Anna, personaje de quince años interpretado por Lindsay Lohan, y su madre, la doctora Tess Coleman (Jamie Lee Curtis), tienen solo una cosa en común: nada. Son dos polos opuestos, ni la ropa, ni la comida, ni las cosas que madre e hija suelen disfrutar las ha logrado unir, esta tensión constante en su relación no parece tener solución.
Esta es la historia de una adolescente que siempre tiene discusiones con su madre, castigos en la escuela, bajas calificaciones y constantes conflictos con su maestro de literatura, así como con Stacey Hinkhouse, quien alguna vez fue su mejor amiga. A ella le apasiona la música y tocar la guitarra en una banda de rock, quienes de vez en cuando practican en la cochera de su casa.
Mientras que la doctora Coleman aparte de ser viuda, es una exitosa y reconocida terapeuta concentrada en las tareas del hogar, su pequeña familia, en sus pacientes y en los preparativos del matrimonio con su novio, quien por supuesto no es del agrado para la hija de la terapeuta.
El pequeño Harry es hermano de Anna, quien hace travesuras de niños de su edad, tanto que en una oportunidad entró a la habitación de la chica y leyó el diario donde ella relata su vida amorosa. La joven dice que su madre con tantas reglas le «arruina la vida«.
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UNA PELÍCULA QUE RELATA EL MUNDO DE UN ADOLESCENTE
Ambas vivirán «Un viernes de locos» luego de una discusión en un restaurante chino. Donde la dueña del local les ofrece dos galletitas chinas de la fortuna asegurando que las mismas ayudarían a sus problemas, esto provoca un gran cambio en sus vidas. A la mañana siguiente, Tess y Anna se encuentran con sus cuerpos intercambiados.
Finalmente, poco a poco, cada una empieza a comprender el punto de vista de la otra, pero tienen que encontrar la manera más rápida de recuperar su ser y descubrir lo que significa su relación en realidad, porque la boda de Tess se realizará en tan solo 48 horas.
Aunque Disney no estuvo nada alejado de la realidad de varias familias cuando impulsó esta producción, muchas madres y padres se logran identificar con lo que observan en la pantalla.
En esta etapa, los hijos adolescentes atraviesan una montaña rusa de emociones que ni ellos mismos logran comprender, sin embargo, el instinto protector de los padres sigue arropando como niños pequeños a quienes están próximos a aventurarse al mundo de la adultez.
En LH Bienestar te daremos algunos consejos de expertos para que comprendas los cambios que sufren los adolescentes en esta etapa y para que sepas cómo imponer reglas respetando el espacio de tus hijos.
¡S.O.S.! EL GRITO DE AYUDA DE LOS PADRES DE ADOLESCENTES
“No entiendo su carácter”; “siempre está en el celular” o “nunca sale de su habitación” son algunas de las frases de aquellos padres que no saben cómo su hijo o hija llegó tan rápido a esta etapa si “apenas ayer eran unos niños”. Xavier Molina, psicólogo social graduado en la Universidad de Barcelona, menciona en uno de sus artículos que muchas veces suele escuchar a padres quejándose de las actitudes de sus hijos.
Algunas veces sorprendidos y otras veces desilusionados, sin saber cómo hacer frente a quienes antes eran unos niños y ahora son jóvenes, silenciosos, rebeldes, enfadados, cuestionadores, retadores, que desean vivir su vida a su manera e incluso ven a sus padres como el enemigo.
“La adolescencia es una etapa complicada y como padres es normal que nos podamos ver un poco desbordados. Aunque hayamos leído sobre el tema, y a pesar de poner el mejor de los empeños posibles para informarnos, cuando llega el momento en que nuestro hijo es adolescente podemos sufrir ansiedad al tener que afrontar esta nueva situación”, considera.
