En la aldea Semococh, Santa María Cahabón, Alta Verapaz algo tan sencillo como hacer una llamada telefónica, significa que sus pobladores deben recorrer cerca de media hora en moto en un camino de terracería para llegar a la comunidad vecina. Esto es apenas una muestra de las carencias que afectan a uno de los departamentos con mayor pobreza en el país.

Un aislamiento que implica, además, carecer de energía eléctrica y de Internet, al igual que la mayoría de las comunidades cercanas, rodeadas de montañas y del río Ox’eek, afluente del Cahabón.

 

Esta situación no es ajena en los 17 municipios de Alta Verapaz, lo que se complica cuando se necesita acceso urgente a servicios de salud, como ocurrió en Santa Catalina La Tinta. Según narró Juana Guerrero, se encontró con una mujer de unos 68 años con la mano fracturada, a quien en el Puesto de Salud solo le colocaron una venda para aliviar el dolor. “No les alcanzaba para reunir el pago del pickup para bajar al hospital. Es lo que ella vivió, pero hay casos más extremos”, afirmó.

Guerrero se encontraba en trabajo de campo con una organización internacional, entidad que les pedía no involucrarse, algo que era imposible ante tales circunstancias, indicó, por lo cual subieron a la señora al carro y la llevaron al hospital más cercano.

La educación tampoco ofrece un escenario alentador. Recuerda que los niños de la aldea San Francisco, en La Tinta, en el corazón de la Sierra de las Minas, les tomaba hasta dos horas de camino para llegar a la escuela; llegaban alrededor de las 10 de la mañana, a la hora de la refacción para tomar un vaso de atol, estudiar un par de horas para regresar a casa a las 12 horas.

 

DATOS VIEJOS: ENORME POBREZA

Desde hace ocho años no se hace una medición de pobreza en Guatemala. La última fue la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2014, en donde muestra que Alta Verapaz es el departamento con mayor pobreza en el país, con 83.1%; mientras la pobreza extrema también es el más alto porcentaje nacional con 53.6%.

Es el departamento que presenta las condiciones de pobreza más severas, indica el documento.

“Esta es una información que debe buscarse a la brevedad y con urgencia, en donde cada encuesta tenga intervalos mínimos cada 4 años de acuerdo con parámetros internacionales. Después de dos años de pandemia no se tiene certeza de cuánto variaron estos indicadores, aunque todo apunta a que aumentó”, asegura Rubén Narciso, especialista en Monitoreo y Evaluación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y exgerente del Instituto Nacional de Estadística (INE).

LUZ, MORTALIDAD Y DESNUTRICIÓN

Algunos datos recientes confirman este panorama: Alta Verapaz es el departamento con menor cobertura eléctrica en todo el país; en 2021 ocupó el primer lugar de mortalidad en niños por desnutrición aguda con 23 casos; ocupa el segundo lugar en embarazos en adolescentes de 10 a 19 años, así como de nacimientos en madres de ese mismo rango de edad y de las tasas más bajas de vacunación contra el COVID-19, entre otros.

Además, en un listado de datos socioeconómicos Alta Verapaz, Huehuetenango y Quiché se disputan los indicadores más bajos del país. “Coinciden en que es donde existe mayor porcentaje de población infantil, y donde se tiene menor desarrollo de ésta”, afirmó Narciso.

Los altos índices de pobreza y desnutrición de ese departamento contrastan con el pasado glorioso y riqueza cultural de los pobladores q’eqchi’, quienes durante la conquista mostraron una resistencia natural, unido a su impenetrable topografía y clima, como lo documentan las fuentes históricas. Fue por esta razón que los españoles acudieron a los misioneros dominicos para conquistar el territorio por medio de la evangelización.

 

TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA

Con base en datos del Censo Nacional de Población 2018, efectivamente Alta Verapaz es el departamento con mayores rezagos frente a la infancia.

Como autor del Atlas de la Infancia de Guatemala, Narciso desarrolló un nuevo indicador para medir el bienestar de este grupo de población, sobre el nivel de bienestar que tiene relación con la transición demográfica; es decir, donde la población ha envejecido más, se tiene mayor desarrollo, pues proporcionalmente existe mayor población en edad productiva –de 15 a 65 años-, que personas dependientes, como niños y adultos mayores; y por lo tanto, el ingreso aumenta.

En tal sentido, Guatemala se encuentra en proceso de reducir su población joven, así como en los departamentos con más avance: Guatemala, Sacatepéquez, Escuintla, Santa Rosa y El Progreso.

