POR CLAUDIA PALACIOS
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Los últimos escándalos en la vida política nacional llevan a los analistas a hacer énfasis en la necesidad de una reforma integral a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que pueda proveer al TSE de las herramientas necesarias para imponer su autoridad frente a los repetidos abusos cometidos por los partidos políticos.

Para Christian Castillo, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad San Carlos (IPNUSAC), la reforma a la Ley Electoral es una deuda pendiente desde los Acuerdos de Paz y que no pudo ser subsanada con las reformas anteriores. Para Castillo: “Hay fenómenos que han comenzado a suceder que no fueron contemplados dentro de la ley… existe actualmente un fortalecimiento de los partidos políticos por encima de la autoridad del TSE, quien debe operar con una ley porosa que no cuenta con sanciones ejemplares que puedan desincentivar las malas prácticas partidarias”.

_Nac3_1bSegún Luis Linares, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), la poca efectividad de la actual ley reside en su ambigüedad y escaso control sancionatorio, razón por la cual es comúnmente burlada por los Partidos Políticos.

Para los expertos los principales ejes sobre los que debe construirse esta reforma son: el fortalecimiento de la autoridad del TSE a través de sanciones y controles adecuados; una fiscalización efectiva del gasto de campaña y el financiamiento privado; la regulación de la organización de los partidos políticos, para evitar el transfuguismo y democratizar los procesos internos de elección de candidatos y, finalmente, la prolongación del tiempo de organización del proceso electoral, para que los preparativos se inicien en enero y no hasta marzo como actualmente se hace.

Según Eduardo Velázquez, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), debido a que son los mismos partidos políticos quienes, en el Congreso, deben aprobar una reforma de Ley, para que ésta pueda ser llevada a cabo, es necesaria la participación activa de la población para exigir cambios en el comportamiento de los partidos políticos.

Luis Linares coincide con Velázquez al opinar que la exigencia ciudadana puede llevar a la autorregulación de los partidos políticos y que las leyes electorales deben avanzar en la construcción de ciudadanía.

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