Transcurrida la primera mitad del 2022, el Observatorio de Salud Sexual Reproductiva (Osar) determinó que más de 35 mil niñas y adolescentes guatemaltecas se han convertido en madres. De continuar con el mismo panorama, Guatemala podría igualar o incluso rebasar las estadísticas de 2021, cuando fueron registrados 72 mil 077 nacimientos producto de un embarazo en menores.
35,000 Embarazos en menores
Un alto costo para madres-niñas y al país👉 [https://t.co/yYY5Yly8Jr] pic.twitter.com/1TlZNqv9DZ
— Diario La Hora (@lahoragt) July 22, 2022
Los datos del observatorio registran de enero a junio 35 mil 741 embarazos, los que clasifica en dos grupos: madres de entre 10 y 14 años, con 1 mil 106 casos en dicho periodo y de entre 15 a 19 años, grupo que registra a 34 mil 635 jóvenes.
POR EDADES
Según la información recolectada por Osar, en el primer semestre de 2022 la mayoría de víctimas embarazadas se ubicaron en el grupo de 15 a 19 años, para superar los 2 mil embarazos por cada año de edad.
La tendencia apuntó a que mientras aumenta la edad, también lo hace la cantidad de embarazos juveniles. En ese sentido se identificaron las cifras por edades de las madres:
– 11 años: 6 nacimientos
– 12 años: 38
– 13 años: 197
– 14 años: 864
– 15 años: 2,469
– 16 años: 4,951
– 17 años: 7,360
– 18 años: 9,225
– 19 años: 10,630
Entre los datos resalta que 1,106 nacimientos corresponden a niñas madres de 10 a 14 años. De acuerdo con la legislación guatemalteca -Artículo 173 del Código Penal- es posible determinar que el 100% de los embarazos en este grupo etario fueron producto de una violación sexual.
LOS DEPARTAMENTOS CON MAYORES CANTIDADES
El desplegado por departamento de origen de los nacimientos permite observar que Huehuetenango, Alta Verapaz, Guatemala y Quiché son los más afectados con embarazos en niñas y adolescentes reportados entre enero y junio de este año.
• En Huehuetenango se registraron 4,585 nacimientos. Los municipios con mayor cantidad de casos fueron Santa Cruz Barillas con 527; Huehuetenango (460) y San Mateo Ixtatán (296).
• Alta Verapaz reportó 4,091 embarazos, de los cuales 872 fueron en Cobán; 562 en Fray Bartolomé de las Casas y 535 en San Pedro Carchá.
• En Guatemala hubo 3,835 casos, la mayoría en el municipio de Guatemala, con 2,019; Amatitlán (289) y San Juan Sacatepéquez (278).
• Quiché registró 3,295 bebés cuyas madres fueron niñas o adolescentes. Los municipios con mayores cifras fueron Ixcán (534), Joyabaj (446) y Uspantán (415).
LOS COSTOS DE UN EMBARAZO TEMPRANO
A pesar que para las adolescentes de 15 a 19 años no es posible concluir preliminarmente que el embarazo fue producto de una violación, tanto las jóvenes de este grupo como las del de 10 a 14 años son obligadas a completar la gestación.
Una niña o adolescente madre tiende a enfrentarse a más complicaciones desde su educación escolar y que años después trascienden a la vida laboral, según lo revelado por el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, en inglés) titulado “Consecuencias Socioeconómicas del Embarazo en la Adolescencia en Guatemala”.
De las mujeres que fueron madres en la adolescencia, solamente 2% obtuvo un título universitario frente al 9% de quienes fueron madres entre los 20 y 29 años.
Además, el 63.6% de las madres entre 10 y 19 años solo contaban con educación primaria; el 34.3% con secundaria y solo el 2.1% con estudios universitarios. En contraste, un 41.2% de las madres de 20 a 29 años, completaron su educación primaria; 49.8% la secundaria y 9% la universitaria.
