Por KRISTI EATON
PANAJACHEL, Guatemala/AP

La embarcación navega desde muy temprano, recoge lugareños y los deja en diversos puntos alrededor del lago. Algunos pasajeros visten ropa tradicional maya de múltiples colores y se dirigen a la ciudad de Panajachel con la expectativa de vender sus artesanías a los turistas.

El lago de Atitlán, ubicado en las tierras altas del oeste de Guatemala, es una zona que atrae turistas en una zona rica en cultura maya. Existen más de 20 grupos étnicos mayas en Guatemala, y varios de ellos viven en la zona del lago de Atitlán, principalmente los pueblos Tz’utujil y Kaqchikel.

Cada una de las localidades y aldeas alrededor del lago es conocida porque ofrece algo distinto, como por ejemplo textiles, alfarería y terapias holísticas. La zona también es conocida por sus escuelas que enseñan español y en las que los alumnos tienen la opción de vivir con familias locales.

Panajachel es la ciudad principal donde muchos visitantes comienzan su viaje. Muchas otras localidades y aldeas rodean al lago y son accesibles a pie, en tuk-tuk o en lanchas públicas.

La ciudad, conocida como Pana, cuenta con restaurantes que sirven comida local e internacional, cafeterías, vendedores callejeros y demás. En su calle principal, la Santander, los visitantes pueden comprar textiles y piezas artesanales hechas a mano por indígenas que viven en las localidades alrededor del lago. Durante el día, la calle está llena de vendedores que expenden bolsas, billeteras, pañuelos, café, joyería y otros artículos.

En otra parte cerca de la orilla del lago, la localidad de San Marcos La Laguna es famosa por su ambiente apacible y atrae a turistas interesados en terapias espirituales y holísticas, como masajes, yoga y meditación.

Los visitantes pueden inscribirse para tomar clases de distinta duración en estudios y retiros bajo la dirección de expatriados en diversas partes de la localidad. Abundan en San Marcos diversas opciones de alimentación: vegetariana, vegana y de la cocina local.

Es posible recorrer toda la localidad a pie, aunque también hay transporte en tuk-tuks.

San Juan La Laguna, por su parte, es un municipio prometedor en el que destacan las cooperativas femeninas de productos textiles con teñidos naturales.

Una de las cooperativas más conocidas se llama Lema. Iniciada por Rosalinda Tay, las mujeres indígenas en la cooperativa utilizan técnicas de teñido y tejido transmitidas de generación en generación. Los colores naturales son fabricados con las diversas plantas que se dan en la región.

Los visitantes de la cooperativa pueden aprender de primera mano cómo tejer y crear teñidos naturales durante las clases o comprarse un pañuelo, una bolsa u otro artículo hecho a mano por las mujeres.

Camino abajo se encuentra un proyecto comunitario en San Juan, el Utz’iil Eco-Centro, desarrollado como un centro de intercambio cultural para la comunidad; incluye un albergue, un salón de té, jardines, un escenario musical y un sector para artesanos. El objetivo del proyecto es compartir las tradiciones mayas de los lugareños Tz’utujil, así como fomentar prácticas ambientalmente sustentables.

Otra localidad a la orilla del lago, San Antonio Palopo, atrae a visitantes por su cerámica. Las cooperativas crean una variedad de piezas complejas de alfarería con distintos diseños.

Aunque el español es a menudo la segunda lengua de muchos pueblos indígenas en la zona, los visitantes pueden estudiarlo en una de las escuelas de la región que ofrecen sesiones personales y la opción de hospedaje en un hogar o en el lugar.

Todos los días en la mañana durante cuatro semanas tomé dos horas de clases de español en la escuela local en Panajachel. Mi maestra era una indígena joven que vivía con su familia en la aldea próxima de Santa Catarina Palopo, así que pude practicar el idioma con ella al tiempo que aprendía más sobre la cultura y el estilo de vida maya.

La zona del lago ofrece alojamientos para todos los bolsillos, desde la lujosa Casa Palopo en la aldea de Santa Catarina Palopo que tiene vista panorámica del lago y los volcanes, hasta albergues y hospedajes con cama y desayuno en San Marcos para los entusiastas del yoga y los masajes.

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