena.

De sus cuatro hijos, una nació en Estados Unidos y los otros tres son beneficiarios del DACA, un programa que también se encuentra en el limbo, sin que hasta ahora el Congreso estadounidense consiga llegar a un acuerdo que permita regularizar la situación migratoria de los beneficiarios, luego de que el presidente Trump diera por finalizado ese programa. El ámbito judicial el DACA también se encuentra en análisis.

ENVÍA AYUDA A SUS FAMILIARES EN EL SALVADOR

Además, Cardoza envía regularmente remesas de unos US$300 a US$400 por mes a sus hermanos, sobrinas y sobrinos en El Salvador, lo que les permite a algunos de ellos asistir a la universidad.

«Siento que he dado todo y lo mejor de mí a esta universidad, he dado mi mejor servicio a los estudiantes. Es injusto que nuestro trabajo y nuestros permisos ya no sean nada, y todo lo que hemos dado a la universidad no será nada, y que simplemente seremos reemplazados «, dijo Cardoza.

Finalmente, la entrevistada destaca que los problemas que enfrenta su país le preocupan si su familia se ve obligada a retornar, “¿qué va a pasar con mi familia? ¿Me voy a quedar y tendré que vivir en las sombras como el resto de los indocumentados en este país? «.

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