Luego de que el Parlamento de Bélgica legalizó en forma unánime, con 131 votos a favor y 0 en contra hace una semana la existencia de adopciones ilegales de niños guatemaltecos a quienes pidió perdón. Este hecho se constituye en un paso que abre la posibilidad de continuar las investigaciones de cientos de casos de trata de menores registrados en ese país europeo.
Después de cuatro años de lucha, Mariela SR-Coline Fanon, autora del libro Mamá, no estoy muerta, asegura que este es un paso enorme pues significa, primero que el Estado belga rompa el silencio.
Y segundo, la persecución de los hechos por la vía de la justicia penal, las investigaciones del gobierno belga y continuar con la campaña de sociedad civil ante diversos comités de Naciones Unidas para los derechos humanos, de la niñez y de desapariciones forzadas.
Desde el balcón del Parlamento belga, Coline Fanon dijo haber presenciado el momento de la aprobación, así como el testimonio de una de las diputadas, Yngvild Ingels, quien se reconoció como parte de ese pasado. “Soy una víctima, me da vergüenza que necesitemos de este tipo de sesión para que se arroje luz sobre las adopciones ilegales belgas”, dijo entre lágrimas.
Encontrar respuestas ha sido la búsqueda constante de Coline Fanon, quien en febrero pasado dio a conocer su historia como una víctima más de la trata de niños en Guatemala en la década de 1980, durante el conflicto armado interno. Ahora de nacionalidad belga, fue dada en adopción recién nacida en Guatemala
Más allá de su experiencia, también preside la Fundación Raíces Perdidas que ayuda a muchas personas a encontrar a sus padres biológicos y familiares. Esta es parte de la conversación a distancia, desde su hogar en Bélgica.
RESOLUCIÓN SE EXPANDE
Este reconocimiento del parlamento belga incluye los casos de adopciones ilegales en Guatemala, India, Sri Lanka y Chile, organizados en cuatro asociaciones involucradas.
También en Francia está la iniciativa de la diputada Valerie Rabault, ante la Asamblea Nacional, destinada a establecer una misión de investigación sobre adopciones ilegales de niños en Sri Lanka que tuvieron lugar entre 1973 y 1997.
Esta tendencia, explica Fanon, también se marca en países como Suiza y Suecia aunque el silencio continúa en países como Estados Unidos.
Coline Fanon explica que no se pide resarcimiento para las víctimas, sino ayuda para continuar la búsqueda de la asociación con respaldo legal, pues esto permite facilitar vías diplomáticas y consulares en este proceso.
En cuanto a que el Estado de Guatemala reconozca esta problemática y pida perdón a las víctimas, considera que “sería un sueño entre corrupción e impunidad”.
Para Coline Fanon y muchas otras víctimas este es un paso pequeño, pero grande para la historia: Se necesita continuar con la investigación de expertos y el Ministerio de Justicia de Bélgica pueda abrir casos en forma oficial, tomando en cuenta los expedientes en curso, con respeto de los derechos de cada persona en dicha nación.
Según explicó, las víctimas recibirían una revisión de la adopción ilegal en donde la persona puede pedir no estar de acuerdo con su situación.
“La resolución es un logro porque tenemos la certeza de que no perdemos los derechos como ciudadanos belgas. Esto resulta importante para los menores de edad porque les da protección especial”, afirmó.
BÚSQUEDAS POR ADN
De momento, la Fundación Raíces Perdidas continúa en el proyecto piloto de búsquedas familiares, en colaboración con la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) por medio de muestras de ADN. Este es un método seguro, aunque en algunos casos puede conducir a hallazgos falsos y decepciones, advirtió.