Otros indicadores generales que observa el especialista de Unicef es que a mayor proporción de población maya (45.6% en la infancia), las condiciones de vida no son las más adecuadas. “Al norte y occidente del país, las áreas más rezagadas son a donde la inversión pública debe llegar en mayor calidad y cantidad para lograr ese cambio generacional”, afirma.

LOS HOGARES

Las condiciones de vida toman en cuenta aspectos como régimen de posesión de vivienda y hacinamiento en los hogares. Alta Verapaz, con 59.5% tiene el mayor porcentaje de hacinamiento en el país, seguido de Quiché y San Marcos, condición que incrementa la probabilidad de transmisión de enfermedades como el COVID-19, así como que niños y adolescentes sufran de violencia en el hogar.

La recepción de remesas constituye un ingreso importante en los hogares en Guatemala, pero Alta Verapaz es el departamento que recibe menor cantidad de ingresos de este tipo, con apenas un 1.7% según el análisis de Narciso.

Lo anterior, según el experto, se explica porque migrar no es barato, lo que se refleja en que cinco municipios como Panzós, Tamahú, Senahú, San Agustín Lanquín, y Santa Catalina La Tinta son los que menos porcentaje tienen de recibir remesas, pues no tienen el mínimo necesario para esta posibilidad, de acuerdo con datos del Censo de Población 2018.

La Encuesta sobre Migración Internacional de Personas Guatemaltecas y Remesas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) es del 2016, lo más cercano para medir este rubro por departamento. Esta reporta que Alta Verapaz es el sexto departamento que recibe mayor volumen de remesas con la cantidad de US$395,956,804, lo que corresponde a un 5.8% de este ingreso a nivel nacional, en dicho año.

 

CONDICIONES DE VIDA Y EL PISO DE TIERRA

Otros indicadores para medir bienestar en los hogares lo constituyen los materiales del piso en las viviendas, tipo de techo, combustible para cocinar (la mayoría usa leña), así como acceso al agua, energía eléctrica, Internet, y en detalle, cuántas de estas viviendas poseen refrigerador, televisión, radio, si tienen vehículo, e incluso lavadora.

Por ejemplo, el piso de tierra es el material con presencia en 29.4% de hogares en el país, siendo a la vez el que tiene mayor facilidad de acumular suciedad, gérmenes y bacterias. De nuevo, Alta Verapaz tiene el mayor porcentaje nacional con 65.6%. Le siguen Quiché y Jalapa.

Dentro de esto, destacan cinco municipios con esta característica: Santa María Cahabón (86.6%), San Agustín Lanquín, San Miguel Tucurú, Senahú y Panzós. También ocupa el primer lugar en viviendas con techo de lámina, 92.2%.

El uso de leña es generalizado en la mayoría de los hogares rurales, con hasta el 59.1%, en donde el mapa nacional pinta casi todos los departamentos del occidente y norte del país. La falta de energía eléctrica se comprueba con las cifras del Ministerio de Energía y Minas siendo Alta Verapaz con un 50.8% de cobertura eléctrica, el más bajo a nivel nacional.

Por lo tanto, la mayoría de estos hogares no cuenta con refrigerador, lavadora, moto o vehículo. Este último medio de transporte se convierte en un bien oneroso por precio, gasto y mantenimiento. De hecho, es el departamento donde es el más bajo. Solo el 6.5% posee un vehículo, según el informe.

En general, Alta Verapaz ocupa el último lugar en hogares con menor equipamiento básico: 7.7%.

MODELO ECONÓMICO AGOTADO

Juana Margarita Guerrero es abogada, tiene maestría en Estudios Latinoamericanos; vive en Cobán, la cabecera departamental, quien dice que en los últimos años ha incursionado en el empoderamiento económico de las mujeres rurales. Sus estudios académicos los vincula con una vivencia de muchos años en este departamento.

Describe la situación de inseguridad en los hogares, los cuales en su mayoría se construyen con palos por donde se cuela el polvo, agua y frío.

En este contexto, observa con tristeza cómo decenas de adolescentes, líderes natas de sus comunidades, de pronto dejan de asistir a los talleres de capacitación y empoderamiento porque quedan embarazadas.

 

Para Guerrero este escenario se explica porque nuestro modelo de desarrollo ha perdurado durante dos siglos con base en los monocultivos y mano de obra barata, lo cual pudo constatar cuando en entrevistas en la región del Polochic los jornales para un hombre eran de Q35 a Q50 diarios, mientras para una mujer en servicio doméstico de Q13, sin comida.

Parte del problema lo observa la experta desde la continuidad de un sistema productivo en donde el modelo ha tenido una corta visión, que ha impedido dar el salto y mejora hacia un modelo industrializado, que tenga como base a trabajadores educados con salarios dignos, lo cual redundaría en mayor desarrollo para todos.

