Por: Ángel Elías
Cajas de cartón, un relato de Francisco Jiménez nos cuenta la vida de un niño migrante. Publicado por la colección Popular, del Fondo de Cultura Económica, nos lleva a reflexionar sobre la migración y la vida de los latinoamericanos en Estados Unidos. En el Día Internacional del Libro, una lectura recomendada.
La migración es un tema que afecta a las familias de Latinoamérica y en Guatemala los migrantes en Estados Unidos son un bastión importante en la economía del país. Cajas de cartón narra la vida y travesía de un niño que le tocó migrar hacia el sueño americano. Con todos sus contrastes y vicisitudes comenzó una vida allá, cortando algodón.
Esta historia nos da un vistazo hacia el lado difícil de la migración, de los rompimientos con los lazos familiares, de las dificultades para adaptarse a una sociedad a la que no se pertenece, a la discriminación y racismo que se sufre, a la desadaptación que se tiene en un país que no es el propio y que se vive de manera irregular.
Francisco Jiménez cuenta su vida y a modo de autobiografía nos deja pinceladas de una vida dura y compleja, la cual te tocó afrontar. El protagonista cuenta, desde los ojos de la infancia, cómo sus padres, sus cercanos y sus amigos vivieron la temporada de corte de algodón, corte de frutas y la búsqueda de trabajo en país de idioma desconocido. De los migrantes todos se aprovechan, porque los consideran parte del paisaje de explotación laboral en Estados Unidos, cuando ellos llegan por mejorar su calidad de vida.
Cajas de cartón entonces es ese relato de millones de personas que por circunstancias particulares tomaron la decisión de dejar el su país. Que tomaron el camino valiente de dejar todo atrás para crear un futuro del cual no tenían certeza. Panchito, que es el protagonista entonces toma la batuta de abrirnos los ojos y comprender que la migración, a pesar de ser un derecho humano, deja mucha cicatriz en las sociedades y en las personas.
Panchito puede ser cualquier niño que en este momento cruza la frontera, sin siquiera tener la certeza de llegar su destino. Pero también es la historia de lucha y heroísmo de un niño que, a pesar de los pesares, mantiene la esperanza en un futuro mejor.
Cuerpo kintsugi, de Senka Maric
Esta es la historia de un cuerpo. Un cuerpo que se fragmenta, se desbarata, se escinde. Esta es la historia de una mujer. Una mujer y la cruenta relación con su enfermedad. Del pasado al presente, esta es la capitulación de un cuerpo que busca fugarse de sí mismo. Con una prosa ágil y descarnada Senka Maric cuestiona cuál es el vínculo que tenemos con nuestros propios cuerpos, nuestra propia desintegración, hasta sabernos falibles. El cuerpo como metáfora de la psique, en su lucha por sentirse pleno mientras su realidad se rompe en pedazos.
Todo mal, de Juan Gedovius
Estos dos personajes rugen, se insultan y se muestran los dientes. ¡La ira de los dragones es cosa seria! Y mientras el enojo crece y sale en forma de fuego, algo adentro se va quedando vacío. Pero, a veces, sólo falta un colorido pretexto para bajar la guardia y convertir los gritos en carcajadas; algo simple que les recuerde que, entre ellos, existe una emoción aún más poderosa.
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