Según el Fondo, lo anterior, junto con otros factores, apunta a que una madre no tendrá las mismas oportunidades a lo largo de la vida para la inserción en el mercado laboral, y por ende, obtener su independencia económica. Además, esto aumenta las probabilidades de dependencia e inactividad laboral y la ubica principalmente en el rol de cuidadora en el hogar.
Al comparar la diferencia entre lo que gana una mujer que fue madre en la niñez y adolescencia con los ingresos de una mujer que lo fue en la adultez, se estimó una pérdida anual de Q426.1 millones a precios corrientes.
Al comparar los ingresos de las mujeres que tuvieron hijos en la adolescencia con lo que hubieran obtenido si la formación del capital humano no habría sido interrumpida por la maternidad temprana, se calculó una pérdida por la brecha de ingresos de Q1,177,485.021.
Este panorama, a pesar de ser individual, a nivel macro se puede traducir en un menor consumo y menor pago de impuestos lo que a su vez tiene impacto para el país.
RIESGOS DE SALUD PARA LA MADRE
Desde una perspectiva médica, Mirna Montenegro, directora de Osar, comentó que primero un neonato hijo o hija de una niña cuenta con más probabilidades de nacer con bajo peso, es decir menos de 4.5 libras; segundo es 14 veces más propenso a morir en el primer año de vida en comparación con un bebé concebido en condiciones idóneas.
“El desarrollo de los bebés está comprometido por el bajo peso, por la pobreza en que viven las niñas. A veces tenemos que apoyar con leche porque realmente hay niñitas que no pueden dar de mamar a sus hijos, no tienen desarrollo de glándulas mamarias. Está comprometido su desarrollo y su nutrición y diría que hasta un tema de desprotección social”, señaló Montenegro.
Además, la mayoría de nacimientos en madres adolescentes y niñas son manejados con cesárea, ya que la cabeza del bebé no pasa por la pelvis de la madre, aspecto que implica un costo de recuperación adicional para las progenitoras.
Al igual que la especialista, las observaciones de la UNFPA revelaron que el embarazo, la gestación y el parto en la adolescencia involucran riesgos médicos superiores a los que está expuesta una mujer adulta.
Según las cifras reportadas por el Sistema Gerencial de Salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (Sigsa-MSPAS), en 2018 fueron atendidos 187,211 casos relacionados con el embarazo en la adolescencia, entre los cuales destacaron:
• 4,072 tratamientos de anemia aguda
• 260 atenciones por hipertensión durante el embarazo
De acuerdo con el estudio, solo en cuanto a los cuidados prenatales, se estimó un costo unitario por atención de Q445.51, que al sumar, da un total de Q63.5 millones.
A esto se agregan Q70.3 millones invertidos por el sector público en 2018 en intervenciones de cuidados de rutina del recién nacido.
UN MODELO QUE SE REPLICA ANTE UN ESTADO AUSENTE
Estos nuevos bebés no siempre crecerán en un entorno de protección y seguridad, porque según la directora de Osar, algunos tipos de violencia y rechazo pueden generarse entre la madre y el bebé al ser un nacimiento no deseado.
Además, Montenegro indicó que las madres adolescentes y sus hijos pueden enfrentarse a la pobreza, más aún, considerando que una joven sin la escolaridad completa no puede optar por trabajos altamente remunerados.
El funcionario aclaró que estos recursos son adicionales al préstamo por US$400 millones con el Banco Interamericano de Desarrollo. Aquí los detalles: https://t.co/241BxWr6pG
— Diario La Hora (@lahoragt) July 22, 2022
“Por eso vemos a muchas madres con sus bebés pidiendo dinero. Se dice que un embarazo adolescente es la mejor manera de perpetuar una cadena de pobreza, desnutrición y violencia. Lo otro es que muchas son madres solteras. Diría que la gran mayoría de embarazos en adolescentes se ven comprometidos”, sostuvo la experta.
Según Montenegro, la tendencia apunta que en jóvenes sin asesoría médica, psicológica y reproductiva probablemente reproduzcan otro embarazo a una temprana edad, replicando los mismos patrones del embarazo anterior