Ada Valenzuela. Guatemala, 1981. Nacida en el IGSS de Pamplona luego de horas de esfuerzo de su mamá. Formada en las entrañas de la zona 18, además villanovana de corazón, ahora en rescate de sus raíces xinkas. Es feminista, defensora de derechos humanos, educadora, investigadora, comunicadora y escritora. Ha publicado tres libros de poesía. Artículos y cuentos suyos han sido incluidos en diversas revistas y antologías. Está convencida de la importancia de luchar por la verdad, la justicia y la memoria histórica. Los siguientes versos, son tomados del poemario Páginas de resistencia.

 

La resistente
Se arrancó las ropas de la conciencia,
en señal de protesta.

Se pintó de verde olivo,
para retar al opresor.

Se soltó los cabellos,
para demostrar dignidad.

Se mezcló en el bosque,
para convocar la fuerza de sus antepasadas.
Tiñó sus trajes de colores cielo, tierra y
sangre.
Recordó la guerra
y a su familia masacrada.

Se tomó de las manos de la comunidad
para decir,
“Que nadie se quede atrás”

Sueña

Súmale un poco de amor,
Ponle un poco de sentimiento a esta lluvia
que cae sin parar.

Sueña de colores sintiendo los aromas de la
madre tierra.

Grita en medio de la calle, aunque alguien
piense que te ha entrado la locura;
Salta uno a uno los ladrillos sueltos de la
banqueta, como si jugaras avioncito.

Sueña con polvitos de canela y hojas de
hierbabuena.

Súmale ternura a la lucha,
Ponle un poco de color del corazón, a esta
situación tan dura.

Sueña un nuevo día, donde sea libre la
imaginación.

Corre con entrega esta carrera de la vida, que
es por amor,
Súbele volumen a la música de la resistencia.

Sueña, para no caer en desamor.

De a poquitos
Se rompe el ciclo de la vida,
en un vaivén de melancolía,
se rompe en pedacitos,
en pedacitos.

Ha cambiado el clima,
ya no somos más la primavera eterna,
cambia por poquitos,
por poquitos.

La lluvia cada vez es más impredecible,
Y las cosechas se vuelven insalvables,
Vamos perdiendo la comida despacito,
despacito.

La minera está acabando con la montaña,
nos miente,
nos engaña,
nos contamina el ambiente.
El agua se va acabando por sorbitos,
por sorbitos.

La palma africana destruye el suelo,
Y el biodiesel no se queda en Guatemala,
La tierra se va secando de a poquitos,
de a poquitos.

Ojos color de noche profunda

Aquellos ojos hundidos,
color de noche profunda.
Nacida en luna llena,
después de varias horas de dolor.

Resistió un año, dos años,
enfrentando su realidad.
Dormía en exceso,
la leche no le sustentaba, no tenía alimento.

Cerraba de a ratos sus ojos,
color de noche profunda.
Sumergiéndose en las estadísticas,
siendo un número más de aquella
interminable lista.

Resistió un año, dos años,
dando vida en esta realidad.
Sus labios apenas se humedecían,
ante la insistencia para que recibiera la
comida.

Luchaba por la vida,
así se veía en sus ojos color a noche
profunda;
mientras entre discursos nunca llegó la
solución.

Madrugada

Se levantó de madrugada,
carrera tras carrera,
los niños, la escuela, la maquila,
el dolor de piernas.

Se levantó de madrugada
forzando los parpados,
sintió miedo al cruzar la pasarela,
soñó despierto, para no sentir el viaje en la
puerta del bus.

Se levantó de madrugada,
casi 20 minutos antes que el despertador.
El mismo tráfico en la calzada,
lo que la estresa cada mañana.

Se levantó de madrugada,
rogando que llegue la quincena.
Pensando cómo hacerle con tanta deuda.

Se levantó de madrugada,
aun con el sueño entre ceja y ceja.

Se sometieron a la explotación cotidiana,
Y todavía les obligaron a escuchar un
programa,
que hablaba de que somos pobres porque no
trabajamos nada.

Usted

Usted me odia tanto como yo odio las
injusticias.

Usted me odia tanto como yo odio las
madrugadas frías.

Usted me odia, porque no me vendo, porque
me defiendo.

usted se encarga de decir que nada va a
cambiar, mientras yo reivindico la vida y la
libertad.

Usted se encarga de hacer que el pueblo ya
No crea, mientras yo de persona en persona
trato de rescatar la primavera.

Usted se encarga de meternos miedo,
mientras yo digo que la violencia es un
negocio usado para controlar al pueblo.

Usted que vive a costillas de la gente,
mientras nosotras de centavo en centavo
juntamos para las tortillas.

Usted que vive de saquear el Estado,
mientras nosotros seguimos buscando un
trabajo.

Usted que vive de burlarse de la vida,
Mientras el pueblo se rebusca la comida.

Usted que cree que nos ha robado los
Sueños, y se olvida que somos la semilla.

¿Hacia dónde?

Hacia dónde va ésta lluvia,
Hacia dónde va esa nube gris y opaca,
Hacia dónde va la luz del sol que solo llegó
de visita hoy.

Hacia dónde va el suspiro de ese trueno
ensordecedor
Hacia dónde va toda esa tierra
desprendiéndose de la montaña.
¿Hacia dónde?

La Tormenta se fue…

El cielo se tornó claro, transparente y
cristalino,
Parecía que la tormenta nunca sucedió.

El río que ayer se llevó casas y puentes,
Estaba normal… casi sin agua.

La montaña que ayer se derrumbó sobre la
carretera,
Ahora parecía estar en profundo sueño
eterno.

La lluvia feroz, que inundó las casas más
pobres,
Desapareció como si la hubiesen
desconectado.

Y el viento que se llevó los techos
Hoy parece no soplar más.

Ixcán

Cerca de tierras rojas teñidas de sangre
resistente,
Rodeado de humedad
De olores a naturaleza pura,
De sonidos que evocan libertad.

Aquí en estas tierras
Donde la guerra arrasó,
Y las mujeres continúan luchando contra la
violencia sexual
Y los pueblos organizados se enfrentan al
sistema.

Atravesando terracería
Cruzando puentes mal construidos
Rodeado de calor humano y de la madre
tierra, ejemplo de rebeldía.

Al norte del Quiché,

Cerquita de la luna clara
Al lado del Chixoy
En el corazón de la Selva Húmeda
Ahí continúa
resistiendo en el tiempo…

No. 1

No renuncies a la alegría,
Ni a los días soleados,
Ni aquellos en que la lluvia termina siendo
un tu y yo.

No. 2

Olor a canela,
Sabor a miel,
Como perfume inédito,
Así son tus abrazos
Alrededor de mí.

No. 3

Una puede escribir del amor,
De la pasión y el deseo.
Una puede escribir,
Pero para que tú me creas,
No siempre puede ser a través de las letras.

Fotografía de Pablo Sigüenza y selección de textos. Roberto Cifuentes

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