POR DOUGLAS GÁMEZ
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Recientemente el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM) presentó en Washington un informe sobre la seguridad alimentaria y la migración desde Centroamérica. En el documento señalan que las tendencias de las movilizaciones de la región hacia Estados Unidos son de una población cada vez más joven.

El informe hace alusión a que esa población migrante joven del Corredor Seco es vulnerable y su migración es empujada por factores asociados a la inseguridad alimentaria.

“A pesar de que el total de la migración de México hacia los EE. UU. ha disminuido en años recientes, las salidas de migrantes de los países estudiados han aumentado considerablemente desde el año 2010. Aunque en los últimos dos años ha aumentado la proporción de jóvenes migrantes y mujeres, los hombres adultos continúan representando el grupo más grande”, enfatiza el documento.

A la vez que advierte sobre el número de detenciones de migrantes en las fronteras así como de niñez no acompañada, reitera en varios puntos que las condiciones del Corredor Seco de Centroamérica son adversas y por ende influyen determinantemente en los flujos migratorios.

“Más de la mitad (58 por ciento) de los hogares entrevistados durante el estudio declararon que gastan en alimentos más de dos tercios de sus ingresos, lo que evidencia un alto nivel de vulnerabilidad económica. Se han reducido las oportunidades de empleo debido a la poca lluvia o sequía vinculadas al fenómeno El Niño”, menciona.

EL ESTUDIO

El informe fue elaborado por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), con la participación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la colaboración del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y la Organización de Estados Americanos (OEA).

El análisis comprendió el Corredor Seco del Triángulo Norte, es decir en El Salvador, Guatemala y Honduras.

“En los tres países se encontró un vínculo claro entre la inseguridad alimentaria y la migración. La pobreza y el desempleo son las causas más generalizadas de la migración, seguido por las adversidades climáticas con efecto en la agricultura (pérdida de cosechas y pestes) y la violencia delincuencial. La pobreza se describe de diferentes maneras, incluyendo la incapacidad de poner suficientes alimentos en la mesa”, destaca el documento.

LAS VINCULACIONES

El análisis hace ver la relación entre la migración y la inseguridad alimentaria, una de las conclusiones es que la incapacidad de alimentar adecuadamente a la familia puede convertirse en un factor detonante de la migración.

“Luego, después de varias temporadas consecutivas de pérdidas agrícolas, la encuesta a hogares con miembros recientemente emigrados de este estudio encontró que el 47 por ciento de los hogares padecía inseguridad alimentaria. Este valor no tiene precedentes en la región y es comparable con los niveles observados en crisis humanitarias en otras partes del mundo”, manifiesta el informe.

Asimismo, indica que las migraciones pueden tener impactos positivos en los familiares en situación vulnerable, dependiendo de la utilización de las remesas ya sea para mejorar el poder adquisitivo de las familias o de forma negativa si son empleados para la compra de productos ajenos a la alimentación.

“Otro resultado negativo es que muchas familias de emigrantes que no son exitosos se vuelven dependientes de la asistencia social y alimentaria”, señalan.

Además, emiten una serie de recomendaciones para reducir la vulnerabilidad, protección social y responder a la crisis migratoria, entre otros.

“Los esfuerzos conjuntos para reducir la migración y promover el desarrollo humano, como la Alianza para la Prosperidad, deberían considerar inversiones a largo plazo en seguridad alimentaria y la nutricional en el Corredor Seco y otras zonas”, concluye.

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