Días grises y lluviosos que cada vez parecen ser más insípidos, en donde no logras encontrar la chispa de color en aquello en lo que a todos les parece brillante. Mientras todos prefieren salir con sus amigos, tú esperas llegar a casa y alejarte de todo el mundo; otros disfrutan su platillo favorito, sin embargo, a ti no te interesa tener uno en especial, o tu equipo de fútbol celebra el final del campeonato con alegría, pero a ti no te apetece unirte al festejo.
Todos estos panoramas desabridos en los que no encuentras placer, pierdes interés o no tienes satisfacción en casi todas las actividades de la vida social, pueden ser un síntoma muy claro de un trastorno neuropsiquiátrico que recibe el nombre de anhedonia.
Para tratar la anhedonia, es fundamental que un experto en salud mental pueda analizar a qué cuadro psicológico pertenece, pues no se abordará igual la anhedonia producida por una depresión que la producida por una esquizofrenia. Cada problemática específica necesita estrategias psicoterapéuticas diferentes, a pesar de que el síntoma de la anhedonia sea el mismo.
¿QUIÉNES LA PADECEN?
Según mencionan los investigadores la situación más frecuente de la anhedonia se da en las personas que padecen depresión, asimismo enfatizan que muchos casos de depresión no son diagnosticados, ya que quienes la sufren sienten temor de admitir su condición.
La persona deprimida se queda “congelada” emocionalmente, incluso con las actividades que solían disfrutar. Este síntoma aparece tras situaciones de alta tensión, estrés o disgustos, y de acuerdo a la forma en la que disminuya la depresión, también disminuirá paulatinamente.
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¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?
Por su parte, este se deriva a una alteración del sistema dopaminérgico, que es el mecanismo por el que la dopamina (una sustancia química que se encuentra en el cerebro) produce sensaciones de placer y satisfacción al realizar las actividades placenteras.
Cristina Agud psicóloga sanitaria y psicoterapeuta, con máster en Terapia Cognitivo-Social y en Programación Neurolingüística explica que es necesario buscar el contexto en el que aparece la anhedonia, ya que hay etapas de la vida en donde es normal no sentir placer o ganas por nada, por ejemplo, cuando se ha muerto un ser querido.
“En ciertas circunstancias, es bueno aceptar que podemos estar atravesando una fase de anhedonia coherente con lo que estamos viviendo y que no podemos esperar cambiar, es de por sí terapéutico”, explica.
Asimismo, enfatiza que en psicología hay algo que se denomina “forzar lo espontáneo”, que es una de las primeras soluciones que la persona intenta para resolver síntomas como la anhedonia.
“Si algo no me genera placer como antes, voy a intentar “forzarme” a que me lo dé. Sin embargo, experimentar placer es algo espontáneo y forzarlo puede llegarnos a sentir fracaso si no lo logramos; pasamos a tener dos problemas en vez de uno”, explica.
¿CÓMO SE PUEDE TRATAR?
Hay que destacar la importancia de diagnosticarla y conocer sus causas. Ya que, en la mayoría de los casos, se da como consecuencia de enfermedades o abuso de sustancias.
En esa medida, es importante visitar a los profesionales para que den un diagnóstico puntual y certero sobre las causas de la anhedonia, ya que se puede ser que el medicamento administrado para tratar la depresión u otro, sea el motivo de este síntoma y sea necesario cambiarlo por otro.
Asimismo Agud, reconoce la importancia de activarse, ya que la anhedonia se nutre de la inactividad y el abandono, lo cual está muy relacionado con el sentimiento de vacío.
“Analizar qué hay detrás de ese sentimiento y con qué está conectado puede ser decisivo. Ocúpate de temas pendientes, no te encierres, deja que tu capacidad de sentir se vaya de nuevo aliando contigo a medida que resuelves otros temas que no están funcionando en tu vida”, finalizó.
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