Una persona vota en una consulta organizada por la oposición para rechazar el gobierno del presidente Nicolás Maduro en Caracas, Venezuela. Foto La Hora/AP/Matías Delacroix.

Por FABIOLA SÁNCHEZ
CARACAS
Agencia AP

La oposición anunció que logró una participación de 6.4 millones de votantes en la consulta simbólica contra el mandatario Nicolás Maduro que se realizó por seis días de manera presencial y vía internet para cuantificar a los sectores opositores y utilizarlo como avala para exigir a la comunidad internacional mayor atención a la crisis venezolana.

Del total de participantes, 3,2 millones votaron el sábado de manera presencial en Caracas y diferentes localidades del interior, y otros 844.714 sufragaron en más de 50 ciudades del mundo, indicó Enrique Colmenares Finol, integrante del comité organizador, al presentar el primer boletín de resultados de la llamada «consulta popular» con 87,44% de los votos escrutados.

Asimismo, 2,4 millones de venezolanos votaron entre el lunes y el sábado por internet y una aplicación móvil, dijo a la prensa Colmenares Finol. En la presentación de los resultados no se precisó cuántos votos fueron a favor y en contra en las tres preguntas que se hicieron en el proceso opositor —que no contó con observación independiente.

«Venezuela dijo sí a la libertad», expresó Colmenares Finol al celebrar la participación que consideró como un «triunfo». El integrante del comité organizador aprovechó para exhortar a la comunidad internacional a que ayude a Venezuela «para que recuperemos nuestra libertad y nuestra democracia».

Horas antes que se dieran los resultados, el líder opositor Juan Guaidó afirmó que la consulta «cumplió con todos los objetivos» que se habían planteado al demostrar la fuerza opositora y sostuvo que la participación fue muy superior a la de las elecciones legislativas del 6 de diciembre.

«Consulta mata fraude, gente mata soledad, democracia mata dictadura», agregó.

La consulta se desarrolló de manera presencial el sábado en diferentes puntos de la capital venezolana, en otras ciudades del interior y en más de 50 países. La votación no tiene validez legal pero es aprovechada por la oposición para medir sus fuerzas.

Asimismo, procura obtener el aval de la comunidad internacional para que siga reconociendo al Congreso de mayoría opositora y a Guaidó como presidente encargado de Venezuela luego que culmine el actual periodo parlamentario el 5 de enero, indicaron analistas consultados por The Associated Press.

El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, dijo que la iniciativa le servirá a la oposición para contarse y «demostrar que se tiene el apoyo de una mayoría».

Alarcón indicó a la AP que en la medida que la participación sea elevada habrá «más posibilidades de que algunos países les resulte más fácil seguir reconociendo a Guaidó y en la medida de que el conteo sea más bajo se vuelve más difícil seguir reconociendo».

En una calle de la barriada de clase media El Hatillo, en el este de la capital, opositores instalaron un improvisado centro con algunas mesas y pequeñas cajas de cartón para depositar los votos. Entre los primeros participantes estaba José Andrade, un comerciante de 52 años, quien afirmó tras sufragar que espera que con la consulta se logre «una ayuda internacional para poder salir de este régimen».

«Todo lo que tenga que ver en contra del régimen lo vamos hacer… algo tenemos que hacer para salir de esta crisis», agregó.

En contraste, Jhony Álvarez, un topógrafo 40 años, señaló que no participaba de la consulta porque se sentía descontento con los políticos de ambos bandos.

«Lo que me queda es trabajar», indicó. «Si yo no trabajo no como. A mí los políticos no me dan nada».

Desde Bogotá, el dirigente y comisionado de Guaidó del centro de gobierno, Leopoldo López, dijo a la prensa luego de votar que la oposición utilizará la consulta para organizarse, e instó a la comunidad internacional a unificarse entorno a un proyecto común para lograr a libertad en Venezuela.

La consulta se realiza pocos días después de las elecciones legislativas, que fueron cuestionadas por la mayor parte de la comunidad internacional y en que los candidatos de Maduro ganaron sin mayores dificultades 253 de los 277 escaños y recuperaron así el control del Congreso que habían perdido hace cinco años. Era el único organismo bajo control de la oposición.

Las principales fuerzas opositoras llamaron a boicotear la elección, alegando que era un «fraude», lo que le facilitó el camino al oficialismo. Algunas organizaciones opositoras minoritarias que han mantenido diálogos con el gobierno y disidentes, a los que el Tribunal Supremo de Justicia les entregó el control de los partidos Acción Democrática, Primero Justicia y Voluntad Popular, rompieron con la coalición opositora para participar en la votación.

La abstención en las elecciones legislativas fue 69,5%, según las autoridades electorales, resultado que ha sido utilizado por la oposición para alegar que el gobierno cuenta con poco respaldo popular.

Durante este año la oposición ha tenido que batallar con fracturas internas y un creciente desánimo de sus seguidores, quienes se sienten frustrados porque no les cumplieron la promesa que le hicieron los dirigentes de sacar a Maduro del poder. El descontento se ha reflejado en la pérdida de respaldo a Guaidó, quien cuenta con un apoyo popular cercano a 25%, según algunas encuestas locales.

La iniciativa opositora arrancó el 7 de diciembre a través de la aplicación Voatz, un portal de Internet y el sistema de mensajería Telegram. En el referendo se pregunta a los venezolanos si están a favor de exigir el «cese de la usurpación» de la presidencia de Maduro, sobre el rechazo de los comicios legislativos y si ordenan ejercer gestiones ante la comunidad internacional para rescatar la democracia y atender la crisis humanitaria.

Maduro desestimó esta semana la consulta opositora alegando que «no tiene valor legal, (ni) tiene valor constitucional». «Solamente tiene valor informativo, guía para la acción», agregó.

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