Londres
DPA
El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, ha reconocido este domingo que la nueva cepa de coronavirus detectada en Inglaterra está «fuera de control» y por eso el Gobierno ha tenido que actuar «rápidamente y con decisión», en referencia al confinamiento impuesto en Londres y el sureste del país. La nueva cepa no es más grave, pero sí se propaga más rápidamente.
«Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante», ha afirmado Hancock en una entrevista con la cadena británica Sky News. «Todo el mundo, en particular quienes viven en regiones designadas Nivel 4 deben comportarse como si tuvieran el virus. Esa es la única forma de poder recuperar el control», ha añadido.
En ese sentido, Hancock ha recordado que los casos se han «disparado» en los últimos días. El país se enfrenta a «un momento muy difícil de controlar hasta que llegue el desembarco de la vacuna», ha advertido.
Hancock ha especificado que hasta las 20.00 horas del sábado habían sido vacunadas 350.000 personas. «Vamos a salir adelante pero nos esperan meses difíciles», ha declarado.
Además, ha calificado de «absolutamente irresponsable» el éxodo protagonizado en la víspera por miles de personas que decidieron abandonar Londres y el sureste de Inglaterra nada más conocer la declaración de confinamiento para ambas zonas por el repunte de los casos de coronavirus por una nueva cepa de contagio acelerado.
«Los responsables médicos dejaron absolutamente claro que la gente debería deshacer las maletas», ha declarado Hancock en referencia a la petición formulada por las autoridades para que la población se quede en su casa en lugar de escapar de las ciudades afectadas, Londres en particular.
Londres y el sureste del país han amanecido este domingo en el llamado Nivel 4, uno que cierra efectivamente las zonas afectadas, obliga a los residentes a quedarse en sus domicilios salvo limitadas excepciones, cierra las instalaciones de ocio y servicios no esenciales, e impone el trabajo desde casa salvo circunstancia inapelable, según el primer ministro.
Aunque en principio la duración inicial estipulada es de dos semanas, estas restricciones se revisarán el próximo 30 de diciembre, día en que el Gobierno se pronunciará sobre una posible extensión para salvar, en la medida de lo posible, la última semana navideña.
Asimismo, en lo que al resto del país se refiere, el primer ministro ha reducido significativamente los cinco días navideños en los que tenía previsto flexibilizar las restricciones hasta ahora vigentes, y que ahora se limitará a solo 24 horas.
La oposición ha recordado que en un primer momento, el primer ministro, Boris Johnson, anunció una relajación de las restricciones coincidiendo con las Navidades, pero que ha tenido que dar marcha atrás ante el repunte de casos.
«Una y otra vez somos testigos del mismo patrón: un primer ministro que rechaza las pruebas, que ridiculiza y se burla de las preocupaciones, que titubea y retrasa la decisión y que finalmente cambia de idea en el último minuto», ha afirmado la portavoz de Exteriores del Partido Laborista, Lisa Nandy. «Esto no puede seguir así», ha remachado.