Los legisladores estadounidenses dieron inicio a su receso de agosto esta semana. Foto: La Hora / AP

Los legisladores estadounidenses dieron inicio a su receso de agosto esta semana con el trabajo sobre la financiación del gobierno en gran parte incompleto, alimentando las preocupaciones sobre si el Congreso será capaz de evitar un cierre parcial del gobierno en octubre.

El Congreso tiene plazo hasta el 1 de octubre, inicio del nuevo año fiscal, para tomar medidas sobre la financiación del gobierno. Podrían aprobar proyectos de ley para financiar las agencias gubernamentales hasta el próximo año, o simplemente aprobar una medida provisional que mantenga las agencias en funcionamiento hasta que lleguen a un acuerdo a más largo plazo. Sea cual fuere el camino que tomen, no será fácil.

 

“Vamos a asustar mucho al pueblo estadounidense antes de conseguirlo”, dijo el senador demócrata Chris Coons.

La valoración de Coons es ampliamente compartida en el Congreso, lo que refleja el abismo entre la Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, y el Senado, liderado por los demócratas, que están trazando caminos muy diferentes -y en su mayoría irreconciliables- en materia de presupuesto.

El Senado se adhiere en su mayor parte a los niveles de gasto que el presidente Joe Biden negoció con los republicanos de la Cámara de Representantes a finales de mayo como parte del acuerdo sobre el límite de la deuda que amplió la capacidad de endeudamiento del gobierno y evitó un impago económicamente devastador.

Ese acuerdo mantiene el gasto discrecional en general sin cambios para el próximo año, al tiempo que permite aumentos para las cuentas militares y de veteranos. Además, el Senado pretende añadir 13.700 millones de dólares en créditos de emergencia adicionales, incluidos 8.000 millones para defensa y 5.700 millones para otras cuestiones.

 

Los republicanos de la Cámara de Representantes, muchos de los cuales se opusieron al acuerdo sobre el límite de la deuda y se negaron a votarlo, van por otro camino.

Los dirigentes del Partido Republicano han preparado proyectos de ley con mucho menos presupuesto del que permite el acuerdo en un esfuerzo por ganarse a los miembros que insisten en reducir el gasto a los niveles del año fiscal 2022. También están añadiendo decenas de cláusulas políticas a las que se oponen ampliamente los demócratas. Hay propuestas para reducir el acceso a las píldoras abortivas, la prohibición de la financiación de la terapia hormonal y ciertas cirugías para los veteranos transgénero, y la prohibición de los programas de formación que promueven la diversidad en el empleo federal, entre muchos otros.

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