Durante los últimos meses, la infraestructura del país ha colapsado en distintos puntos que dan una muestra de la vulnerabilidad del territorio. Foto: La Hora / AFP / Gobierno

Durante los últimos meses, la infraestructura del país ha colapsado en distintos puntos que dan una muestra de la vulnerabilidad del territorio. Las tormentas tropicales, sumado a una mala gestión en la prevención de desastres, resultan en una peligrosa combinación que ha puesto las vidas de los guatemaltecos en un grave riesgo.

Una muestra de estas zonas de desastre comienza con el hundimiento en el kilómetro 15 de la CA-9 Sur en junio pasado, que provocó un caos para los vecinos de Villa Nueva y demás usuarios de la ruta nacional.

Los derrumbes constantes en cada temporada de lluvias en distintas carreteras obligan a las autoridades a cerrar las rutas y hacer uso de carriles reversibles. Deslizamientos sucesivos que se han dado a la altura del kilómetro 22 y 23 de la carretera Interamericana, en jurisdicción de San Lucas Sacatepéquez.

En septiembre, eventos como la alerta de grietas en el kilómetro 11.5 de la Carretera a El Salvador, que provocaron el cierre del puente Santa Rosalía y el consecuente caos vial hasta inhabilitar por unos días el paso del transporte pesado. Además de las enormes grietas reportadas en aldea El Manzanote, Palencia en donde los vecinos afectados perdieron sus casas y fueron evacuados.

Sin olvidar el deslizamiento de tierra en el kilómetro 25.5 que cayó sobre locales comerciales en San Pedro Sacatepéquez, Guatemala. En el hecho, tres personas quedaron atrapadas entre los escombros y el lodo.

 

Una realidad que contrasta con la definición de la marca país que el gobierno lanzó: “Guatemala, asombrosa e imparable”, en un contexto en donde el impulso de “presumir” la marca dejó más dudas que respuestas porque a la fecha no se han conocido los estudios realizados, las investigaciones de mercado, las entrevistas hechas en Guatemala y en otros países del mundo.

Hasta la fecha, el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) no ofrece respuestas acerca de las propuestas de valor que hizo la entidad contratada y cómo se terminó eligiendo de “asombrosa e imparable”.

DOS DESAPARECIDAS

Felipe Mejía, padre de Adolfo Mejía, una de las cuatro víctimas que fueron rescatadas la noche del sábado 24 de septiembre, narró a los medios de comunicación que este se comunicó con su familia para alertarles que mientras se conducía en su carro, un Mazda 3 color negro, con su esposa y su hija, cayeron a uno de los agujeros, pero que solo él logró ser rescatado.

Los familiares han identificado a las dos mujeres desaparecidas como: Olga Emilia Choz Ulín, de 38 años, y Helen Mishell Mejía Choz, de 15. Madre e hija respectivamente.

Las autoridades han ubicado dónde se encuentra el vehículo, mientras sus seres queridos esperan noticias para saber qué sucedió con ellas.

FALTA PREVENCIÓN

El biólogo Claudio Méndez, quien desde hace 23 años labora en el departamento de Ecología y Ciencias Ambientales y como profesor titular en la Escuela de Biología de la Universidad de San Carlos (Usac), considera que la crisis de desastres de infraestructura por la que atraviesa el país sucede por la falta de planificación y gestión del territorio nacional.

Explica que la geología del valle de la ciudad de Guatemala es un relleno volcánico. Esto significa que la roca firme es escasa y fácilmente erosionable. Si esto no se toma en cuenta, es lo mismo que hacer algo a oscuras.

Trabajar en este tipo de suelos requiere una adaptación de las estructuras para prevenir este tipo de incidentes, pero esto no ocurre en Guatemala, porque nos basamos en improvisación y bajo un esquema corrupto, lo que trae como consecuencia una guerra anunciada, agrega.

“La información existe. Por ejemplo, Fundaeco -Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación- hizo un estudio de riesgos del valle de la ciudad de Guatemala donde identifica con claridad puntos rojos que muestran dónde se debería hacer infraestructura y dónde no. Pero no se aplica esa base de conocimiento y, a pesar de esto, se insiste en invertir en lugares y con las formas equivocadas.

Podemos ver que en Villa Nueva se repara algo sin observar el contexto de erosión y socavamiento en condiciones de rellenos volcánicos. Es predecible que va a continuar. Habría que preguntar ¿quién va a pagar las consecuencias de esto?, sostiene Méndez.

IMPARABLE ES EL DESASTRE SOCIAL

El doctor en hidrología, Marco Morales resalta que estos eventos extremos terminan por convertirse en desastres, pero que realmente lo único imparable es el desastre social del país, ante la ausencia de un sistema público y privado que funcione para responder a estas variabilidades.

“El agua es una más de las múltiples variables para que sucedan los deslizamientos, derrumbes, hundimientos. La época lluviosa es notable porque suceden estas tragedias en donde el agua “resulta ser la gota que derrama el vaso”.

Desastres que responden a un abandono de la infraestructura vial en deterioro, tanto la antigua, como la nueva, donde se han ahorrado los estudios. Fondos que han ido a parar a manos de quienes hacen los negocios, añade.

