El Gobierno al igual que el resto del mundo, ha decretado el fin de la emergencia de Covid-19, pero una cosa es lo que decreta el hombre y otra cómo se comporta la naturaleza. Foto La Hora: Cortesía.

El Gobierno al igual que el resto del mundo, ha decretado el fin de la emergencia de Covid-19, pero una cosa es lo que decreta el hombre y otra cómo se comporta la naturaleza, en este caso el virus.

COVID prolongado aún en estudio

Los médicos aún carecen de una definición estándar de COVID prolongado, pero algunos de los síntomas que experimentan las personas luego de una infección por el Sars-cov-2 cambia su vida. Un experto en esto, el Dr. Russo, dice que durante el apogeo de la pandemia, muchos se centraron en las posibles consecuencias a corto plazo y la pregunta central que se hacía era: “Si me da COVID, ¿voy a morir o no?”. Como resultado, agrega, muchas personas se infectaron con el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad de COVID-19 y, aunque sobrevivieron, ahora experimentan problemas de salud debilitantes. Entre estas personas, por ejemplo, se encuentran aquellas que solían seguir una rutina de ejercicio rigurosa pero ahora se quedan sin aliento muy fácilmente, tal como al subir un tramo de escaleras o al lavar la ropa. También entre ellos hay personas que no pueden funcionar mentalmente al mismo nivel que antes de COVID-19: debido a la niebla mental, que no les permite concentrarse o realizar tareas que antes podían realizar. Hay consecuencias que son bastante serias y que cambian la vida a largo plazo, explica el Dr. Russo.

COVID prolongado puede estar relacionado con estas primeras señales de advertencia de que la cosa no ha terminado. De manera que la preocupación inmediata de contraer COVID no es únicamente de contraer el virus sino también los daños orgánicos y funcionales que pueda ocasionar eso. A medida que las tasas de casos continúan aumentando (cosa que es cierta), los investigadores están aprendiendo más sobre el COVID prolongado y sus síntomas persistentes potencialmente debilitantes o incluso nuevas condiciones de salud, meses después de que desaparece la infección inicial de COVID.

Todavía hay mucho que no entendemos sobre el COVID prolongado, que técnicamente se conoce por su nombre científico secuelas post-agudas de COVID-19, o PASC. Pero sí sabemos que es sorprendentemente común. Como información, hace un año casi, un estudio a gran escala de pacientes con COVID descubrió que un mes o más después de dar positivo, más del 23% acudió a un médico y le informó sobre un nuevo problema de salud, que iba desde confusión mental y migrañas hasta dolor crónico y problemas de la piel. Los síntomas prolongados de COVID fueron más comunes en pacientes con infecciones graves por COVID; pero, como señalaron los investigadores, los efectos persistentes estuvieron presentes en más de una cuarta parte de los que tenían un caso leve y en casi el 20% de las personas asintomáticas. Desde entonces, más investigaciones a gran escala han sugerido que el problema podría ser aún más común. Investigadores de la Facultad de Medicina de Penn State realizaron un estudio de más de 250,000 personas no vacunadas que publicaron en la revista JAMA Network Open y descubrieron que seis meses después de infectarse, más de la mitad de los pacientes reportaron síntomas persistentes de COVID.

En otro estudio de 200 pacientes con COVID, los investigadores identificaron cuatro factores que aparecieron temprano en una infección por COVID y parecían predecir los síntomas prolongados de COVID en los participantes: nivel de ARN del coronavirus en la sangre (también conocido como carga viral), tener diabetes tipo 2, la reactivación del virus Epstein-Barr (algo que muchas personas tienen inactivo en su sistema después de una infección infantil) y la presencia de autoanticuerpos específicos que atacan por error los propios tejidos del cuerpo. “Creemos que esta investigación enfatiza la importancia de hacer mediciones al principio del curso de la enfermedad para descubrir cómo tratar a los pacientes, incluso si todavía no sabemos cómo vamos a usar toda esa información”, dijeron los infectológos de ese estudio. En otras palabras, la investigación aún necesita más datos para confirmar los hallazgos y traducirlos en un camino para el tratamiento y prevención.

Las vacunas aun no son perfectas, pero ayudan

Por ahora, la mejor manera de prevenir el COVID prolongado es vacunarse. Vacunarse por completo puede reducir a la mitad el riesgo de COVID prolongado, según un estudio realizado en el Reino Unido. El estudio, que incluyó datos de más de un millón de personas, se realizó antes de que la vacuna de refuerzo estuviera ampliamente disponible, por lo que «totalmente vacunado» se definió como tener dos dosis de la vacuna Pfizer o Moderna o una sola dosis de Johnson & Johnson. En países como el nuestro las estadísticas sobre la probabilidad de contraer COVID son relativamente altas y de desarrollar COVID prolongado igual, una razón más para no contraer COVID intencionalmente. Uno de cada cinco sobrevivientes de COVID-19 de 18 a 64 años y una cuarta parte de los mayores de 65 años han desarrollado síntomas prolongados de COVID, según un estudio de gran tamaño de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los hallazgos subrayan que millones de estadounidenses que han sido infectados con el virus que cambió la vida tal como la conocemos pueden continuar viviendo con efectos secundarios y complicaciones a largo plazo, lo que enfatiza la necesidad de más investigación sobre las opciones de tratamiento prolongado de COVID.