CONFLICTIVIDAD DEL TERRITORIO

Isabel Matzir es una defensora de los derechos de la tierra y recursos naturales, quien dice que ha participado en rechazo a la incursión de megaproyectos en diferentes comunidades.

Esta conflictividad se traduce en la falta de condiciones de vida y empleos dignos, además, que cuando se ha dado el despojo de comunidades, como en el Valle del Polochic se les condena a una mayor situación de pobreza y condiciones inhumanas, advierte Matzir.

Desde su punto de vista, más allá del daño a la biodiversidad ambiental, también se afecta la salud de la gente, se rompe el tejido social y la espiritualidad, pues se dio el caso de la destrucción de un cerro sagrado. Son territorios que más allá de un espacio físico, albergan la historia y sabiduría de nuestros ancestros, explicó.

LOS INVERSIONISTAS

En respuesta a los señalamientos de Matzir, la Asociación de Generadores de Energía Renovable (AGER) informa que es una entidad sin fines de lucro, que representa a 47 asociados, dedicada a promover la investigación, educación y aprovechamiento de las fuentes renovables de energía en Guatemala.

Anayté Guardado, directora ejecutiva de AGER, explicó que los proyectos de generación de energía renovable instalados en diferentes regiones del país están comprometidos con el desarrollo de las comunidades, son observantes y respetuosos de marco legal y privilegian el trabajo en conjunto con la población “con el objetivo de generar buenas prácticas y fortalecer la política del buen vecino, a través de la sinergia entre población y empresa”, afirma.

Más allá de una ley de aguas, recuerda que la política energética nacional que establece alcanzar hasta un 80% de generación renovable que permita estabilidad y una participación diversificada de tecnologías para continuar disponiendo del doble de la oferta eléctrica sobre la demanda establecida, con un suministro de calidad y los costos más bajos de la región.

“Desde AGER estamos conscientes de que una comunicación fluida y veraz entre empresa y comunidades contribuirá a llevar los mensajes adecuados que disminuirán los focos de conflictividad y faciliten el desarrollo de plantas de generación de energía”, comentó Guardado.

Fotografía ilustrativa. Una familia en el municipio de Raxruhá observa la llegada de periodistas a la comunidad tras la muerte de una niña que migró junto a su papá en 2018. Foto La Hora/Johan Ordoñez/AFP

ESFUERZOS EN VARIOS FRENTES

De acuerdo con el experto de Unicef, este conjunto de indicadores manifiesta una causa más profunda que tiene relación con la falta de inversión pública destinada a la niñez, educación y salud; así como la creación de infraestructura que tenga por objetivo mejorar el clima de negocios en esta región.

Otro factor para tomar en cuenta es la alta proporción de población indígena, que en general muestra menos desarrollo, lo cual obedece a razones profundas de la historia. Sin embargo, “es importante ver hacia adelante y tomar esta información como clave para focalizar acciones en los territorios que muestran mayor rezago”. De esa cuenta en Alta Verapaz Unicef concentra más programas de salud y nutrición, al igual que Huehuetenango, Totonicapán y Chiquimula, indicó Narciso.

 

ALTERNATIVAS

De acuerdo con Guerrero, parte de las soluciones residen en un cambio en el modelo educativo -diseñado para la deserción escolar y evitar el razonamiento crítico-; el modelo económico, sumado a la adecuada generación de políticas públicas. “Hace falta el adecuado funcionamiento de los Consejos de Desarrollo Rural que se han desnaturalizado y convertido en una forma de asistencialismo clientelar”, afirmó.

Además, consideró que se deben retomar las buenas prácticas de salud pública hacia modelos que incluyan la pertinencia cultural y con alcance para la mayoría de la población, en donde se privilegie un centro de salud antes que construir una cancha de fútbol, por ejemplo. Un desarrollo que tome en cuenta, la certeza jurídica de la tierra, como una vía para minimizar la conflictividad.

ECONOMÍA

· El maíz y el frijol constituyen la principal actividad agrícola de esta población, es la base de su alimentación.

· Otros cultivos son café, cardamomo, pimienta y té, que fueron introducidos por los alemanes hacia fines del siglo XIX.

· Durante años, el café fue el principal producto de exportación de la región, pero en los últimos años ha tomado relevancia el cardamomo, convirtiendo a Guatemala en el mayor productor mundial, el cual mueve casi el 1% del PIB del país, según la Asociación de Exportadores de Guatemala. En el 2019 el país exportó US$648.1 millones.

  • · La producción de achiote también es característica de esta región.
  • · Destacan por su cultura, religiosidad sincrética y su indumentaria tradicional q’eqchí.
  • · Entre las artesanías, la platería es una de las más representativas.