“Todo esto que no se hizo termina siendo más caro que el robo por la corrupción, porque el daño se comparte con pérdidas en la economía y calidad de vida de las personas”, afirma Morales.

En cuanto al fenómeno ocurrido en Villa Nueva, explica que se tiene un pequeño estudio de la microcuenca que afectó este lugar, con un escenario con fallas. Por ejemplo, estar ubicada en una típica zona urbanizada al 100%, se dio la espalda a la cobertura forestal o las áreas verdes que terminó por impermeabilizar. Por tanto, toda esa lluvia tiene un alto porcentaje de formación de agua de escorrentía. Al llover esta agua debe canalizarse por drenajes. “El cauce natural de la lluvia se vio estrangulado, se construyeron obras hidráulicas para que pasara la lluvia de escorrentía, pero los drenajes no tuvieron mantenimiento”, explica Morales.

CULTURA DE PLANIFICACIÓN

Para el ingeniero Héctor Monzón-Despang, especializado en sismoresistencia y miembro de la Asociación de Ingeniería Estructural y Sísmica (AGIES) las circunstancias climáticas de este año, esta problemática se relaciona con el exceso de precipitación pluvial. Si bien resalta la necesidad de tomar estos sucesos como un “parteaguas” y de ahora en adelante las autoridades comiencen a planificar y apliquen una cultura de prevención permanente.

Explica que estos hundimientos responden a una problemática de “tubificación” que se genera a lo largo de meses, incluso años, a varios metros de profundidad en la red de drenajes de una ciudad.

Primero, el material de los suelos subterráneos es un relleno piroclástico (masa firme y muy compacta) pero que está llena de grietas. Si por alguna grieta fluye agua… termina en un túnel que pasa desapercibido. El día menos pensado, ocurre un colapso del túnel que creció sin control.

El ingeniero Héctor Monzón-Despang. Foto: La Hora/Vía planos y estilo

Casos similares se dieron en la colonia El Milagro en 1986, en una colonia de Villa Nueva en 2005 y el caso más emblemático, el colector del barrio San Antonio, zona 6 de la capital, en el 2007.

Explica que los drenajes de más de 25 años son los más vulnerables, y se podría comenzar a hacer las prospecciones geofísicas a lo largo de los colectores. “Es muy laborioso pero no creo que haya otra opción”, advierte, especialmente vulnerables son los drenajes del antiguo sistema de tubos de cemento en segmentos de 1 metro de largo que tiene juntas entre segmento y segmento ¡cada metro!

Por tanto, considera que las municipalidades deben tener un mapeo de sus drenajes mayores (arriba de 60 cm de diámetro, digamos).  Eso no siempre se tiene, pero hay que hacer el esfuerzo preventivo de rescatarlo o restituirlos.

 

Monzón-Despang no atribuye estos sucesos totalmente al cambio climático, aunque evita opinar si estos sucesos se originan por una mala gestión administrativa. Enfatiza que a partir de estos sucesos deben tomarse lecciones para modificar visiones y estos hechos no se vuelvan a repetir.  “En lugar de ganar votos, las autoridades deben trabajar en políticas de prevención a lo largo de su gestión”, afirma.

MUERTES POR MALA INFRAESTRUCTURA

Ante la serie de desastres ocurridos y la promoción del gobierno, el líder indígena Martín Toc, quien fuera presidente de los 48 cantones, considera que el optimismo tiene dos efectos, uno para tomar acción y el otra para evitar la realidad.

“En Guatemala nuestros gobernantes han utilizado la segunda opción, vender un futuro mejor, nuevas oportunidades, un cambio de país, sin embargo, este ya no es sostenible desde todos los puntos de vista. La infraestructura actual responde al pasado, no le dieron mantenimiento y ahora se destroza”, opina.

Para Toc lo más lamentable es que nos acostumbramos a carreteras sin iluminación, a la casi nula señalización y a la tragedia que las nuevas obras que se hacen, no se completan a cabalidad, a pesar de la normativa de precalificación.

Marca país «asombrosa e imparable». Foto: La Hora/Vía Inguat

Pero las autoridades no responden a los análisis técnicos, sino que el problema central reside en robarse la mayor cantidad de dinero posible. “Y lo inconcebible, personas que mueren por una infraestructura que colapsó”, afirma.

¿Qué vamos a hacer los guatemaltecos? se pregunta, puesto que este caos ya es un problema de todos, se postergan reuniones, se pierden productos y suben de precio. La sensación de que en cada viaje no sabrás si regresarás con tu familia.

Basta con dejar la administración pública a personas que prometen una transformación del gobierno sabiendo que no lo harán, basta que nos digan que esto es un problema de ideología, de que nos sigan diciendo que este es un problema de la administración pasada.

El que acepta un cargo y dice ser capaz, debe cumplir, y nosotros los ciudadanos no dejar que nos sigan mintiendo, porque si no hay acción real, las consecuencias las vamos a pagar todos. “Ojalá no lamentemos la pérdida de un ser querido, por la irresponsabilidad de funcionarios públicos que durante sus campañas salen a promoverse y aseguran que son capaces”, comentó.

En la fotografía líder indígena Martín Tocc. Foto: La Hora
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