El pan recién horneado y los diferentes olores que inundan un lugar cuando se prepara un pastel, son parte de la vida del guatemalteco, Alan Reyes quien llegó a Connecticut, Estados Unidos hace unos 16 años buscando sobresalir y ahora, con mucho esfuerzo y pasión en la repostería de la mano de su abuelita, ofrece a sus clientes sabores únicos y decoraciones para el recuerdo desde Alan´s Pastry Emporium.
Alan conversó con La Hora Voz del Migrante e hizo un breve repaso de su vida en Guatemala y relató que es originario de la capital.
“Elegí una carrera técnica y no era lo que mis papás pensaron que tomaría, un abogado, doctor, un ingeniero, entonces fue como diferente cuando les dije que quería ser chef pastelero”, mencionó sobre su profesión.
Mientras vivió en Guatemala, cuenta que tuvo la oportunidad de trabajar en varios lugares en donde se elaboraban pasteles y eso le gustaba, recordó que todo tuvo su origen en su abuelita que hacía panes para vender, “ella se dedicaba a hacer eso y yo salía a vender, mi abuela es originaria de San Pedro Ayampuc”.
Y esa experiencia despertó la pasión que tenía y que se logró materializar cuando se graduó de chef en el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap), pero no solo se dedicó a la repostería pues también aprendió de manualidades, pintura, chocolatería, dulces típicos, arreglos florales y más.
DECIDIÓ MIGRAR
Cuando decidió migrar, lo hizo para salir adelante y ayudar a los suyos; le tomó 21 días llegar a su destino, “llegué a la ciudad de Stamford, Connecticut un 21 de agosto”.
“Tenía 19 años cuando me fui y uno de mis mejores amigos se había ido a Estados Unidos con visa y había la oportunidad de que se trajera a un familiar y no pudo, entonces había esa oportunidad, en ese tiempo se complicaba la situación en Guatemala porque tenía problemas de rivalidades con compañeros que decían ser mejores, entonces me fui”, explicó.
EMPEZÓ DESDE ABAJO
Alan relata que comenzó desde abajo, lavando trastos, trabajando en restaurantes como ensaladero, hacía pizzas y eventualmente todo tipo de labores de albañilería, aunque era más complejo lo hizo.
A su experiencia laboral añade que tuvo muchos empleos más, incluso lijando tubos de cobre, “fueron experiencias diferentes y así fue como valoré mi estancia en este país y hablando con gente entré a pastelerías porque se me hacía difícil porque nadie me conocía y era muy joven”.
Con ese mismo esfuerzo, el guatemalteco tuvo que demostrar quién era y lo que podía hacer y así fue como se ganó un espacio en las cocinas de franceses, italianos, griegos, judíos e hispanos.
SE INDEPENDIZÓ Y COMENZÓ DE NUEVO, ESTA VEZ EN LA REPOSTERÍA
Luego se animó a elaborar pasteles desde su casa y un fin de semana recordó que tuvo que quedarse en su vivienda para hornear varios porque tenía muchos clientes, pero cuando volvió al trabajo lo despidieron.
“Dije que tenía que comenzar de nuevo y empecé con un presupuesto de US$500 dólares en ese entonces a trabajar lo que viene siendo la pastelería, fui creciendo a tal grado que llegué a tener hasta 50 clientes por semana, así que empecé a trabajar bodas, quince años, bautizos, primeras comuniones, cumpleaños y un sinfín de actividades”, agregó.
Esa situación que lo forzó a independizarse, al final le sirvió de impulso para dedicarse a lo que le gusta, “no fue fácil el camino porque al principio solo vendía US$300 a la semana pues era un golpe de suerte cuando se vendían muchos pasteles”, relató.
DESDE FACEBOOK, INSTAGRAM Y OTRAS PLATAFORMAS DE REDES SOCIALES
Su página de Facebook cuenta con 7 mil seguidores, también lo pueden seguir en Instagram, Snapchat, hasta YouTube y su meta es estar al pendiente de todas las plataformas digitales para mantenerse activo, “soy el que organiza todos los eventos y toma las órdenes y ve el trabajo, aunque tengo asistentes”, detalló
Una de las cosas más difíciles de migrar, según el entrevistado fue dejar a su familia y no verlos, aunque luego de varios años pudo viajar y reencontrarse con los suyos.
Aunque fueron 8 años los que no pudo compartir con ellos, ese tiempo lo sintió “eterno”, sobre todo porque las familias guatemaltecas son muy unidas, “creo que tenemos mamitis y papitis”.
SUS CLIENTES SON EN SU MAYORÍA HISPANOS
Alan elabora pasteles de diferente tipo, el más popular es el de tres leches, pero con la versión mexicana y agrega que la temporada de verano es cuando más pedidos recibe.
También explica que, aunque dedica la mayor parte de su tiempo a la repostería, también trabaja en un restaurante de comida hondureña en donde cocina las famosas “baleadas”, tratando de enfocarse en actividades sociales “me regalan a veces comida y por eso la pongo en el restaurante, más que todo víveres”.
Sus clientes son en su mayoría de origen hispano, incluyendo guatemaltecos.
CON TRABAJO Y PERSEVERANCIA TODO SE PUEDE LOGRAR
Cada vez que puede, Alan viaja a ver a su familia y cada momento con ellos es muy emotivo, “extraño vivir en la ciudad de Guatemala, pero más que todo por el tema familiar, porque estando aquí se encuentra estabilidad, trabajar aquí te da la oportunidad de ser solvente y ayudar a tus seres queridos, porque allá los salarios son muy pobres”.
Mientras la vida sigue el guatemalteco mantiene vigente su deseo y meta de atender bien a sus clientes, “mis pasteles son frescos y eso los caracteriza, pero con trabajo, perseverancia todo se puede lograr”.
Alan es conocido también de Leonel Arenas, un líder guatemalteco que promueve a muchas personas en el lugar.
“Mi mensaje es de trabajar duro y darle gracias a Dios de vivir en esta gran nación que nos da la ayuda para nosotros poder ayudar a nuestros familiares”, afirmó, mientras recuerda que tuvo varios empleos para sostenerse y eso no ha cambiado.
ASÍ PUEDE DEGUSTAR LOS PASTELES DEL GUATEMALTECO
Alan solo trabaja bajo pedido, son pocas las opciones para comprar en vitrina, así que invita a quienes deseen degustar sus elaboraciones a que lo contacten a través del Facebook de Alan´s Pastry Emporium