Esta relación tensa y de rebeldía también es provocada por cambios hormonales en el adolescente, por eso Molina destaca que el enfoque está en que los padres deben hacer lo que está en sus manos, “no debemos quejarnos de sus actitudes y tratar de modificarlas, lo cual solo trae frustración, pues nadie puede cambiar al otro de la noche a la mañana”, enfatiza.
Agrega que los padres que transforman sus actitudes y se hacen más constantes ya están dando el primer paso. “Aclaro que esto no significa abandonar los límites y las consecuencias que son necesarias”, puntualiza.
Mientras que Juan Armando Corbin, licenciado en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, explica que en esta etapa es importante lograr la confianza suficiente para que el adolescente tenga su propia personalidad y sea un adulto exitoso en las diferentes áreas de su vida. “Los padres que logren comprender este cambio, ayudarán a sus hijos a crecer más sanos en el aspecto psicológico y estarán preparados para los retos de la vida”, detalla Corbin.
AQUÍ ALGUNOS CONSEJOS:
COMPRENDE SU PUNTO DE VISTA
En distintos artículos, especialistas en este tema, consideran que tener puntos de vista diferentes es como jalar una cuerda en direcciones opuestas, por lo que en algún punto se espera que esta se llegue a romper. “Es fácil entrar en conflictos cuando un hijo parece ir por su propia opinión”, destacan, por lo que aclaran, no se trata de ceder a los caprichos de un hijo, sino entender y ayudar a gestionar mejor los conflictos y considerar decisiones más sabias.
PÓNTE EN SUS ZAPATOS Y PIENSA CUANDO TÚ ERAS ADOLESCENTE
Además, mencionan que para entender es importante que te pongas en su piel y recuerdes cuando tuviste esa edad, así como la necesidad que tenías por explorar, buscar tu identidad y liberarte de las reglas. Aplica lo que tú deseabas que tus padres hicieran contigo, por ejemplo, si en ese momento querías atención, considéralo con tu hijo. Puede ser una guía para entender su comportamiento.
RESPETA SUS NECESIDADES
Aunque quizá la comunicación entre padres e hijos haya disminuido, a lo que antes te relataba su día y ahora sus palabras se resumen en monosílabos, trata de conversar temas en los que ambos se interesen.
Armando Corbin argumenta que es fácil pensar que, por el hecho de ser padre, se puede adoptar una postura autoritaria sobre el hijo. Sin embargo, siempre es mejor escuchar sus necesidades y llegar a acuerdos. De esta manera, puedes saber dónde están los límites y permitirte ciertos niveles de independencia sin que deban pasarlos.
PRUEBA Y ERROR
“La experiencia puede ser una buena manera de aprender, porque el impacto que tiene en nosotros puede marcarnos positivamente si sabemos analizar la situación y desarrollar recursos para no volver a cometer errores. No seas un padre excesivamente protector. En la medida de lo posible, y siempre que no exista un gran riesgo para tu hijo, deja que experimente”, recomienda Armando Corbin.
ESCUCHA ACTIVAMENTE
Una escucha activa mejora la comunicación, no se trata de oír lo que el joven dice, sino de observar su lenguaje verbal y corporal. Responde a sus necesidades y si tienes alguna duda de cómo abordar alguna situación, acude con un consejero.
Uno de los motivos por los que muchos hijos e hijas adolescentes menosprecian la posibilidad de hablar con sus padres es porque supuestamente estos últimos no les entienden o solo les imponen reglas sin respetar su espacio.
La transición de la niñez a la adolescencia es un proceso en donde los jóvenes deben sentirse acompañados y que mejor que por sus padres que brindarán los mejores consejos. Además, se debe comprender que los adolescentes necesitan despegarse un poco de la protección paternal y empezar a ser independientes para convertirse en adultos responsables. El punto clave es que los hijos se ganen la confianza de los padres y que los padres sean comprensivos con sus hijos.
Cuéntanos: ¿Qué otros consejos le darías a padres con hijos adolescentes?
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