La Asociación Ángeles de Batas Blancas ofrece diversos servicios de salud mental para las personas de escasos recursos. Foto La Hora/Cortesía Asociación Ángeles de Batas Blancas

La salud mental no se considera una prioridad en Guatemala, a pesar de que con la pandemia hizo notar su importancia para la mayoría de las personas de todas las edades, profesiones y estratos sociales, como punta de lanza de una serie de afecciones que a diario impacta en los guatemaltecos, además del estigma que aún prevalece hablar sobre este tema.

El duelo por la pérdida de seres queridos, el encierro, el distanciamiento o el agotamiento de personal médico hizo aflorar cuadros de depresión, ansiedad y miedo entre otros; situación que evidenció una problemática que suele evadirse, cuenta con escaso presupuesto en la salud pública y los seguros médicos privados niegan su cobertura.

A inicios de este año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió sobre los elevados niveles de depresión, pensamientos suicidas y malestar psicológico en personal de salud de América Latina durante la pandemia. Un estudio realizado a 14,502 trabajadores sanitarios de once países en 2020 muestra que alrededor de un 22% del personal mostró episodios depresivos. Sin embargo, solo un tercio de ellos recibieron atención psicológica.

Esta incluye acompañamiento emocional, psicológico, psicopedagogía y tanatología para menores a partir de los 12 años, jóvenes y adultos. Fotos: cortesía Ángeles de Batas Blancas

Un informe más reciente sobre políticas de salud mental 2007-2015 del Ministerio de Salud Pública (MSPAS), que a su vez cita a su vez uno anterior del 2006, en el cual refiere que, del presupuesto total de salud, solo el 1% se dedica a la salud mental. De éste, un 90% lo absorbe el Hospital Federico Mora. Además, se carece de coordinación entre el Programa Nacional de Salud Mental y la red de servicios de salud.

En el siguiente enlace puede acceder a sus servicios: Ángeles de Batas Blancas

Actualmente el presupuesto asignado a este hospital es de Q85 millones 277 mil 580. No se tiene cifras exactas sobre el monto asignado al Programa de Salud Mental, pues este forma parte del Departamento de Regulación de los Programas de Atención a las Personas. “La población en general puede acudir a los servicios de salud, donde se brinda apoyo en salud mental con personal asignado”, informó el MSPAS.

ALTO COSTO Y SIN SEGURO

André (*) es un profesional de más de 30 años que padece desde la adolescencia trastorno bipolar, con episodios que oscilan de euforia a depresión; con mayor frecuencia en esta última. Por momentos, esto se hace tan cuesta arriba que el simple hecho de levantarse de la cama es una tarea titánica. “Me quiero levantar, quiero hacer, pero mi cuerpo no responde”, confiesa.

Además de no tolerar los medicamentos, cada vez le resulta más difícil costearlos y continuar con las terapias. Un gasto que lamenta no poder cubrir con el seguro médico.

Víctor Muñoz, quien tiene más de 25 años de experiencia al frente de su compañía de seguros, confirma que en este mercado ninguna acepta proteger a personas que padezcan problemas mentales de cualquier tipo.

“Desde insomnio, ni bipolares, etc. Tampoco se cubren consultas con psiquiatras, a no ser que sea a causa de algún evento traumático, por ejemplo, que el asegurado perdió una mano en un accidente, entonces le brindan algún apoyo con especialistas para superar el trauma”, explica.

Uno de los argumentos de no proteger este tipo de casos es debido a que son tratamientos sin una cura definitiva, señala el experto.

Paola de Andrino, directora ejecutiva de la Asociación Guatemalteca de Instituciones de Seguros (AGIS), confirma que no existe cobertura como tal en salud mental por parte de las aseguradoras. Solo algunas cuentan con un sublímite para atención psicológica, precisa.

ÁNGELES DE ESPERANZA

Durante la pandemia, los psicólogos clínicos ocuparon sus agendas con más pacientes, pero también miles de personas en su mayoría de escasos recursos, carecen de acceso a estos servicios, o los desconocen.

Ante este escenario, existen iniciativas particulares que ofrecen una luz de esperanza para las personas más vulnerables, como la Asociación Ángeles de Batas Blancas, organización no gubernamental, laica y sin fines de lucro que busca contribuir con la salud integral de los guatemaltecos.

Ofrecen diversos servicios de salud mental que incluyen acompañamiento emocional, psicológico, psicopedagogía y tanatología para menores a partir de los 12 años, jóvenes y adultos. Una de sus líneas de apoyo más reciente es la atención para los migrantes en Estados Unidos.

Una de sus líneas de apoyo más reciente es la atención para los migrantes en los Estados Unidos. Fotos: cortesía Ángeles de Batas Blancas

“Los migrantes guatemaltecos son pilares para el sostenimiento de sus familias; es por ello que deseamos aportar y devolver un poquito de lo mucho que hacen por el país. Para ellos y sus familias se ha diseñado un programa que pueda atender a sus necesidades, desde el aspecto emocional, terapéutico, y con tarifas sumamente accesibles”, explicó Paulina Buonafina, directora ejecutiva de la asociación.

“Queremos llegar a los migrantes guatemaltecos y retribuir esos esfuerzos y sacrificios que realizan por buscar mejores condiciones para sus familias”, agregó.

El programa nació en 2017 para atender a personas sin oportunidad de salud mental en el Hospital San Juan de Dios. Parte de los programas que ofrece la asociación son de acompañamiento con terapias breves de 12 sesiones máximo, con el propósito de que las personas aprendan a gestionar sus emociones.

 

El proyecto funciona gracias a un equipo que suma más de 100 personas entre voluntarios y profesionales practicantes que desde el año pasado integran el acompañamiento virtual por la pandemia.

“Queremos dar acceso a las personas vulnerables ofreciendo tarifas sociales a un costo de alrededor de Q35 y para los migrantes en Estados Unidos con tarifas de US $5 a US $10.

Actualmente acompañan en forma gratuita con instituciones como: Municipalidad de Guatemala (discapacidad), Municipalidad de Comalapa (mujer y niñez), Comunidad Esperanza, Hospital General San Juan de Dios (este año con la Unidad de Hemodiálisis adicional a la Unidad Pediátrica, Rescue ONG, Fundal, Operación Sonrisa y aldeas SOS.

A partir de su creación, en los primeros tres años atendieron más de 4 mil pacientes y familiares a través de 8 mil sesiones de terapias, y desde el 2021, de forma virtual a 366 pacientes en 3,414 citas, detalla la directora ejecutiva.

LA SALUD MENTAL NO SE VE

Buonafina destaca cómo la salud mental se ha dejado de lado cuando resulta vital para sentirse integralmente bien.

“La salud mental es intangible, no es lo mismo observar a una persona con una enfermedad crónica o un cuadro de desnutrición, que, a alguien con depresión, es imposible determinar a simple vista, que incluso suele ocultarse”, expresa.

“Todos venimos con pérdidas, duelos, traumas, algo que se mantiene oculto y se evade, pero la pandemia vino a mostrar esto, sumado al miedo a morir, la culpa y deudas.

Ante la falta de cobertura de los seguros médicos en salud mental, responde que no se dan cuenta que una persona con problemas gástricos, por ejemplo, es quizás inestable. Sin embargo, se opta por darle medicamentos para el síntoma durante toda la vida, en lugar de atender y corregir el problema mental de fondo.

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