Por Andrea Jumique
ajumique@lahora.com.gt

Desde hace diez meses, la rutina de Claraluz*, de veintidós años, se basa en levantarse a las 5:50 horas para ir a trabajar al comedor de su familia en Chimaltenango. Enfocada en marcar la diferencia en el servicio, siempre atiende con amabilidad, honestidad y se preocupa por el bienestar de sus clientes. A pesar de que le gusta y está cómoda en su trabajo, no es lo que deseaba, pero la falta de oportunidades la han llevado a ser positiva y enfocarse en las cosas buenas que le ofrece la vida.

La guatemalteca se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras con orientación en Computación en el año 2011. Con el deseo de seguir estudiando, realizó los trámites para ingresar a la Universidad de San Carlos para estudiar medicina, sin embargo, se le presentaron algunos problemas durante el proceso, por lo que no pudo ingresar a la Facultad.

A pesar de este obstáculo, su deseo de superación no disminuyó. Luego de dedicar unos meses al cuidado de sus dos hermanos menores, Claraluz decidió estudiar inglés ya que considera que es un idioma que actualmente es la puerta hacia nuevas oportunidades.

Conforme fue pasando el tiempo, Claraluz concluyó que desea estudiar periodismo. Sin embargo, la situación económica de su familia no le permitió estudiar esta carrera. “Cuando yo le dije a mi familia que quería volver a estudiar, me dijeron que era mi estudio o el pago de la casa. Entonces, no pude ser egoísta. Desistí de esa idea y mejor me puse a buscar trabajo para ayudar en la casa”, relata.

LA BÚSQUEDA DE TRABAJO

Claraluz indica que su “travesía” de búsqueda de trabajo comenzó en la ciudad capital. Debido a los estudios del idioma inglés que había tomado decidió aplicar para empleos en varios call centers, pero no la aceptaron, ya que no lograba el nivel que le solicitaban.

Luego de varias entrevistas de trabajo, decidió regresar a Chimaltenango. Con el objetivo de ayudar en la economía de su casa, Claraluz y su madre pusieron una venta de comida. “Era muy alegre. Vendíamos tostadas, panes, rellenitos y muchos platillos más”.

Para obtener mayores ingresos, la joven de veintidós años comenzó a trabajar en la finca de su tío, lugar en el que no estuvo mucho tiempo debido a que por problemas económicos su tío decidió cerrar la finca.

Desde hace diez meses, con su madre retomaron el negocio de la comida y decidieron poner un comedor, lugar en el que Claraluz ha aprendido a ver el mundo de forma distinta y percibir problemas sociales que afectan el desarrollo del país.

EL DESEO DE MIGRAR

Claraluz no descarta la idea de migrar hacia Estados Unidos para buscar mejores oportunidades y ayudar más a su familia. La adolescente comenta que por lo único que no ha viajado hacia el país norteamericano es por su madre, ya que ella siempre le cuestiona “qué será de ella” si Claraluz se va.

“Lo que me ha llevado a considerar la opción de irme es la dificultad para conseguir un trabajo. Cuando buscamos, siempre nos dicen que no tenemos experiencia. Al ver que acá se cierran las puertas, uno siempre se pregunta si -migrar- es la única salida a los problemas. La mayoría, por querer buscar mejoras para nuestra familia, consideramos que esa es la única salida”, indica Claraluz.

A pesar de que tiene conocimiento acerca de los riesgos y las consecuencias de la migración, ella no descarta que el país norteamericano es una opción para resolver sus problemas. “Estados Unidos ofrece mayores oportunidades, aunque sabemos que el trabajo es duro para cualquiera que llegue. Pero una persona que está acostumbrada al trabajo, no le importa ese factor. Sino al contrario, lo ve como una forma de proveer más dinero a la familia”.

SUS PASATIEMPOS

Desde niña, Claraluz ha tenido la pasión por escribir. A su corta edad, ha escrito un promedio de veinticinco poemas que algún día desea publicar en un libro. “Siempre me ha gustado escribir lo que platico con otras personas, hacer pequeños arreglos de nuestras conversaciones”, señala.

“Hace como seis años escribí mi primer poema. Luego hice una pausa y fue hasta hace poco que comencé a escribir otra vez. Hace como dos años escribí algunas canciones y otros poemas, pero nunca lo publiqué o se los enseñé a alguien más”, indica.

Además de continuar con la poesía, Claraluz desea impartir charlas acerca de cómo el contrabando afecta el desarrollo del país. “De esto me he dado cuenta con las personas del mercado. Cuando compramos cosas de contrabando estamos haciendo que nuestro dinero se vaya del país”. Señala que es necesario concientizar a las personas acerca de que no se debe apoyar el contrabando porque ese problema “le quita las oportunidades a quienes de verdad las necesitan”.

A pesar de las dificultades que ha tenido que pasar, Claraluz indica que está agradecida con la vida que le ha tocado vivir y con las experiencias que la han hecho más fuerte y tener una visión más amplia de los problemas sociales.
En el recuadro podrá leer uno de los poemas que ha escrito la guatemalteca.

*Por motivos de seguridad, el nombre de la persona que nos relató su historia fue modificado.

Creer en Ti
Creo  en esa belleza escondida que está en tu corazón,
En la calidez de tus manos donde me siento protegida,
En esa sonrisa que alegra mi vida,
En esa mirada que me llena de confianza,
En el sonido de tu voz que es mi dulce melodía,
En tu compañía sin importar las circunstancias,
En esas palabras que salen de lo más profundo de tu ser,
Y aunque no lo notes sé que te has enamorado,
que has cambiado porque el amor lo ha hecho,
Sin pretextos y excusas ahora te encuentras envuelto
Y ya no sabes a donde ir 
Tu corazón ya es de alguien más, ya no es tuyo
Solo quieres encontrarte en ella.

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