Esta fotografía proporcionada por la NASA muestra la segunda imagen enviada por la sonda Perseverance de la superficie de Marte, justo después de que aterrizó en el cráter Jezero. Foto: La Hora/Vía AP

CABO CAÑAVERAL, Florida, EE.UU. (AP) — La sonda Perseverance de la NASA atravesó el anaranjado cielo marciano y se posó en la superficie del planeta rojo el jueves, completando el paso más arriesgado hasta ahora en una misión para traer rocas que podrían responder la pregunta sobre si alguna vez hubo vida en Marte.

Los controladores de misión, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la agencia espacial en Pasadena, California, celebraron con alivio luego de que recibieron la confirmación de que el explorador de seis ruedas había aterrizado en Marte, que desde hace tiempo ha sido una trampa mortal para los vehículos espaciales.

La señal tardó en llegar a la Tierra unos 11 minutos y medio llenos de tensión.

“¡Aterrizaje confirmado! El Perseverance llegó a salvo a la superficie de Marte”, anunció la controladora de vuelo, Swati Mohan.

El aterrizaje representa la tercera visita a Marte en poco más de una semana. Dos vehículos espaciales, de los Emiratos Árabes Unidos y de China, ingresaron a la órbita marciana la semana pasada.

Las tres misiones despegaron en julio para aprovechar el periodo de cercanía entre la Tierra y Marte, viajando unos 480 millones de kilómetros (300 millones de millas) en casi siete meses.

El Perseverance, el explorador más grande y avanzado que la NASA ha enviado al espacio, se convirtió en el noveno vehículo espacial que aterriza de manera exitosa en Marte, todos ellos de Estados Unidos.

El vehículo, que es del tamaño de un automóvil y está alimentado con plutonio, se posó en el cráter Jezero, en una franja de 8 por 6 kilómetros (5 por 4 millas) situada en la desembocadura de un antiguo río lleno de fosas, acantilados y campos de roca. Los científicos creen que si alguna vez hubo vida en Marte, habría sido hace 3.000 o 4.000 millones de años, cuando aún había agua en el planeta.

En los próximos dos años, Percy, que es el apodo del explorador, utilizará su brazo robótico de 2 metros (7 pies) para cavar y recolectar muestras de piedras con posibles signos de vida microscópica. Entre tres y cuatro decenas de muestras serán colocadas en tubos sellados, los cuales serán recogidos por otra sonda y traídas a la Tierra por otra nave espacial. El objetivo es que vuelvan a la Tierra para 2031.

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