Muy pocas personas son conscientes de que la desnutrición es un problema importante, que afecta especialmente a las personas mayores.
Muy pocas personas son conscientes de que la desnutrición es un problema importante, que afecta especialmente a las personas mayores. Foto: Cortesía.

La desnutrición en el adulto por encima de los 50 años, es un mal que pasa desapercibido para la población y muchas veces para los profesionales de la salud también.

Cuando oímos hablar de desnutrición, rápido pensamos en niños no en adultos; en jóvenes y mujeres con anemia y en países desarrollados se asocia más inmediatamente con las catástrofes de hambruna como sucede en India y África. La primera imagen que se registra en la retina es la de pequeños niños.

Muy pocas personas son conscientes de que la desnutrición es un problema importante, que afecta especialmente a las personas mayores y que su manejo cuesta a los hogares y la sociedad grandes recursos humanos y financieros. Por eso, en esta edad, se hace también importante detectar e identificar y corregir las causas de la desnutrición y sus tipos.

Hay muchos términos y expresiones que tratan sobre la desnutrición en diferente medida. Se trata de conceptos como: bajo peso, desnutrición proteico-calórica, caquexia, riesgo nutricional, desnutrición relacionada con enfermedades. Aunque algunos de esos términos se refieren a cosas ligeramente diferentes, es necesario cuando se habla de este mal, usar el término «desnutrición» de manera consistente. Los trastornos mentales de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia) también causan desnutrición, pero no forman parte de lo que veremos acá.

Una definición sencilla, es la dada por la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN). Define la desnutrición, como la falta de energía, proteínas y otros nutrientes, que conduce a una pérdida de peso, un deterioro de la composición corporal y una reducción de las funciones fisiológicas, así como un peor curso clínico.

La ciencia de la nutrición se ocupa de todos los aspectos de la interacción entre alimentos y nutrientes, la vida, la salud y la enfermedad, y los procesos mediante los cuales un organismo ingiere, absorbe, transporta, utiliza y excreta sustancias alimentarias.

Entonces entendamos y resumamos porqué se puede afectar una condición nutricional en adulto en un esquema:

Desorden nutricional.
Desorden nutricional. Foto: Cortesía.

El síndrome de realimentación es el único que pasa como error médico que consiste en un trastorno hidroelectrolítico severo, que se genera tras la suplementación alimentaria. Los otros son producto de un modo y estilo de vida de la persona.

La malnutrición/desnutrición, el sobrepeso, la obesidad, las anomalías de micronutrientes y el síndrome de realimentación, son claros trastornos nutricionales, mientras que la sarcopenia y la fragilidad, son afecciones relacionadas con la nutrición con antecedentes patogénicos complejos y múltiples.

La desnutrición o malnutrición puede definirse como: “un estado resultante de la falta de ingesta o absorción de nutrientes, que conduce a una alteración de la composición corporal (disminución de la masa libre de grasa) y de la masa celular corporal, lo que conduce a una disminución de la función física y mental y a un deterioro del resultado clínico de la enfermedad”. La desnutrición puede ser el resultado de inanición, enfermedades o envejecimiento avanzado, solos o en combinación.

Entonces el estudio y la atención a la nutrición humana, aborda la interacción de la nutrición en los seres humanos. La nutrición preventiva aborda cómo la ingesta de alimentos y los nutrientes pueden afectar el riesgo de desarrollar enfermedades como las cardiovasculares (ECV), obesidad, diabetes mellitus tipo 2 (DM2), demencia y cáncer, ya sea para poblaciones o individuos. La nutrición en salud pública apunta a acciones a nivel poblacional, para reducir las principales enfermedades no transmisibles relacionadas con la nutrición.

La nutrición clínica se ocupa de la prevención, el diagnóstico y el manejo de los cambios nutricionales y metabólicos relacionados con enfermedades y afecciones agudas y crónicas, causadas por una falta o exceso de energía y nutrientes. Cualquier medida nutricional, preventiva o curativa, dirigida a pacientes individuales, es nutrición clínica.

La percepción general es que la fragilidad es un estado de vulnerabilidad y falta de resiliencia, con una capacidad de reserva limitada en los principales sistemas orgánicos. Esto conduce a una capacidad reducida para soportar estrés, como un trauma o una enfermedad y, por lo tanto, la fragilidad es un factor de riesgo de dependencia y discapacidad. La fragilidad se relaciona principalmente con la edad avanzada; sin embargo, se considera modificable mediante intervenciones en el estilo de vida. La afección contiene componentes relacionados con la nutrición, p.ej. pérdida de peso y está relacionado con la sarcopenia. En ese sentido, la fragilidad física merece figurar entre las afecciones relacionadas con la nutrición. 

La anorexia del envejecimiento es una disminución involuntaria en la ingesta de alimentos causada por factores como la alteración del equilibrio hormonal y de neurotransmisores que afectan el hambre y la saciedad, lo que puede contribuir a la pérdida de peso relacionada con la edad. Las limitaciones económicas, la soledad, la depresión, las dificultades para masticar (incluida una mala dentición) y la presbifagia (cambios en el mecanismo de deglución) son otros ejemplos de condiciones, que pueden contribuir a la desnutrición y, por tanto, a la fragilidad en las personas de mayor edad.

¿Qué nos enseña la ciencia sobre nutrición del adulto y la enfermedad? 

Hay cosas que nos aclara. En primer lugar, la desnutrición relacionada con enfermedades (DRM). 

La DRM es un tipo específico de desnutrición causada por una enfermedad concomitante, está entonces relacionada con un estado patológico del individuo.

Para la etiología de la desnutrición, la inflamación es un evento importante. Así, un tipo de DRM se desencadena, por una respuesta inflamatoria específica de la enfermedad, mientras que el otro está vinculado principalmente a mecanismos etiológicos no inflamatorios. 

