Iniciar un ciclo escolar en el sector público puede generar obstáculos a los maestros, dado que algunos centros educativos no cuentan con las condiciones óptimas para recibir clases. Foto: La Hora

La Gomera es un municipio de Escuintla, donde su gente se caracteriza por ser muy trabajadora y perseverante. El comercio local invita a los visitantes a degustar de una deliciosa agua de coco ya que el clima caluroso de la región lo amerita. Luego del confinamiento por el COVID-19, todas las actividades han regresado a la normalidad en aquel lugar y poco a poco vuelve a ser lo que era antes.

Entre risas y platicas, los niños recorren las calles de La Gomera con un helado de hielo en la mano, el cual disfrutan hasta llegar a su destino. Algo muy diferente ocurría en el auge de la pandemia, en donde a cierta hora todos tenían que resguardarse en sus casas porque ya casi era el toque de queda. El sector educativo tomó un rumbo distinto a lo acostumbrado, el ambiente escolar que envolvía las voces de niños y niñas que les daban vida a las cuatro paredes de las aulas ya no estaba.

Debido a las circunstancias se adoptaron nuevas medidas, puesto que la presencialidad no era una opción y los alumnos se acoplaron a las modalidades de enseñanza: hojas de trabajo semanales y en algunos casos las clases virtuales.

 

Pese a que los niños pasaron dos años alejados de sus centros educativos, el 20 de febrero se dio luz verde al inicio del ciclo escolar para el sector público. Con la emoción del regreso a clases, los maestros prepararon su material para recibir nuevamente a los niños y niñas dentro de las aulas, tal es el caso de Mibsar Arenas, padre de familia y docente con casi 15 años de trayectoria en el área educativa, quien disfruta su profesión y se enorgullece de impartir clases en la Escuela Oficial Mixta de la Lotificación Santa Catalina en La Gomera, Escuintla.

Este centro educativo recibe aproximadamente a 575 niños del Nivel Primario y 150 del Nivel Preprimario, según Arenas, quien este año tiene a su cargo a los niños de tercer grado. 32 maestros conforman en total el cuerpo administrativo de dicha escuela.

OBSTÁCULOS PRESENTES

Generalmente, iniciar un ciclo escolar en el sector público puede generar obstáculos a los maestros, dado que algunos centros educativos no cuentan con las condiciones óptimas para recibir clases, y en la que trabaja Arenas no es la excepción.

“Desde muchos años atrás, no contamos con ayuda del gobierno central ni del Ministerio de Educación para mejorar el mobiliario en mal estado”, relató el profesor para LH Bienestar.

A pesar de las circunstancias y de la falta de atención del gobierno, Mibsar junto a un gran equipo de personas, han unido esfuerzos y con el apoyo de donaciones han tratado de restaurar la escuela de la lotificación Santa Catalina.

“El año pasado concluimos construyendo dos aulas, las cuales solo dejamos la estructura, aún nos falta colocar la lámina. A una de esas dos falta colocar el piso y la lámina”, describió el docente.

 

Explica que el block y el cemento de la estructura lo costearon con ayuda de su padre; migrante guatemalteco que actualmente reside en Stamford, Connecticut, Estados Unidos. Este año se dieron a la tarea de revisar el mobiliario, el cual por muchos años ha realizado su función, sin embargo, ya sobrepasó su vida útil.

Desde ya hace tiempo Arenas y otras personas realizan labores sociales en su municipio, con el objetivo de ayudar a las personas más necesitadas y mejorar sus condiciones de vida.

DE CHATARRA A ESCRITORIOS

“Recuerdo que hace cinco años hicimos lo mismo. De la chatarra sacamos los escritorios y así trabajamos como tres meses, gracias a Dios mi papá logró gestionar junto con sus amistades 148 escritorios. Desde ese entonces no ha entrado un escritorio a nuestra escuela, nada más los que hemos reparado en ciertas ocasiones”, añade.

La labor docente se queda marcada en los corazones de los alumnos, una persona apasionada del magisterio transmite con brillantez su conocimiento y siempre será recordado con orgullo.

