Esta imagen muestra una zona de una instalación postal, cerrada luego que fue descontaminada por tener restos de ántrax. FOTO: LA HORA/AP/MANUEL BALCE CENETA.

POR BEN FOX
WASHINGTON
Agencia AP

Un programa estadounidense creado en 2003 tras unos ataques con ántrax para ayudar a detectar armas biológicas brindó protección a menos de la mitad de los estados y no pudo detectar muchas de las amenazas conocidas, de acuerdo con un informe publicado ayer.

El programa conocido como BioWatch, que se describió en una declaración de misión como un sistema de alerta temprana a nivel nacional, pudo detectar sólo seis de los 14 agentes biológicos conocidos como amenazas potenciales. También dejó equipo de detección expuesto y sin vigilancia, según halló la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional.

«Si no se implementan cambios para abordar los problemas de BioWatch, la capacidad de Estados Unidos para prepararse, detectar y responder a un potencial ataque bioterrorista se ve obstaculizada, lo que podría dar lugar a una pérdida significativa de vidas humanas», concluyó la oficina.

BioWatch, que está gestionado por un componente del Departamento de Seguridad Nacional, fue creado en 2003 en respuesta al mortífero envío de sobres con ántrax a medios de comunicación y oficinas gubernamentales dos años antes. El programa ha enfrentado críticas durante años.

Destinado a complementar a los programas de vigilancia existentes, el BioWatch consiste en un equipo de muestreo de aire e instalaciones de laboratorios en distintas partes del país. Se suponía que iba a reducir el tiempo que toma reconocer un ataque mediante la vigilancia de agentes biológicos. Su funcionamiento cuesta unos 80 millones de dólares al año, de acuerdo con informes previos del gobierno.

Sin embargo, la oficina señaló que tiene capacidad de detección en apenas 22 de los 50 estados.

Contrario a lo que se dice, «BioWatch no opera un sistema de alerta temprana a nivel nacional», señala el informe.

Revisiones realizadas en los últimos años han culpado a la seguridad de la red de cómputo del programa, y señalado que carecía de datos confiables sobre sus capacidades para detectar un ataque, entre otros problemas. La Oficina de Lucha contra las Armas de Destrucción Masiva, encargada de gestionar BioWatch, ocupó en 2019 el puesto más bajo de entre las 420 agencias gubernamentales en cuanto a satisfacción y compromiso de los empleados, según un informe de la Oficina de Rendición de Cuentas.

Tom Ridge, exsecretario de Seguridad Nacional, y el exsenador de Connecticut Joe Lieberman, copresidentes de la Comisión Bipartidista sobre Biodefensa, han pedido que se reemplace el BioWatch, que, según dicen, depende de que los vientos soplen en dirección óptima y puede requerir hasta 36 horas para proporcionar evidencia de un agente biológico.

El nuevo informe, basado en una auditoría del programa realizada el año pasado, encontró que BioWatch ya no lleva a cabo ejercicios de rutina a gran escala, que en años anteriores habían puesto de manifiesto una variedad de problemas de preparación ante un posible ataque.

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