Hay personas que no poseen habilidad propia de un superhéroe, pero siempre están ahí para salvar a las personas. Diseño La Hora / Alejandro Ramírez

En las películas, comics o series, los superhéroes usan sus capacidades sobrenaturales y fantásticas para salvar a las personas de las hazañas del enemigo. Surge una emergencia, y ellos inmediatamente la atienden, probablemente en eso se resuma su vida; emergencia igual a salvar personas. Pero, ¿los superhéroes en algún momento necesitan ser salvados?

Superman, posee velocidad, invulnerabilidad y en efecto superfuerza; la Mujer Invisible puede transformar sus campos de fuerza en ráfagas de fuerza; su sentido arácnido le permite al Hombre Araña trepar muros, superfuerza, reflejos. Si seguimos, la lista es larga para escribir los podes que hay en el mundo ficticio de la televisión.

Generalmente, los superhéroes llevan una doble vida, en su cotidianidad atienden actividades de una persona normal. Suelen tener una agenda de actividades como la de cualquier persona, por el contrario, cuando surge una emergencia, repentinamente se transforman para salir a salvar a la humanidad.

En esa medida, también hay personas que no poseen habilidad propia de un superhéroe, pero siempre están ahí para salvar a las personas, tienden a volcarse con los demás hasta el punto que ofrecen ayuda, incluso cuando no es requerida. Ese apoyo incondicional, en una medida, es saludable porque se trata de estar ahí cuando más lo necesitan, pero ¿qué sucede cuando el “salvador” necesita ser salvado?

El síndrome del salvador
El síndrome del salvador es una condición que las personas que lo experimentan buscan vínculos con otras personas que estén “peor” que ellos mismos. Diseño La Hora / Alejandro Ramírez
SÍNDROME DEL SALVADOR, ¿SENTIRSE NECESITADA?

Las personas que lo padecen anteponen las necesidades ajenas en vez de las propias. El síndrome del salvador es una condición que las personas que lo experimentan buscan vínculos con otras personas que estén “peor” que ellos mismos y entonces salen como superhéroes a salvar a otras de una situación o condición.

Sus relaciones van enfocadas al sacrificio,  a veces con personas que conllevan cargas emocionales previas. Su pensar es tipo: “si estoy ahí para ayudarle, me amará”; “quiero que me necesite para que siempre me tome en cuenta”; “quiero estar ahí siempre para que nunca me olvide”. Según, los expertos en el comportamiento humano, suele aparecen en aquellos individuos que tienen miedo al abandono y requieren sentirse acompañados y con una alta aprobación social.

 

PERSONAS QUE NO SABEN DECIR “NO”

Los especialistas dicen que se logra llegar a ese punto cuando las personas tienen baja autoestima y que no saber decir “no”, con rasgos dependientes y que tienen necesidad de control. Generalmente, están más ligado a las ideas románticas de las relaciones de parejas.

Las consecuencias también se rigen a que cuando las personas ayudan a quien lo necesita, obtendrán agradecimiento, aprobación y amor, (lo esencial para sentirse bien). Sin embargo, el peligro no está en darse al otro, sino en la autoestima o que el  bienestar dependa de la cantidad de cosas que se hacen por los demás y en esa medida esperar que otros lo reconozcan.

Muchas veces las personas dan más de lo que reciben, la otra persona se acostumbra a la ayuda y la da por sentado, se convierte en algo esperado y se desvaloriza, por lo que lamentablemente se depositan expectativas en las personas esperando que harían lo mismo por el individuo que le otorgo ayuda. Al final todo termina en decepción.

El síndrome del salvador
La mejor manera de ayudar a otros es facilitar que puedan ayudarse a sí mismos en un futuro. Diseño La Hora / Alejandro Ramírez
¿CÓMO SE PUEDE GESTIONAR ESTE COMPORTAMIENTO?

Nadie puede dar algo que no tiene, si quieres dar amor, amate a ti mismo, quieres ser bondadoso, se bondadoso contigo mismo. Lorena Muñoz, psicóloga cognitivo-conductual especialista en trastornos del estado de ánimo en población adulta y juvenil, dice que debemos estar de acuerdo que cada uno ofrece lo que puede o quiere.

“Cuando vemos que los cuidados, intereses y las atenciones no son mutuas y hemos comunicado nuestras necesidades… ¿Por qué seguimos ahí? La mejor manera de ayudar a otros es facilitar que puedan ayudarse a sí mismos en un futuro para establecer relaciones sanas con individuos independientes. No es tu deber ser el terapeuta o la ONG de tu familia, amigos o pareja”, describe en su blog.

Además, explica que en los problemas ajenos puedes acompañar, apoyar, motivar y animar a las personas, pero siempre hay que tomar distancia física y emocional, ya que no es tu trabajo resolver sus necesidades. Algo que la doctora compara con la empatía patológica, que es la conexión emocional que una persona tiene con otra y en donde las emociones ajenas lo absorben totalmente, llegado a sentir exactamente la misma emoción.

“Hay personas que romantizan la idea de acudir a terapia y ven a su terapeuta como su salvador o salvadora. Les contaré un secreto: sanar es doloroso, pero necesario. Un buen terapeuta jamás te hará depender de él; hay cosas que no puede arreglar, respuestas que solo tienes tú y decisiones que debes tomar tú. Pero una cosa es segura, te hará pensar para que tú seas tu mejor ayudante y te des cuenta de que tú eres lo mejor que te ha pasado. Los príncipes azules no existen”, concluye.

Cuéntanos: ¿Conoces a alguien con este comportamiento?

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