Se han informado más de 200 síntomas posteriores al COVID, y los más comunes incluyen confusión mental, fatiga, tos, dolor de pecho, dolor muscular, problemas gastrointestinales, depresión y disnea (aumento del esfuerzo respiratorio), según los Institutos Nacionales de Salud.

Lo que está por venir

Si bien muchos todavía se infectan con COVID-19 todos los días, los expertos en enfermedades infecciosas deberán abordar en los próximos meses y años desde cambios en el virus, hasta nuevos daños estructurales y funcionales de estos en el huésped o enfermo. “A medida que hacemos la transición mental de pandemia a endemias, hay un cambio en el enfoque de lo que hemos sabido durante un tiempo y necesidad de un monitoreo constante del virusa a fin de determinar la próxima fase de esta pandemia” afirman los salubristas.

El comportamiento a la fecha del virus, su forma de infectar a la población, aún confirma que muchas personas sufrirán de COVID «Será una gran cantidad de personas, [potencialmente] cientos de millones» afirman los expertos. La nueva situación, también destaca la necesidad de mantenerse al día con las vacunas y los refuerzos contra el COVID-19, ya que son las mejores herramientas que tenemos para ayudar a prevenir una infección grave por el COVID-19. Los expertos saben que la vacunación ayuda a proteger, aunque «todavía estamos aprendiendo la magnitud de esa protección». Las complicaciones a largo plazo causadas por la infección continuarán desarrollándose en los próximos años. Russo afirma que “Tiene pocas dudas de que habrá consecuencias a más largo plazo, fallas de órganos, [por ejemplo], que podrían no darse cuenta hasta años después del hecho”. De tal manera que considera que “El primer paso es asegurarse de que haya una evaluación adecuada para asegurarse de que no se nos esté pasando algo más que sea tratable”.

La reinfección

Aunque políticamente se decrete: que la pandemia está concluida, los riesgos potenciales de reinfección de COVID son muy reales para todas las personas, independientemente de su estado de vacunación, sugieren las investigaciones del todo el mundo. Pero hay que estar también conscientes de que tener COVID más de una vez, aumenta el riesgo de hospitalización, desarrollar COVID prolongado o incluso morir a causa del virus. Entonces se debe estar consciente de que el riesgo de complicaciones aumenta cuanto más se infecta uno con el virus.

Foto La Hora: Cortesía
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Hay un estudio enorme al respecto. Para el estudio, el equipo del Dr. Al-Aly utilizó datos del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA) de EE. UU. Los investigadores incluyeron a 519,767 personas que inicialmente se infectaron y dieron positivo por COVID entre el 1 de marzo de 2020 y el 6 de abril de 2022. De esas personas, 40,947 se reinfectaron entre el 1 de junio de 2020 y el 25 de junio de 2022. Los grupos infectados y reinfectados se compararon con un grupo de control de más de 5.3 millones de personas. Lo que concluyeron es desgarrador: las personas que se infectan con COVID dos o más veces tienen el doble de probabilidades de morir por cualquier motivo; tres veces más probabilidades de necesitar hospitalización; tres veces más probabilidades de tener problemas pulmonares; tres veces más probabilidades de tener problemas cardiovasculares; y tres veces más probabilidades de tener un coágulo de sangre. También es más probable que experimenten fatiga, trastornos gastrointestinales, trastornos renales, trastornos de salud mental, diabetes, trastornos musculoesqueléticos y trastornos neurológicos. Podría ser que el riesgo de estas complicaciones de algunas personas sea más alto que el de otras, pero el equipo del Dr. Al-Aly no realizó análisis de subgrupos, lo que significa que los expertos aún no saben si estos problemas de salud son más o menos un problema o amenaza para ciertas personas después de la reinfección.
Independientemente, el estudio subraya que todos deben ser especialmente cautelosos con los síntomas prolongados de COVID después de dar positivo por el virus, especialmente después de una reinfección.

Si bien es necesario realizar más investigaciones, el estudio ayuda a solidificar lo que los médicos y científicos han estado tratando de comunicar durante años, dice la Dra. Al-Aly: “COVID no es en absoluto un resfriado común, ni siquiera una gripe. Esto es mucho más serio que eso”.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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