Calvo Drago nació en 1969 y desde muy joven inició su recorrido en el mundo de la literatura. Foto vía Javito Payeras/Facebook

Con nostalgia e incredulidad fue recibida la noticia sobre el deceso, este lunes del escritor, editor y poeta guatemalteco Julio Calvo Drago, quien a los 52 años inició su camino hacia la eternidad dejando un legado de producciones literarias y escritos periodísticos.

Calvo Drago nació en 1969 y desde muy joven inició su recorrido en el mundo de la literatura. Se desempeñó en diversas áreas de la escritura hasta llegar a la Revista Faro del Liceo Guatemala, participando en varios concursos.

Fue en uno de estos certámenes en 1998 cuando se hizo acreedor del premio “Bancafé-El Periódico” por su relato de ciencia ficción Megadroide Morfo 99 contra el Samuray Maldito.

Posteriormente se dedicó en áreas como la publicidad y la edición de textos periodísticos en varios medios de comunicación del país entre estos el Diario de Centroamérica y Plaza Pública, así como editor y corrector en la Editorial Santillana.

Entre sus libros escritos están:

• Cero coma Cero
• El retorno del Cangrejo Parte 4
• La vuelta al CD en 13 Tracks

 

Tras conocerse esta lamentable noticia, las reacciones no se hicieron esperar y entre las muestras de condolencias destaca la publicación de Filgua, que por medio de las redes sociales lamentó al fallecimiento del escritor, destacado por su obra que refleja la realidad nacional de una forma original y vanguardista.

Periodistas y otros poetas que compartieron con él, este recorrido literato también expresaron su pesar ante irreparable pérdida en el mundo de las letras. Entre estos colegas como Miguel González Moraga y Enrique Nevada, éste último de Plaza Pública con quien compartió labores.

También la Librería Sophos, que manifestó: “Editor y corrector de profesionalismo intachable y acuciosidad obsesiva, escritor libre y juguetón, a Julio siempre se le veía más serio en el instante que procedía al resplandor de su sonrisa franca. Habitual de Sophos desde la Reforma, Cuatro Grados Norte y Fontabella, es muy difícil pensar que no volveremos a verlo tomando café en una mesa, al fondo”.

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