La senadora Kamala Harris, candidata demócrata a la Vicepresidencia, escucha mientras el vicepresidente Mike Pence responde una pregunta durante el debate vicepresidencial, en el Kingsbury Hall del campus de la Universidad de Utah, en Salt Lake City. Foto La Hora/AP/Morry Gash.

Por STEVE PEOPLES, KATHLEEN RONAYNE, MICHELLE L. PRICE y JILL COLVIN
SALT LAKE CITY, Utah, EE. UU.
Agencia AP

El republicano Mike Pence defendió firmemente el manejo por parte del presidente Donald Trump de la pandemia del coronavirus que ha dejado más de 210,000 estadounidenses muertos, mientras que su rival demócrata Kamala Harris condenó «el mayor fracaso de una Presidencia» en la historia del país en un debate el miércoles por la noche dominado por el COVID-19.

Como medida preventiva, los candidatos estuvieron separados por paneles de plexiglás en el debate vicepresidencial, en el cual mostraron mucho mayor civilidad que en el de la semana pasada en que Trump, ahora de regreso en Washington mientras se recupera de COVID-19, interrumpió constantemente a su rival demócrata Joe Biden, en ocasiones casi gritando.

En un momento en que el virus ha penetrado los niveles más elevados del gobierno y Trump tiene solo un par de días fuera del hospital, Pence, de 61 años, reconoció que «nuestra nación ha pasado por momentos muy desafiantes este año».

Pero agregó: «Quiero que el pueblo estadounidense sepa que, desde el primer día, el presidente Trump ha puesto en primer lugar la salud de Estados Unidos». Prometió que para finales de año habrá millones de dosis de un tratamiento que aún no se ha anunciado.

Harris, de 55 años, criticó la forma constante en que Trump ha minimizado la gravedad de la pandemia, insistiendo que ella no aceptará ponerse una vacuna si el presidente republicano la apoya sin el respaldo de profesionales médicos.

«Francamente este Gobierno ha perdido el derecho a la reelección debido a esto», acusó.

Cuando faltan menos de cuatro semanas para las elecciones, los republicanos estaban esperanzados de que el debate pudiera darle a la fórmula Trump-Pence una oportunidad final para ayudar a reajustar una contienda que podría estar escapándoseles de las manos. Rezagado en las encuestas, el presidente, con Pence a su lado, pasa apuros para estabilizar a una nación en medio de múltiples crisis y con más de una decena de altos funcionarios en la Casa Blanca, el Pentágono y en su campaña infectados por el virus que él alegó que desaparecería.

Hubo caldeadas discusiones sobre el medio ambiente, la Corte Suprema y el racismo, pero en general el debate fue mucho más respetuoso que el de Trump y Biden ocho días antes. Pence interrumpió en algunas ocasiones, pero nunca como lo hizo el mandatario.

El encuentro en el horario de mayor audiencia en Salt Lake City elevó a dos candidatos con aspiraciones presidenciales propias a los que se les podría pedir que asuman la Presidencia incluso antes de finalizar el próximo mandato. Interrogantes de salud penden sobre Trump, de 74 años, que convalece de COVID-19, y Biden, de 77 años, que sería el mandatario de mayor edad en la historia del país.

Los candidatos debatieron en un auditorio de la Universidad de Utah en el que los asistentes que se rehusaran a utilizar mascarilla debían dejar el lugar, un contexto extraordinario para el único debate vicepresidencial de 2020.

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