Cartas a Eva Haldimann
I .
Chelsea Budapest, 20 de mayo de 1977
Distinguida Eva Haldimann:
El venturoso azar ha hecho posible que leyera su artí-
culo publicado el 18 de marzo en el Neue Zürcher Zeitung.
La comprensiva recensión con que usted distinguió Sin destino me anima a enviarle mi último libro.
Le estaría enormemente agradecido si me comunicara que lo ha recibido.
Con respetuosos saludos,
Imre Kertész
1023 Budapest, Török utca 3
2 .
Estimada Eva Haldimann:
Budapest, 2 de junio de 1977
Le estoy sumamente agradecido por su carta. En efecto, las revistas no se han interesado por Sin destino. La cau- sa de ello—aparte de eine gewisse Unsicherheit [cierta in- seguridad]—es probablemente la cultura literaria interna que impera aquí. No se ha fabricado aún la caja en la que me embutirán con el tiempo. No obstante, los diarios han hablado de la novela, aunque lógicamente no ha aparecido una información tan inteligente y sustancial como la de usted.
Por cierto, me topé con su artículo porque alguien lo mencionó en la piscina. Por otra persona me enteré de la fecha en que se publicó. Y por último un amigo de Londres me envió el recorte del periódico. Por fortuna puedo leer en alemán.
¿Viene a veces de visita a Budapest? de ser así, le ruego no perdamos la oportunidad de conocernos personalmente. mi número de teléfono es: 161 -382.
Cordialmente,
Imre Kertész
3 .
Estimada Eva:
Budapest, 14 de diciembre de 1977
Muchas gracias por el artículo y por enviármelo. Por di- versos rodeos me enteré precisamente ayer de que «algo» se había publicado en el Neue Zürcher Zeitung. Por tanto, usted influye en Budapest a pesar de la distancia, puesto que tiene aquí sus lectores. Su artículo está cargado de una emocionante tensión del pensamiento. Lo «poco» que me dedica a mí me honra muchísimo en ese contexto: piense usted que aquí me miman poco. En su día se extrañó usted un tanto por El buscador de huellas, y ahora ha captado exactamente su esencia con unas cuantas frases. Tal vez no intuya qué especial regalo supone para mí el interés dignificante de un espíritu independiente en la lucha diaria que libro contra la mudez.
Confío en que vuelva a dedicarme un poco de tiempo la próxima vez que venga a Budapest. Hasta entonces le saluda cordialmente su amigo,
Imre Kertész