Mary Castillo, propietaria de la empresa que lleva su nombre y se dedica a la elaboración artesanal de joyas, descubrió su fascinación por las joyas y las perlas desde pequeña.
Este interés la llevó a aprender, diseñar y crear estas piezas, convirtiéndolas en una pasión que la impulsaría hacia el éxito empresarial.
Aunque no tenía los recursos para pagar un curso de joyería, aprovechó la oportunidad de aprender de la experiencia de su prima, quien tenía un negocio de bisutería, y adquirió los conocimientos básicos del oficio.
CLAVE DEL ÉXITO
Con una inversión inicial de Q100, Mary dio sus primeros pasos en el mundo de la joyería artesanal. Aunque al principio sus productos eran básicos, su talento y creatividad pronto atrajo clientes interesados en sus diseños.
A lo largo de 12 años, el proceso de creación ha evolucionado. Pasó de utilizar materiales de fantasía a emplear productos de alta calidad, como un alambre especial para la joyería que es hipoalergénico y no se oscurece.
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Ha diversificado su catálogo y ahora incluye más de 100 productos, desde aretes y collares hasta pulseras, utilizando una amplia variedad de materiales como cristales, perlas de río, mostacilla y acero inoxidable.
Su clientela no se limita solo a Guatemala, ya que ha logrado exportar sus productos a países como Colombia, Estados Unidos y México. Está en proceso de expansión a otros destinos a través de una gremial.
Considera que el éxito de su empresa se debe en gran medida a una gestión financiera sólida y a su compromiso con la excelencia y la innovación.
DESAFÍOS
A pesar de los desafíos, como la incertidumbre sobre el crecimiento del negocio y la búsqueda de personal calificado, Mary aspira a expandir su marca a nivel internacional y a convertirse en un referente en el mundo de la joyería artesanal.
Además, está comprometida a brindar oportunidades de empleo a otras mujeres talentosas, cumpliendo así su sueño de empoderar a las mujeres a través del trabajo y la creatividad.