Foto: La Hora/ Cortesía.

El docente considera que la estructura de la escuela todavía «aguanta un poco» sin embargo, los escritorios que se supone los alumnos deben ocupar para recibir clases, ya están para chatarra. El grupo de docentes, por medio de las donaciones qué reciben de personas generosas, compraron planchas de material plywood, con la que reemplazaron la madera en mal estado, utilizando la estructura antigua de los escritorios.

Escritorios que ya no sirven son acumulados en un lugar estrecho de la escuela. Foto: La Hora/ Cortesía.

«Siempre por las gestiones de mi papá y de las personas que se han unido a la causa, se ha logrado ir adquiriendo el material para reconstruir más escritorios. Otra persona dueña de una librería nos regaló otra plancha más. O sea, tenemos para trabajar y seguir recuperando poco a poco el mobiliario», resalta con entusiasmo.

¿CUÁL ES SU INSPIRACIÓN?

LH Bienestar le preguntó al docente sobre cuál era su inspiración a las labores qué realiza por «su escuela» como él le dice, respondió que su única razón son los niños.

«Yo llevo 14 años laborando gracias a Dios en esta escuela y la verdad nosotros lo hacemos por ellos, por los niños. Sabemos que son el futuro de nuestra nación y si uno puede o tiene la voluntad de hacer las cosas, lo podemos hacer. Como decimos nosotros los maestros: “No importa que nosotros estemos mal sentados, pero los niños tienen que estar en algo cómodo», manifestó.

Recuerda que hace cinco años pasó por una situación similar, ya que su aula no contaba con escritorios, lo cual ahora lo motiva a seguir adelante para llevar la enseñanza a todos los niños y niñas de su municipio.

Este centro educativo recibe aproximadamente a 575 niños del Nivel Primario y 150 del Nivel Preprimario. Foto Cortesía
HISTORIAS Y ANÉCDOTAS

Pese a los obstáculos que se atraviesan en la labor educativa, Arenas indicó que su profesión es maravillosa y única, al igual que otras carreras requiere de sacrificios y esfuerzos. Aun ejerciendo la profesión dice que un maestro nunca deja de aprender.

Entre historias y anécdotas un maestro desempeña varios roles dentro del aula, papá, consejero, y otras veces hasta de doctor, aunque los reglamentos ya prohíben esto último. Sin embargo, el docente recuerda con nostalgia una anécdota que vino a su mente cuando un exalumno se lo mencionó.

“Hace poco me escribió un exalumno, ahora él vive en Estados Unidos. Recuerdo que en una ocasión fue picado por un enjambre de abejas y él me lo recordó, yo ya casi lo había olvidado porque fueron de mis primeras promociones. Me dice –profe yo recuerdo cuando me picaron las avispas y usted se metió a defenderme; sin importar que lo picaran me llevó chineado para un sitio seguro– “.

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Enfatiza que ese recuerdo fue muy gratificante y aunque ahora le parece gracioso, en su momento fue preocupante.

Finalmente, argumenta que la labor que hace por su municipio es en conjunto y se le agradece a quien debe ser, ya que hay mucha gente que ha invertido sus propios fondos y con el esfuerzo de su trabajo la escuela ha sido beneficiada.

La restauración de la escuela es una de las tantas causas en las que Arenas ha participado, y reconoció que se siente muy orgulloso de desempeñar su labor.

“Yo sí me siento orgulloso de ser maestro a pesar de los pesares, estamos orgullosos y primero Dios me dé la oportunidad de seguir más años dentro de mi escuela, y del magisterio. Y sí se puede realizar muchas más cosas van a ser bienvenidas”, concluyó.

Así como esta historia inspiradora, existen muchas más, donde personas de buen corazón realizan buenas causas por otras sin recibir nada a cambio, lo cual deja en claro que las personas buenas sí existen y sus acciones son de admirar.

Escríbenos: ¿Conoces a alguien con alguna historia inspiradora?

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