El 4 de febrero de 1976, hace 48 años, la destrucción y tragedia arrasaron varios departamentos del país luego que el terremoto estremeciera las viviendas de los guatemaltecos de madrugada. Fueron solo 39 segundos los que cobraron la vida de al menos 23 mil personas, algunas de las víctimas murieron en el instante, otras horas más tarde y días después del desastre natural.
El epicentro se registró en Los Amates, en el departamento de Izabal. No obstante, la magnitud del terremoto fue sensible en los países vecinos como Belice, El Salvador y Honduras. Inclusive las ondas telúricas alcanzaron las inmediaciones de la Ciudad de México.
Las fotografías de la tragedia y los relatos del drama fueron retratados por la Revista National Geographic en el volumen 149 que se publicó en junio de 1976.
LOS RELATOS
Un turista que se encontraba en Tikal mencionó en esa fecha, que no sabía que era un terremoto hasta que escuchó el sonido de los monos y loros en la selva de Petén.
En San Pedro Sacatepéquez, en tanto, Cleto Monroy se levantó de su cama al sentir el movimiento en la tierra y en la oscuridad tomo a sus dos hijos y logro salir antes de que las paredes de su casa colapsaran, «pensé que solo fue mi casa la que se había caído«, no obstante, cuando encendió las luces de su carro se dio cuenta de que había sido en todo el lugar.
En la capital, en la iglesia del Cerrito del Carmen el padre Constatino Gastino detalló que, escuchó un sonido como de una explosión, otra persona lo describió como un trueno, mientras el fotógrafo Diego Molina dijo que fue algo como una tormenta en el mar.
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En la avenida Elena en la zona 1 de la ciudad murieron varias personas, Luis Arturo Rodas indicó que se despertó cuando escuchó el sonido de los muebles cayendo y personas gritando y luego el techo cayó sobre él y quedó inconsciente.
Como consecuencia del terremoto, explican que la ciudad se quedó sin energía eléctrica.
PERDIÓ HASTA ONCE FAMILIARES
Alfonso Amaya de El Progreso, indicó a la revista que escuchó como su hermana lo llamaba, momentos después todo fue silencio, esto luego que la casa en la que vivía cayera al suelo, «podía escuchar como lloraba… pensé en mi papá y mi mamá me preguntaba si se habían salvado. Había mucho polvo«.
Tiempo después, supo que sus papás estaban muertos y también su hermana, «perdí once familiares y todos fueron enterrados sin ataúdes, envueltos solo en sábanas, no pudimos tener funerales, eran demasiados muertos«.
En El Progreso, la revista cita que pedir ayuda era complicado porque todas las líneas telefónicas fueron interrumpidas y la carretera estaba cubierta de deslizamientos de tierra.
En tanto, en la capital, los médicos y enfermeras movían a los pacientes afuera y en los pasillos de hospitales, «nunca había visto a tantos con fracturas en la columna y pelvis», mencionó un internista, mientras agregó que todas las personas estaban durmiendo cuando ocurrió la emergencia.
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En el resto de departamentos se tenían diferentes reportes de daños, personas fallecidas y la situación que debieron enfrentar guatemaltecos que sobrevivieron al terremoto.
HASTA 23 MIL FALLECIDOS
Los registros oficiales contabilizaron 23 mil muertos, 73 mil heridos y al menos 1 millón de damnificados en distintas formas.
Asimismo, fueron 258 mil casas destruidas, dejando a cerca de 1.2 millones de personas sin hogar.