Miles de guatemaltecos han fallecido a causa del COVID-19 y familiares en el extranjero lamentan la situación que atraviesa el país. Foto: La Hora/Cortesía.

Desde el primer caso de COVID-19 detectado en el país, en marzo de 2020, han muerto más de 13 mil guatemaltecos y aunque los migrantes en Estados Unidos están pendientes de la situación de sus familias, en ocasiones la tragedia ha llegado a ellos con la muerte de un ser querido y la distancia, así como otros obstáculos, les imposibilitan el vivir el duelo junto a sus amados.

Ese fue el caso de Marelin Mancilla y su hermana, la chef Elsa Noemí Mancilla de Chacón, quien retrata cómo el dolor traspasa las fronteras y es más duro.

Desde Nebraska, Estados Unidos, Marelin Mancilla explicó a La Hora que se sentía impotente al ver el avance del COVID-19 en Guatemala y esta semana la tragedia alcanzó a su hermana, la chef Elsa Noemí Mancilla de Chacón, quien por tres semanas luchó por su vida.

“Mi familia está devastada en Guatemala, soy la segunda de mis hermanas, ella era la mayor y tenía cincuenta años y apenas un día antes de ponerse enferma cumplió 25 años de casada, esto es algo muy duro”, comentó.

La guatemalteca trata de mantenerse fuerte para sus seres queridos, aunque es difícil para ella porque no puede viajar al país y acompañarlos en el duelo.

 

Marelin tiene aproximadamente cinco años de vivir en EE. UU., lugar al que llegó buscando un futuro mejor para ella y sus hijos, pero ahora por la pandemia se siente dolida de no poder acompañar a su familia que enfrenta momentos difíciles por el fallecimiento de su hermana.

Para la guatemalteca la situación que atraviesa es “increíble”, pues se enfrenta a un momento de negación y aunque compartió con su hermana muchos momentos especiales se siente triste porque ahora los recuerdos no le bastan.

LA CHEF ELSA, UNA VIDA DEDICADA A LA DOCENCIA

Elsa tenía a su cargo un curso de repostería y varios de sus alumnos emprendieron negocios propios. Foto: La Hora/Cortesía.

Su hermana Elsa trabajó más de 20 años como educadora en el Intecap y dejó un legado “increíble”, dedicado a la enseñanza.

Ahora con la pandemia tomaba todas las precauciones, de hecho, ya tenía la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 aplicada.

“Lamentablemente, pues tres meses después le tocaba la segunda dosis y tenían todos los cuidados, en Intecap ella se graduó en la Escuela de Educación para el Hogar, ahí ella estudió y se graduó y siguió estudiando y se volvió Chef Internacional”, comentó.

Elsa tenía a su cargo un curso de repostería y muchos de sus alumnos establecieron una panadería o pastelería después de aprender con ella.

El martes de esta semana recién fue el sepelio de su hermana, su féretro pasó frente a la sede del Intecap de zona 1 y de Santa Elena en zona 18, donde recibió un homenaje.

Hasta ahora, Marelin y su familia desconocen cómo Elsa se contagió, pero relató que en tres semanas el virus terminó con su vida.

 

VIVE EL DUELO DE MANERA DIFERENTE DESDE EE. UU.

Mientras trata de aceptar la idea de que no volverá a ver a su hermana, Marelin vive el duelo de manera diferente al resto de su familia en Guatemala.

“Es muy triste la situación, que impotencia se siente no poder ayudar para Guatemala y poder de alguna manera no sé llevar un poco de aliciente a tanta persona que está perdiendo la vida”, lamentó.

Hasta que la tragedia no toca la vida de un ser querido, la guatemalteca considera que no se dimensiona lo que está ocurriendo.

Familiares y amigos recuerdan a Elsa con mucho cariño y lamentan lo sucedido. Foto: La Hora/Cortesía.

RECONOCE DEDICACIÓN DE MÉDICOS

En el caso de su hermana, recordó que estuvo en casa alrededor de cinco días, luego en un hospital privado por nueve días, “esto del coronavirus fue un gasto impresionante”, resaltó.

Después fue trasladada al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en donde reconoce la trataron bien.

Destacó que los médicos trataron de asistirla en la medida de lo posible, “tuvo todos los cuidados necesarios en el IGSS, pero lastimosamente no se pudo hacer más”.

ADMIRACIÓN ETERNA A SU HERMANA

Marelin resaltó que siempre admirará a su hermana porque hasta antes de enfermar, ella seguía trabajando con mucha dedicación, “hasta el último momento ella siguió trabajando, fue buen motivo de satisfacción y orgullo para mis padres, cuñado –Chef Gustavo Chacón– y mis sobrinos ver cómo esos homenajes que hicieron para mi hermana, fue muy bonito”.

 

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