La DRM con inflamación, es una afección catabólica, caracterizada por una respuesta inflamatoria, que incluye anorexia y degradación de tejidos, provocada por una enfermedad subyacente. Expliquemos esto un poco más. Para vivir necesitamos que funcione con normalidad, una función que se llama metabolismo y este consiste en un conjunto de reacciones químicas, que tienen lugar en las células del cuerpo para convertir los alimentos en energía. Nuestro cuerpo necesita esta energía para todo lo que hacemos, desde movernos, hasta pensar o crecer. A eso le llamamos anabolismo y cómo podemos ver no es más que un fabricar compuestos para uso potencial energético y almacenarlos, en cambio el catabolismo es el proceso que produce la energía necesaria para toda la actividad que tiene lugar en las células. Las células descomponen fundamentalmente hidratos de carbono y grasas para liberar energía. 

Pero sigamos con la inflamación. Los factores desencadenantes de la inflamación son específicos de la enfermedad, mientras que las vías inflamatorias que conducen a la anorexia, la reducción de la ingesta de alimentos, la pérdida de peso y el catabolismo muscular, es bastante consistente en todas las enfermedades subyacentes. El grado de respuesta metabólica inducida por la enfermedad, determina la tasa catabólica y en qué punto durante la trayectoria de la enfermedad se produce una desnutrición clínicamente relevante. 

El papel de la inflamación en el desarrollo de la desnutrición, propicia un estado subagudo o crónico en el que una combinación de balance energético negativo y diversos grados de actividad inflamatoria, llevan a cambios en la composición corporal, disminución en diversas funciones orgánicas y resultados adversos. El envejecimiento avanzado per se, puede contribuir al estado de inflamación. Además, la inactividad y el reposo en cama, aceleran el catabolismo muscular durante la DRM con inflamación. Ahora podemos comprender: los viejos debemos hacer ejercicio.

Actualmente una preocupación especial y aunque usted no lo crea, es que la desnutrición es un fenómeno que puede darse también entre personas con sobrepeso u obesidad que padecen enfermedades, lesiones o dietas altas en energía y de mala calidad, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo y en todas las clases sociales, aunque más severa en las más limitadas. El mecanismo general subyacente, es un desequilibrio entre la ingesta de energía, el gasto de energía y la calidad de la ingesta de nutrientes. El exceso de masa grasa/adipocitos, especialmente en forma de obesidad central, se asocia con una respuesta inflamatoria que probablemente también contribuya al estado de desnutrición.

Los médicos han optado por crear dos conceptos subordinados a la DRM con inflamación y estos son:

– DRM crónica con una respuesta inflamatoria más leve, y;

– Desnutrición aguda relacionada con una enfermedad o lesión que se caracteriza por una fuerte respuesta inflamatoria. 

Entonces los estados y riesgos de desnutrición se vuelven más comprensibles con un esquema simplificado como el que presentamos:

Desnutrición crónica.

Un estado importante y desventajoso es la caquexia. Esta ocurre con frecuencia en pacientes con enfermedades de órganos en etapa terminal, que se complican con respuestas inflamatorias catabólicas, que incluyen cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades inflamatorias intestinales, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad renal crónica y otras enfermedades de órganos en etapa terminal. La inflamación sistémica impulsa el catabolismo de tales trastornos y pueden producirse brotes inflamatorios durante las exacerbaciones de la enfermedad.

Los pacientes en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) con enfermedades o traumatismos agudos (por ejemplo, infecciones graves, quemaduras, traumatismos craneoencefálicos cerrados) o aquellos después de procedimientos quirúrgicos mayores, presentan desafíos nutricionales específicos, con un alto riesgo de desnutrición, debido a su metabolismo de estrés a menudo muy pronunciado. La acción combinada de una alta actividad de citocinas proinflamatorias, una mayor liberación de corticosteroides y catecolaminas, la resistencia a la insulina y otras hormonas, el reposo en cama y la ingesta reducida o nula de alimentos, allanan el camino para una rápida disminución de las reservas de energía y nutrientes del cuerpo.

La DRM sin inflamación/DRM no caquéctica es una forma de desnutrición desencadenada por una enfermedad, en la que la inflamación no se encuentra entre los mecanismos etiológicos. Estos mecanismos alternativos podrían incluir: disfagia, resultante de una obstrucción digestiva superior, trastornos neurológicos como accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o demencia/disfunción cognitiva. Condiciones psiquiátricas como la anorexia nerviosa y la depresión, o la malabsorción debida a trastornos intestinales como el síndrome del intestino corto (por ejemplo, después de una resección intestinal debido a un infarto mesentérico), son otros mecanismos para el desarrollo de DRM no inflamatorio. El envejecimiento avanzado per se puede contribuir a la DRM sin inflamación por anorexia, denominada “anorexia del envejecimiento”, que también es causada por mecanismos no relacionados con la inflamación. En algunas de las enfermedades descritas, la inflamación puede estar involucrada en la fase inicial de la trayectoria de desnutrición, pero no tiene un impacto clínicamente relevante en las fases posteriores del proceso de desnutrición. Para algunas enfermedades, los pacientes pueden oscilar entre desnutrición con y sin inflamación. 

En resumen: La desnutrición no es común en la población general. Pero en el caso de los pacientes, aproximadamente uno de cada cuatro corre el riesgo de sufrir desnutrición grave. Y en el cuidado de las personas mayores, hasta el 60 por ciento corre el riesgo de sufrir desnutrición. Aunque el trastorno no es particularmente visible en la sociedad, está muy extendido. Y puede empeorar significativamente, cuando el número de personas mayores de 80 años se duplique en los próximos años.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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